Una
vez más nos dirigimos a los recortes de periódico para saber qué opina
el diario El País, en este caso, sobre el ejercicio del derecho de
autodeterminación en Escocia. No es secreto que la existencia del
referéndum en la nación insular ha servido de inspiración para que la
generalitat de Catalunya y diferentes fuerzas que abogan por el
referéndum encuentren un ejemplo en Europa al que agarrarse. Siendo esta
la primera prueba de fuego para las aspiraciones de los que aspiran a
constituir Catalunya como estado independiente es necesario para la
oligarquía que este proceso tenga un sabor mediáticamente amargo. Para
ello El País ha contribuido a construir un imaginario colectivo
cuasi-apocalíptico para la patria de William Wallace en caso de que
decidiera optar por la secesión.
Para comenzar el titular señala como “Durao Barroso ve casi imposible una Escocia independiente en la UE”. El
tan utilizado mito de la incompatibilidad con ejercer el derecho a la
autodeterminación de manera consecuente con ser parte de la UE parece
reaparecer en el fantasma escocés para que nadie tenga ninguna duda que
la aventura catalana podría terminar fuera de la Unión Europea. El País
no contempla las razones por las que la UE impide ejercer este derecho
legítimo de las naciones a elegir su propio destino, simplemente pone la
voz de alarma recordando que este camino prácticamente excluye a los
valientes del “selecto club de los grandes de Europa”.
Para los sectores más concienciados de la izquierda que ven la UE como
un elemento reaccionario no supondrá este hecho problema, sin embargo
para la gran mayoría de la población española que aun enlaza
irremediablemente el progreso de España a su entrada en el club de las
grandes naciones del viejo continente. Rápidamente los miedos recorren
los cuerpos de aquellos que recuerdan esos años en los que la España
franquista estaba aislada de Europa y del mundo. Para rematar se indica
en una noticia anexa “Londres insinúa que Escocia tardaría años en volver a la UE” ¿Quién querría navegar solo en un mar tan inmenso durante tanto tiempo?
Seguidamente el golpe da al bolsillo. Señalan en la primera noticia relacionada que “Londres no compartirá la libra con una Escocia independiente”. Esto
significa un claro mensaje: “quien opte por la vía de la independencia
queda fuera del sistema central bancario de su país de origen” y aunque
es un hecho obvio se resalta el hecho para que el lector construya un
imaginario de caos financiero, de vacío de monedo, incluso de
cuasi-salvajismo. Esto se complementa con un gesto de “comprensión” de
David Cameron que dijo “No os vayáis. Queremos que os quedéis”
reflejado como noticia anexa por el diario español. ¿Trata El País se
mandarle una indirecta al gobierno español de cómo debería gestionar la
situación? La construcción de un imaginario colectivo de patria amable
al que incluso le cuesta mantener al hermano escocés pero está dispuesto
a hacer el sacrificio por no perder a una de las piezas de su puzzle.
¿Puede hacer eso el gobierno español? Importa poco. El lector se
inspirará en paralelismos con el caso español. Nadie quiere perder a
Catalunya… ¡sería una pena que se fueran y nos dejaran solos! Estamos
dispuestos a dejarles estar con nosotros… ¡aunque ellos no quieran!
“Una Escocia independiente debería aportar 4.000 millones más”
era el titular anexo que faltaba para recordar a los lectores los altos
costes de un proceso de independencia y lo poco viable que supone
iniciar esta senda ya que la vía de la unidad es incuestionablemente más
próspera.
Parece como si los medios lanzaran un
mensaje, “si os vais, ¡es con todas las consecuencias!” a la vez que se
indica que “con la unidad de la patria estaréis a salvo”. Un narración
interesada del proceso nacional que centra el referente escocés para
olvidar la irresponsabilidad de España con el Sáhara, territorio
colonial al que abandonó a merced de las tropas marroquíes y mauritanas
sin asegurar la proliferación de la República Arabe Saharaui. ¿Tan
rápido puede pasar un territorio de ser indiscutiblemente español a
dejar de serlo?, ¿de ser parte vertebral de la constitución de la patria
para luego ser un puñado de extranjeros a merced de los sanguinarios
designios de un rey expansionista? Capítulos de la historia española que
mejor no recordar para saber cómo trataron los gobiernos españoles a
los que dijeron que eran parte de su país.
Pero, ¿es posible que este redactor haya
tergiversado los hechos y extrapolado un caso a otro cuando El País ni
de lejos quería hacer algo así? Cuesta creerlo cuando la noticia de
titular inmediatamente enlazada al caso escocés indica que “UPyD fuerza una votación en el Congreso contra el plan secesionista”.
Si el lector no se había esforzado en hacer un trabajo de relación
entre ambos casos El País, ahora ya poco sutilmente, lo resitúa a la
problemática con Catalunya. De los problemas de Edimburgo hemos saltado
hasta los problemas de Barcelona. Bajo la temática “El futuro de Europa” nos
inducen a creer que el gran ejercicio de responsabilidad de que Europa
sea próspera pasa por resolver correctamente este tema. ¿Serán ahora
Artur Más, ERC y las CUP los principales culpables de las pocas
expectativas de Europa en un futuro en vez de los grandes monopolios
europeos que han empujado al viejo continente a esta insostenible
crisis?
El lector, horrorizado por el cataclismo
que se cierne sobre Europa, reza porque Escocia no decide ser
independiente. Ahora cree que si esto ocurre se arrastrará tras de sí a
los catalanes, y la ruina de las dos recién naciones independizadas no
será más que el preludio de una crisis de dimensiones europeas. Pero aún
hay una esperanza.
El País sabe que el mejor contrapeso al
titubeo del Estado de las autonomías es una fuerza reaccionaria que
defienda el centralismo como respuesta a los problemas nacionales de
España. Y ahí está UPyD como su opción. Frente al apogeo secesionista de
Más puede darse bombo a Rosa Díez que, como mesías de la unidad de la
patria, puede evitar que el desastre británico se contagie a España. Y
lo evitarán a (casi) cualquier precio.
Si el lector está verdaderamente
preocupado por el relato que le acaban de narrar y no confía en los
partidos tradicionales ya sabe a quién tiene que votar. Nunca un
recuadro de un rotativo digital dio tanto a UPyD por tan poco.
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