Diego Cañamero (1956), portavoz del Sindicato Andaluz de
Trabajadores (SAT) estuvo en Barcelona el día antes de la Diada Nacional
de Catalunya para participar en un acto contra la represión organizado
por la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC). El sindicalista
andaluz, que participó recientemente en un nueva acción polémica en un
supermercado y se sumó a la iniciativa de rodar La Caixa (Encerclem La
Caixa), habló con CatalunyaPlural.cat sobre Catalunya, Andalucía y los
procesos de transformación social.
¿Cómo se ve desde Andalucía el proceso que se está viviendo en Catalunya?
La información no llega muy bien, porque en este tipo de
cosas hay los interesados en querer dar una información distorsionada
del planteamiento de los independentistas de Catalunya, pero desde el
SAT consideramos que todos los pueblos tienen derecho a decidir
libremente su futuro. Esto es como la ley de divorcio, debe existir y
hay quien no se divorcia y quien quiere divorciarse. Por lo tanto yo
creo que esto tiene que ser una cosa natural. Y espero que las
reivindicaciones de la autodeterminación coincidan también con unas
alternativas económicas, que es muy importante. Creo que hay mucha gente
que va en esa dirección, y es positivo.
¿Considera estas alternativas imprescindibles para la independencia?
Si Catalunya se separa del Estado español pero sigue con
el mismo modelo económico y el mismo modelo político, estamos en las
mismas. No se trata de separarse para hacer lo mismo, sino para hacer
cosas distintas, para que haya un gobierno del pueblo y para que haya
una profundización en todos los campos, económico, social, cultural, …
El sistema capitalista evidentemente juega también su partida e intenta
por todos los medios demostrar ante la población que no hay otro sistema
más perfecto que el sistema capitalista, pero hace que la gente sufra,
que la gente no sea feliz, que no tenga vivienda, que no tenga trabajo.
Crea un drama humano que hay que eliminar. No tenemos porque soportar
ese sistema si no nos vale. Los sistemas son como los vehículos, que
cuando no te sirven hay que abandonarlos. Si un sistema no vale, pues
nos está llevando a una situación económica de bancarrota o una
situación de penuria humana, hace falta abandonarlo y buscar otro. Con
los partidos políticos exactamente igual, cuando se vician y ya no
cumplen el papel de dinamizar la sociedad, de jugar el papel de
dirigentes para los cambios sociales, hay que abandonarlos.
¿En un momento como el actual cómo se puede articular la solidaridad entre los pueblos?
El ser nacionalista o independentista no tiene que estar
reñido con el ser internacionalista, que es muy importante. En este
momento es muy complicado que este gobierno que nos gobierna y se
cambia, que es el Partido Socialista y el Partido Popular, que es la
alternancia en la democracia burguesa, vaya a admitir que haya
separación de territorios del Estado español. Para ello hace falta
unidad y encuentro de luchas, para ir derrotando a unos partidos que
realmente se han puesto caducos, que no valen. Ni sirvieron antes ni
sirven ahora. Si no derrotamos a estos gobiernos del capitalismo jamás
va a haber independencia y jamás va a haber soberanía para los pueblos.
¿Derrotarlos para qué?
Se está demostrando que este sistema que estamos viviendo
está cada vez más tocando a su fin, que no da para más, que es un
problema y un agotamiento. Igual que se agotó la sociedad esclavista y
la sociedad feudal, tendremos que buscar un modelo de sociedad distinto,
nuevo, donde la gente controle la economía, controle la democracia,
controle realmente su futuro. Tenemos que intentar por todos los medios
que el sistema económico político que hay que diseñar en el futuro
contemple esos valores universales que hasta ahora no se contemplan. Se
contempla nada más que el privilegio para unos cuantos y la pobreza para
una parte importante de la población. Además este sistema va a acabar
con toda la naturaleza, que es lo que hace falta para que tanto las
personas como las plantas y los animales podamos vivir en harmonía. Es
un sistema que se está agotando y hace falta ir buscando un modelo
distinto de sociedad.
¿Cómo se construye ese modelo?
De abajo arriba. La gente tiene que participar. Es un
error dejar a las cúpulas los procesos y los cambios. Si hay algún
cambio por arriba es para que haya más privilegio, para que haya más
corrupción y que realmente se penalice a los de abajo. Tiene que ser el
pueblo el que se tiene que organizar desde abajo e ir construyendo las
alternativas. Y esas alternativas no solamente se discuten en el
congreso, sino que se pelean en la calle, que es lo importante. Cuando
se instala el poder arriba, esas minorías que se instalan lo controlan
todo, policía, jueces, dinero, televisión, … todo. Para que eso se
tambalee hace falta mover la cimentación, que es el pueblo, para que los
de arriba se caigan. Eso es lo que nosotros intentamos con nuestra
lucha, que la gente se percate de que la democracia es una farsa, que
los partidos ya no nos representan, aunque tengan el voto, porque se
sitúan al margen de lo que el pueblo piensa, y prometen una cosa y hacen
lo contrario, por lo tanto el pueblo es el que tiene que tomar partido
en esta batalla, que es muy importante, para ganarla.
¿En este contexto, qué papel juegan acciones polémicas como las ocupaciones de los supermercados?
El objetivo de ocupar los supermercados y expropiar
alimentos de primera necesidad o material escolar es denunciar una
situación de pobreza. Decir ante la opinión pública, ante el mundo, que
en la Europa del bienestar, entre comillas, de la democracia, de las
libertades, y del progreso se pasan necesidades y hay pobreza y hay
hambre. En Andalucía hay dos millones de personas por debajo del umbral
de la pobreza. Tenemos un 37% de paro, 67% de paro juvenil, 86 mil
familias que han desalojado de sus casas, y hay un subdesarrollo
endémico, histórico. Hay que denunciar eso con esas acciones que
hacemos. Nosotros somos conscientes que no vamos a alimentar a los dos
millones de pobres, ni vamos a darles lapices, ni borradores, ni
libretas a las miles de familias que lo necesitan. Es un acto simbólico
de denuncia para que les de vergüenza a nuestros gobernantes, que
solamente gobiernan para las multinacionales, para los ricos, pero no
para el pueblo.
¿La solución pasa por quitarles a los ricos lo que tienen y repartirlo entre los de abajo?
Pasa porque haya una apuesta económica en base a las
necesidades del pueblo. Que todo, la economía, las libertades, la
democracia, esté en base a la mayoría del pueblo. Para ello hace falta
cambiar estos gobiernos, que no valen, y hacen falta otros gobiernos que
vayan en otra dirección. Eso es lo que estamos intentando con nuestras
luchas, protestando por la situación económica, por la situación social,
pero también indicando que hace falta un modelo económico y una
dirección política totalmente distintos a los partidos que apoyan el
sistema capitalista o, como ellos le llaman, el sistema de libremercado.
Ese sistema que se está agotando, evidentemente se agarra ahí a los
árboles como los monos para no caerse, pero se agota y hace falta buscar
un sistema totalmente distinto.
El subdesarrollo que tiene Andalucía es debido al pacto
entre la burguesía del norte y los terratenientes del sur, que nos hizo
aportar mano de obra barata y materias primas y empobrecer ese
territorio. No somos culpables de la pobreza. Cuando el señor Duran i
Lleida dijo que los campesinos catalanes dejan la cosecha en el campo
sin poder recolectar mientras que los jornaleros cobran el PER y se van
al bar, la verdad es que nos vamos al bar o nos vamos a la plaza porque
estamos en paro. Y si estamos en paro es porque hay unos culpables, los
políticos que nos han gobernado, entre ellos el señor Duran i Lleida,
que ha gobernado en coalición tanto con el PSOE como con el PP. Ellos
son culpables. Nosotros no queremos ni paro, ni queremos PER, ni
queremos subsidio, porque eso es humillante. Queremos trabajo, queremos
dignidad, queremos que las manos sirvan para trabajar y para crear
riqueza. No queremos estar en la puerta de la cola de un banco pidiendo
una limosna de cuatrocientos euros. Y además en la tierra más rica de
Europa, y con un material humano envidiable. En Catalunya hay un millón y
medio de personas que tuvieron que venir de Andalucía huyendo de la
pobreza para trabajar aquí, buscarse una vida mejor, pero al mismo
tiempo han contribuido al enriquecimiento o al desarrollo de esta
tierra. Ellos son los culpables de que nosotros estemos así y nosotros
lo que intentamos por todos los medios es salir de ese atraso histórico
que tenemos.
¿Cómo se construyen alternativas en el campo para superar esta situación?
