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sábado, 21 de diciembre de 2013

VENEZUELA: DIÁLOGO CON LOS ENEMIGOS


por Raúl Bracho
 
Sábado, 21 de Diciembre de 2013 

El enemigo seguirá siendo el enemigo, pero supo aceptar las normas que la democracia impone, que el pueblo y la patria exigen, las batallas deberán ser en base a resultados. 
Quien más gallardía mostró fue Nicolás Maduro, de frente, como siempre, con su espontaneidad bien administrada, convocó al diálogo a los alcaldes y gobernadores de la oposición. 

Nada más que verlos de pie entonando el himno nacional cantado nada menos que por nuestro comandante Hugo Chávez, de pie repito, frente a Nicolás, presidente electo, ya fue una victoria. Su discurso de apertura fue la firma propia a su gestión, Nicolás Maduro se las jugó para darle un parao a la arremetida fascista y terminar de desbaratar las agendas ocultas. 

Más allá de lo que sucedía en Miraflores, Maduro ante la historia patria terminaba de mostrar su gran victoria como líder y presidente obrero, había puesto su pie en firme al otro lado de la historia, saltando el abismo infernal del golpe que se sorteaba antes del 8 de diciembre con el plebiscito frustrado y revertido en victoria popular y la guerra eléctrica, económica y sicológica desatada. 

Se sentó a dialogar con el enemigo derrotado, con sus escasos alcaldes y gobernadores que concurrieron a su llamado no a combatirlo sino a pedirle, a dios gracias y ojalá sea cierto,  apoyo para la gestión por hacer, luego de sus pírricas victorias. 

Audaz y original, dentro de los márgenes políticos, Nicolás dialogó con los enemigos de la patria, de Chávez y del pueblo, con los representantes de partidos políticos oligarcas que aun así, resultaron ser jóvenes políticos que pudieran después de este encuentro, revisar sus posiciones y que de manera expresa se veían honestos al pedir apoyo para sus regiones, como el alcalde de Rio Caribe.

Nicolás Maduro cerró quizá en esa reunión una era de lenguajes escatológicos y ofensivos en las diatribas políticas, al reconocerse unos a otros con obligación deberán nacer discursos ya no lacerantes y ofensivos para abrir paso al debate político basado en obras, en resultados, en honestidad, en entrega al pueblo como lo manda la constitución que todos juraron reconocer como mandato.

El alcalde metropolitano Antonio Ledesma, adeco de siete suelas y circense de cuatro palos, pudo practicar un tanto como nuevo candidato presidencial con discurso bien adeco y perfumado, por cierto, donde supo lavarse la cara ante su público. El trabajo sucio lo intentaron hacer los dos alcaldes de Leopoldo López y bien raudo y veloz Nicolás les salió al paso.

La patria, esa que desconocen los opositores, de la que se burlaban, respondió contundente el 8 de diciembre, la patria hoy celebra navidades. Comienza un año nuevo con políticas claras que detienen a los especuladores y a los capitalistas salvajes, que restituye precios en el mercado de productos y eso lo sabe y lo siente el pueblo, chavistas y opositores saben que Nicolás está gobernando, como nadie se esperaba que lo hiciera, está cumpliendo su promesa de continuar el camino.

El enemigo seguirá siendo el enemigo, pero supo aceptar las normas que la democracia impone, que el pueblo y la patria exigen, las batallas deberán ser en base a resultados. Los alcaldes opositores deben ser apoyados por el gobierno central y  a la vez, más que nunca, ser epicentros de la contraloría comunal, como deberán serlo también los alcaldes y alcaldesas nuestros. Allí está la victoria de este diálogo, en que el pueblo, cada día más sabio, nos estará y los estará viendo, para luego decir quien sí y quien no hizo lo que dijo.

La mejor batalla que gana Nicolás y que gana el pueblo es la que se libra contra quienes roban con márgenes descarados de ganancia, a quienes ya nadie se atreve a defender desde las barras políticas, capitalistas que a diario son sometidos por la contraloría de un gobierno que supo ponerles un parao.

¡Libertad y asilo para Julián Conrado, Nicolás!


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