De
nuevo los enemigos del respeto, los que no acatan la voluntad del pueblo,
vuelven a la carga. Y van….
Son
situaciones vividas, vistas. Es una campaña sin tregua y
de nuevo han sembrado las calles de muertos. Son gente sin escrúpulos, les
importa bien poco su país, pero sobre todo sus convecinos.
Pero
esta vez es distinto, más que nada porque lejos de ser el enésimo intento de
desprestigio ó desestabilización, es un golpe de estado oficioso, si en los
golpes de estado existe la oficialidad.
Es
como si se hubiese bajado la palanqueta de la activación y todo se hubiese
puesto en marcha a la vez. Y como siempre, la mano activadora viene del vecino
del norte, de América del Norte. Yankis que liderados por un Premio Nobel de la
Paz, paradojas de la vida, coleccionista de guerras y muertos, no pueden
soportar la idea de que más pronto que tarde, no puedan seguir llenando los
depósitos de sus mustangs y pontiacs a
bajo coste.
País que se
encuentra en la bancarrota más absoluta y que necesita liquidez del modo que
sea, aunque tengan que derrocar a un gobierno electo. Nicolás Maduro es
presidente de uno de los países con mayor producción petrolífera del mundo y
está a poca distancia de yankilandia. La relación causa-efecto es diáfana.
Pero no se puede dejar pasar por
alto, las guerras internas existentes en MUD, partido de la oposición en
Venezuela. Henrique Capriles fue el principal instigador de los sucesos
acaecidos poco después de la elección de Maduro como presidente de Venezuela.
Él quien no se cansó de repetir y
denunciar que el sistema electoral venezolano era corrupto y manipulado,
curiosamente el mismo sistema que le dio la Gobernación del Estado de Miranda.
Este personaje fue el principal causante que las calles de Venezuela se
llenasen de disturbios, incendios, odios y muertos en abril del pasado
año. Ese mismo Capriles que en el pasado
mes de enero estrechó la mano que le
tendía Maduro en una reunión de gobernadores en Miraflores. Una mano tendida
hacia el diálogo y falta de rencor de un Presidente a alguien que no paró de
insultarlo, menospreciarlo y humillarlo. Todo un ejemplo de saber estar.
Quizás ese
gesto fuese el detonante para que se activase la guerra dentro del MUD. María Corina
Machado y Leopoldo López lejos de solventar problemas de liderazgo de forma
interna, casi con toda seguridad amparados y aconsejados por el Tito Obama,
trasladaron toda la problemática a la calle para crear desestabilización,
inseguridad, desconfianza y desazón para
que todo ello se volviese en contra del gobierno de Maduro.
Se da la
circunstancia que en estos días pasados, mientras que Machado y López arengaban
a las masas contra Maduro en un mitín incendiario, entre el público y sin
participar, y lo que es más significativo, sin ser invitado a ello, se
encontraba Capriles como uno más.
El aguante y la
entereza de Nicolás Maduro es digna de admiración. Que hayan hecho acopio las
grandes empresas alimentarias de artículos de primera necesidad para los
venezolanos para desabastecer los comercios con el firme propósito de debilitar
al gobierno.
Que día tras
día, los medios de comunicación, hay que recordar que el 80% son holdings
contrarios al chavismo, estén
continuamente en campaña hostigando al gobierno de Maduro. Si a ello se le une
la campaña internacional que se une a cualquier noticia sacada de contexto por
una de esas empresas y que saca en titulares ó dedica minutos y minutos para alimentar
inquina y animadversión hacia todo lo que derive del chavismo.
Y encima tenga
que estar vigilante por las continuas conspiraciones e intrigas provenientes de
EEUU y sus adláteres. Es para tener confianza en un líder que lo es cada día
más fortalecido. Encallecido por las adversidades y curtido por tanta batalla y
hostilidad.
¿Cuándo
respetarán a un gobierno elegido democráticamente? Esta tarde se ha podido
comprobar con dicha como el pueblo venezolano es la verdadera gasolina de un
motor bolivariano. Sin pueblo no hay revolución y sin revolución no hay
socialismo. Esa premisa la tienen muy clara los venezolanos y esta tarde ha
salido por miles a las calles para gritar una vez más, que exigen respeto hacia
ellos y hacia su presidente Que quieren seguir viviendo en paz y desean seguir
progresando como nación con unos principios y valores debidos a la ciudadanía.
La gente que apoya al gobierno, los chavistas, son pacíficos y reivindican su
posición con manifestaciones multitudinarias como la de hoy. Quieren demostrar
al mundo, al exterior pero también a aquellos que siembran de odio y veneno sus
calles, que el pueblo venezolano no será perfecto, ¿alguno lo es?, pero que
ellos son los más legitimados para hacer ver y demostrar con su presencia en
las calles, que la revolución bolivariana es tan suya como la de Chávez y que
Maduro es un engranaje más en el motor que supone el Socialismo del Siglo XXI.
Ese apoyo, ese músculo rojo que
ha aparecido hoy y ha inundado las calles venezolanas, es el signo más rotundo
y claro que la revolución sigue palante y ello ha hecho, según las últimas
noticias que nos llegan de allá, que las hordas no precisamente pacíficas que
colapsaban calles y avenidas sembrando el terror y el caos, se han visto
disminuidas en un muy alto porcentaje.
Poco a poco se dará cuenta la
sinrazón que la voluntad del pueblo es soberana, potente y blindada y sin
fisuras y ante eso, por mucha violencia que quieran inyectar, el amor de un
pueblo a una causa y a una creencia es superior al odio porque sí, a un odio
que en definitiva es al pueblo venezolano y a todo lo que representa.
Lo que sí se debería es dar una
medida ejemplarizante y como si se tratara de un aviso a navegantes, se
investigara, se enjuiciara y se encarcelara a todo aquel que haya tenido que
ver con los disturbios acaecidos en Venezuela. Todo apunta a que el principal
instigador esta vez es Leopoldo López igual que fue en su día hizo lo propio Capriles. Que el gobierno
venezolano no caiga en el error de no enjuiciar a este último y que todo el peso de la ley recaiga en
personas que lejos de amar a su país quieren destruirlo aunque para ello cueste
dolor y muertos.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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