En Andalucía la reforma agraria es fundamental. La tierra
es un don de la naturaleza, tiene que estar al servicio de las
personas, de la economía social. No la titularidad de la tierra. La
tierra no hay que repartirla para nadie porque no tiene porque tener
dueño. La tierra no es ni un puente, ni un coche, ni una lavadora, ni un
televisor, ni un automóvil, no la ha fabricado nadie. Es un don de la
naturaleza y tiene que estar al servicio de las personas, de la
economía, de las comarcas. Es un insulto que haya terratenientes que
tengan 30 mil o 15 mil hectáreas. Hace falta que esas tierras pasen a
nombre de la Junta de Andalucía, de los ayuntamientos, y que esas sirvan
para crear proyectos de desarrollo. Y sobre todo hay que transformar
todos los productos agrarios. Tenemos el 95% del algodón y todas las
industriales textiles estan fuera de Andalucía. Tenemos 40 mil hectáreas
de naranja y todos los zumos se fabrican fuera. Tenemos tomates y todos
los zumos fuera, tenemos pipas y todos los tostaderos fuera. No hay
industria de transformación. Lo que hace falta es que se transformen ahí
también los productos para que el valor añadido se quede en esa tierra y
empiece a desarrollarse. Para eso hace falta un gobierno capaz, con
coherencia política, con dignidad, para apretar fuerte para que la
tierra juegue ese papel. Y no solamente la tierra sino bancos de ayudas
para los campesinos, para las cooperativas, etcétera.
¿Y qué papel está jugando el gobierno andaluz, ahora en coalición con Izquierda Unida?
Yo creo que es más de lo mismo, porque el PSOE es un
partido que lleva gobernando Andalucía hace más de 30 años y la sitúa en
el cuarto lugar de pobreza de Europa, y se ha conformado con el
folklore, con el Rocío, con los chistes de Lepe, la Semana Santa, el
turismo, pero no ha profundizado en el desarrollo industrial de
Andalucía. Un partido que se ha situado simplemente en las subvenciones.
Sobre todo creo que es un partido que ha defendido a los
terratenientes. De hecho le dió una medalla a la Duquesa de Alba, que es
la terrateniente más importante de Andalucía y tiene 34 mil hectáreas.
Un partido que no hace nada por el pueblo, para transformarlo, y está
metido en varias casos de corrupción tremendos. Que Izquierda Unida
apoye eso, la verdad es que nos llena de tristeza y de indignación al
mismo tiempo, porque es apoyar a un partido culpable del subdesarrollo y
de la pobreza de Andalucía.
¿La unidad de movimientos populares que predica debe plasmarse en un candidatura electoral?
Tenemos que aprender un poquito de los procesos que han
hecho en América Latina, que se han colado en las democracias que los
que mandan fabrican para ellos y que nos ven como un intruso. Pero es
posible colarse en esas democracias y en esos parlamentos para ir
cambiando, y cambiar la constitución. Para que haya separación y para
que haya libertades, para que haya soberanía, tiene que cambiar la
Constitución española, y para eso hace falta derrotar unos gobiernos que
no están dispuestos a cambiarla.
¿Entonces cree que el pueblo puede ganar en las urnas?
Sí, creo que el pueblo puede ganar en las urnas. Lo que
hace falta es unidad del 90% de la población, y creer que eso es
posible. No hace falta hacer una bíblia con el tema de los acuerdos,
sino diez cosas fundamentales e intentar ganar en la calle con la
movilización social, y también en las urnas.
¿Tiene en la cabeza cuáles son esas diez cosas?
Yo diría... Banco del pueblo, energía del pueblo, tierras
del pueblo, en fín, la sanidad, la educación, el agua, … Todo eso tiene
que ser del pueblo. Muchas veces me acusan de querer abolir la
propiedad privada. Yo digo que no. Yo tengo unos pantalones y son míos,
no quiero abolirlo todo, ni unos zapatos, ni un televisor, ni un coche,
ni un pequeño campesino, ni un autónomo. Hay que abolir las grandes
multinacionales, los grandes monopolios, que son los causantes del paro,
del subdesarrollo, de la miseria, de la guerra, de las contaminaciones,
en fín, del desastre. Eso sí que hay que abolirlo y ponerlo realmente
en manos del pueblo, la economía, la cultura, la democracia, todo en
manos del pueblo. Creo que nadie puede estar en contra de eso. Ningún
burgués puede estar en contra, porque le estamos diciendo que todo en
manos del pueblo, entre ellos él, a no ser que quiera otra cosa para él
solo. Si lo quiere para el pueblo, y para sus hijos, y para la sociedad
en su conjunto, tendrá que estar de acuerdo con nosotros.
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