La Habana, enero de 2014
(El Original ha sido firmado por las Jefas y Jefes de Estado y de
Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños)
Las Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), reunidos en La Habana, Cuba, los
días 28 y 29 de enero de 2014 en la II Cumbre, en nombre de sus pueblos e
interpretando fielmente sus anhelos y aspiraciones.
Ratificando el compromiso de sus países con los Propósitos y
Principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho
Internacional, y conscientes de que la prosperidad y estabilidad de la
región contribuyen a la paz y seguridad internacionales.
Conscientes de que la paz es un bien supremo y anhelo legítimo de
todos los pueblos y que su preservación es un elemento sustancial de la
integración de América Latina y el Caribe y un principio y valor común
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Reafirmando que la integración fortalece la visión de un orden
internacional justo, afirmado en el derecho y en una cultura de paz que
excluye el uso de la fuerza y los medios no-legítimos de defensa, entre
ellos las armas de destrucción masiva y, en particular, las armas
nucleares.
Destacando la relevancia del Tratado de Tlatelolco para la
Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe que
estableció la primera zona libre de armas nucleares, en un área
densamente poblada, siendo este una contribución a la paz y la seguridad
regional e internacional.
Reiterando la urgente necesidad del Desarme Nuclear General y
Completo, así como el compromiso con la Agenda Estratégica del Organismo
para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el
Caribe (OPANAL), adoptada por los 33 Estados miembros del Organismo, en
la Conferencia General de Buenos Aires en agosto de 2013.
Recordando los principios de paz, democracia, desarrollo y libertad
que inspiran las actuaciones de los países miembros del SICA.
Recordando la decisión de las Jefas y Jefes de Estado de UNASUR de fortalecer a Suramérica como Zona de Paz y Cooperación.
Recordando el establecimiento, en 1986, de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur.
Recordando también nuestro compromiso, acordado en la Declaración de
la Cumbre de la Unidad de la América Latina y el Caribe, el 23 de
febrero de 2010, de promover la implementación de mecanismos propios de
solución pacífica de controversias.
Reiterando nuestro compromiso de que en América Latina y el Caribe se
consolide una Zona de Paz, en la cual las diferencias entre las
naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la
negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el
Derecho Internacional.
Conscientes también del catastrófico impacto global humanitario y a
largo plazo del uso de las armas nucleares y otras armas de destrucción
masiva, y de las discusiones en curso sobre este tema
Declaramos:
1. América Latina y el Caribe como Zona de Paz basada en el respeto
de los principios y normas del Derecho Internacional, incluyendo los
instrumentos internacionales de los que los Estados miembros son parte, y
los Principios y Propósitos de la Carta de las Naciones Unidas.
2. Nuestro compromiso permanente con la solución pacífica de
controversias a fin de desterrar para siempre el uso y la amenaza del
uso de la fuerza de nuestra región.
3. El compromiso de los Estados de la región con el estricto
cumplimiento de su obligación de no intervenir, directa o
indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y
observar los principios de soberanía nacional, la igualdad de derechos y
la libre determinación de los pueblos.
4. El compromiso de los pueblos de América Latina y el Caribe de
fomentar las relaciones de amistad y de cooperación entre sí y con otras
naciones, independientemente de las diferencias existentes entre sus
sistemas políticos, económicos y sociales o sus niveles de desarrollo;
de practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos.
5. El compromiso de los Estados de la América Latina y el Caribe de
respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su
sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial
para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones.
6. La promoción en la región de una cultura de paz basada, entre
otros, en los principios de la Declaración sobre Cultura de Paz de las
Naciones Unidas.
7. El compromiso de los Estados de la región de guiarse por la presente Declaración en su comportamiento internacional;
8. El compromiso de los Estados de la región de continuar promoviendo
el desarme nuclear como objetivo prioritario y contribuir con el
desarme general y completo, para propiciar el fortalecimiento de la
confianza entre las naciones.
Instamos a todos los Estados miembros de la Comunidad Internacional a
respetar plenamente esta Declaración en sus relaciones con los Estados
miembros de la CELAC.
Foto Oficial de la Cumbre, por Marcelino Vázquez Hernández
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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