Una carta del embajador cubano en España fue enviado al diario El PAIS
en respuesta a la editorial del diario español sobre un artículo
editorial de Cuba titulado “Y van 55 años”. La contra del embajador
nunca fue publicada por el mismo diario.
.
Esta
carta fue enviada el pasado 6 de enero de 2014 a Jan Martínez Ahrens,
Subdirector que se encuentra a cargo de “El País” en respuesta a su
irrespetuoso y mentiroso editorial “Y van 55 años”, para que fuese
publicada por el diario. Al parecer ni el periódico, ni el ocupado
Subdirector con quien se ha tratado de contactar en varias ocasiones,
han tenido tiempo para responder a nuestra embajada.
Acusación gratuita e inútil
Estimado director:
En referencia con el editorial publicado
en ese diario el día 5 de enero “Y van 55 años”, deseo respetuosamente
expresar que su definición de la Revolución cubana como “un fracaso” y de nuestros dirigentes como “cínicos” no se corresponde con la realidad.
No puedo comprobar cómo un periódico editado a miles de kilómetros de distancia de Cuba pueda asegurar, sin temor a equivocarse, que “nadie hay más consciente del fracaso de la revolución que los propios cubanos”,
hecho ampliamente refutado por los millones de mis compatriotas y
amigos en el mundo que defendieron, defienden y defenderán al sistema
que garantizó por primera vez la dignidad e independencia de los cubanos.
En 1958, el 45% de los niños cubanos
no iban a la escuela, en un país que había 10 mil maestros sin trabajo.
Hoy, como todos los días desde hace 55 años, todos los niños que en Cuba
viven, son inmunizados gratuitamente contra las principales
enfermedades y asisten a la escuela a recibir una instrucción que no
sólo es gratuita, sino de un alto nivel internacional. En el mismo país
donde cada ciudadano, sin excepción, puede recibir tratamiento médico en
un hospital, de forma gratuita y con un alto nivel humano y
profesional. Cuba es el país donde
apenas mueren 4,2 niños por cada mil nacidos vivos, mejor que el dato
registrado en Canadá que es 5 o en los EEUU que es 6. Cuba es un país sin analfabetos desde hace 52 años.
Reto a su diario que busque, encuentre y
publique en qué país esta escena se repite, a pesar del sistema de
coerción económica y política que ha mantenido por más de 50 años los
EEUU contra Cuba, un auténtico bloqueo.
Ustedes han dicho que mi país está “En
bancarrota”. Me sorprende que hable de bancarrota un diario que tal como
he leído está en “quiebra técnica” que en términos de sus propios
auditores significa que “de acuerdo al artículo 363 del Texto Refundido
de la Ley de Sociedades de Capital, se encuentra en causa de
disolución” y sólo busca su salvación financiera y existencia en los
“fondos buitres”.
Tal vez, ese sea el motivo que usted publique mentiras sobre Cuba. Alguien paga para cubrir su bancarrota. Seguro que no será la Revolución cubana. Nuestra ética impide a utilizar esos métodos.
Saludos,
Eugenio Martínez Enríquez
Embajador de Cuba en España
EL PAÍS.ES (EDITORIAL)
Y van 55 años.
05/01/2014
El pasado 1 de enero, 55º aniversario de la revolución cubana,
Raúl Castro quiso alertar a sus compatriotas del gran peligro que les
acecha: una “campaña de subversión político-ideológica” orquestada “por
poderosas fuerzas dentro y fuera” de la isla, con el objetivo de
desmantelar el régimen, “negar la vitalidad de los conceptos
marxista-leninistas” y sembrar “pesimismo con respecto al futuro”.
La advertencia fue tan gratuita como inútil: nadie hay más consciente del fracaso de la revolución que los propios cubanos,
que sufren la dictadura más longeva del planeta después de la de Corea
del Norte. Pero el discurso sirvió para poner de manifiesto, una vez
más, el cinismo de unos dirigentes parapetados en una retórica hueca.
Cuba
tiene que importar la mayor parte de los alimentos y es un país que se
mantiene a flote gracias al petróleo regalado por Venezuela, como antes
dependió de la Unión Soviética (los expertos cifran la ayuda inyectada
por Moscú en 65.000 millones de dólares). En bancarrota, y ante el temor
a un estallido social, Raúl Castro ha ido aplicando con cuentagotas una
serie de reformas para “actualizar” —dicho en sus términos— el modelo
político, desde que su hermano Fidel le entregó el poder en 2008.
Los cubanos
ya pueden viajar al exterior y vender y comprar casas y vehículos (el
viernes se levantaron las restricciones para los automóviles importados,
que comercializa el Estado al doble de su precio original).
Las reformas han dado un respiro, pero
sus efectos son limitados. Se ha enfriado el entusiasmo que provocó en
2011 la autorización para ejercer oficios por cuenta propia, como única
salida para adelgazar la inflada plantilla estatal.
Los 440.000 registrados en esa modalidad
apenas suponen un 9% de la fuerza laboral. En un país donde el sueldo
mensual medio ronda los 15 euros, no hay mucho terreno para que prospere
el sector privado. Este año el Gobierno pretende aprobar medidas para
impulsar la inversión extranjera y para ir liquidando el aberrante
sistema que paga los salarios en una moneda débil y vende los productos
en otra 20 veces más fuerte.
Las jóvenes generaciones, cada vez más
frustradas, no atienden a las consignas vacías. Para ellas, la única
“actualización” posible del modelo es su disolución. Los Castro lo
saben. Simplemente, no quieren verlo en vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario