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domingo, 16 de febrero de 2014

DÉJÀ VU EN VENEZUELA





                De nuevo los enemigos del respeto, los que no acatan la voluntad del pueblo, vuelven a la carga.  Y van….
                Son situaciones vividas, vistas. Es una campaña sin tregua y de nuevo han sembrado las calles de muertos. Son gente sin escrúpulos, les importa bien poco su país, pero sobre todo sus convecinos.
                Pero esta vez es distinto, más que nada porque lejos de ser el enésimo intento de desprestigio ó desestabilización, es un golpe de estado oficioso, si en los golpes de estado existe la oficialidad.
                Es como si se hubiese bajado la palanqueta de la activación y todo se hubiese puesto en marcha a la vez. Y como siempre, la mano activadora viene del vecino del norte, de América del Norte. Yankis que liderados por un Premio Nobel de la Paz, paradojas de la vida, coleccionista de guerras y muertos, no pueden soportar la idea de que más pronto que tarde, no puedan seguir llenando los depósitos de sus mustangs y pontiacs  a bajo coste.
País que se encuentra en la bancarrota más absoluta y que necesita liquidez del modo que sea, aunque tengan que derrocar a un gobierno electo. Nicolás Maduro es presidente de uno de los países con mayor producción petrolífera del mundo y está a poca distancia de yankilandia. La relación causa-efecto es diáfana.
           Pero no se puede dejar pasar por alto, las guerras internas existentes en MUD, partido de la oposición en Venezuela. Henrique Capriles fue el principal instigador de los sucesos acaecidos poco después de la elección de Maduro como presidente de Venezuela. Él  quien no se cansó de repetir y denunciar que el sistema electoral venezolano era corrupto y manipulado, curiosamente el mismo sistema que le dio la Gobernación del Estado de Miranda. Este personaje fue el principal causante que las calles de Venezuela se llenasen de disturbios, incendios, odios y muertos en abril del pasado año.  Ese mismo Capriles que en el pasado mes de enero estrechó la  mano que le tendía Maduro en una reunión de gobernadores en Miraflores. Una mano tendida hacia el diálogo y falta de rencor de un Presidente a alguien que no paró de insultarlo, menospreciarlo y humillarlo. Todo un ejemplo de saber estar.
Quizás ese gesto fuese el detonante para que se activase la guerra dentro del MUD. María Corina Machado y Leopoldo López lejos de solventar problemas de liderazgo de forma interna, casi con toda seguridad amparados y aconsejados por el Tito Obama, trasladaron toda la problemática a la calle para crear desestabilización, inseguridad, desconfianza  y desazón para que todo ello se volviese en contra del gobierno de Maduro.
Se da la circunstancia que en estos días pasados, mientras que Machado y López arengaban a las masas contra Maduro en un mitín incendiario, entre el público y sin participar, y lo que es más significativo, sin ser invitado a ello, se encontraba Capriles como uno más.
El aguante y la entereza de Nicolás Maduro es digna de admiración. Que hayan hecho acopio las grandes empresas alimentarias de artículos de primera necesidad para los venezolanos para desabastecer los comercios con el firme propósito de debilitar al gobierno.
Que día tras día, los medios de comunicación, hay que recordar que el 80% son holdings contrarios al chavismo,  estén continuamente en campaña hostigando al gobierno de Maduro. Si a ello se le une la campaña internacional que se une a cualquier noticia sacada de contexto por una de esas empresas y que saca en titulares ó dedica minutos y minutos para alimentar inquina y animadversión hacia todo lo que derive del chavismo.
Y encima tenga que estar vigilante por las continuas conspiraciones e intrigas provenientes de EEUU y sus adláteres. Es para tener confianza en un líder que lo es cada día más fortalecido. Encallecido por las adversidades y curtido por tanta batalla y hostilidad.
                ¿Cuándo respetarán a un gobierno elegido democráticamente? Esta tarde se ha podido comprobar con dicha como el pueblo venezolano es la verdadera gasolina de un motor bolivariano. Sin pueblo no hay revolución y sin revolución no hay socialismo. Esa premisa la tienen muy clara los venezolanos y esta tarde ha salido por miles a las calles para gritar una vez más, que exigen respeto hacia ellos y hacia su presidente Que quieren seguir viviendo en paz y desean seguir progresando como nación con unos principios y valores debidos a la ciudadanía. La gente que apoya al gobierno, los chavistas, son pacíficos y reivindican su posición con manifestaciones multitudinarias como la de hoy. Quieren demostrar al mundo, al exterior pero también a aquellos que siembran de odio y veneno sus calles, que el pueblo venezolano no será perfecto, ¿alguno lo es?, pero que ellos son los más legitimados para hacer ver y demostrar con su presencia en las calles, que la revolución bolivariana es tan suya como la de Chávez y que Maduro es un engranaje más en el motor que supone el Socialismo del Siglo XXI.
Ese apoyo, ese músculo rojo que ha aparecido hoy y ha inundado las calles venezolanas, es el signo más rotundo y claro que la revolución sigue palante y ello ha hecho, según las últimas noticias que nos llegan de allá, que las hordas no precisamente pacíficas que colapsaban calles y avenidas sembrando el terror y el caos, se han visto disminuidas en un muy alto porcentaje.
Poco a poco se dará cuenta la sinrazón que la voluntad del pueblo es soberana, potente y blindada y sin fisuras y ante eso, por mucha violencia que quieran inyectar, el amor de un pueblo a una causa y a una creencia es superior al odio porque sí, a un odio que en definitiva es al pueblo venezolano y a todo lo que representa.
Lo que sí se debería es dar una medida ejemplarizante y como si se tratara de un aviso a navegantes, se investigara, se enjuiciara y se encarcelara a todo aquel que haya tenido que ver con los disturbios acaecidos en Venezuela. Todo apunta a que el principal instigador esta vez es Leopoldo López igual que fue en su  día hizo lo propio Capriles. Que el gobierno venezolano no caiga en el error de no enjuiciar a este último  y que todo el peso de la ley recaiga en personas que lejos de amar a su país quieren destruirlo aunque para ello cueste dolor y muertos.

 Chávez vive y la lucha sigue. Fuerza y constancia Nicolás. En la perseverancia y en la resistencia reside la victoria. Y de eso sí que estamos seguros que Venceremos

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

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