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viernes, 13 de diciembre de 2013

GUERRRILA PARAGUAYA (EPP) GOLPEA OTRA VEZ Y NO PERMITEN UTILIZAR AGROQUÍMICOS

 


 EPP ejecuta un militar y deja al menos un herido, durante incursión de las "fuerzas conjuntas" en zona guerrillera. En su zona la guerrilla no permite transgénicos y por supuesto tampoco agroquimicos

Un integrante de las Fuerzas Armadas con el rango de sargento 1º fue eliminado a tiros y al menos otro más fue herido por miembros de la guerrilla EPP la madrugada del 8 de diciembre, en la zona del asentamiento Núcleo 5 de la jurisdicción de Arroyito, Horqueta, en el departamento de Concepción.
El militar fallecido es César Fernández y el que fue herido, Mario Ávalos, según fuentes oficiales. Ellos formaban parte de las fuerzas conjuntas, del Ejército y de la Policía Nacional, que realizaban una incursión en dicha área.

Los represores están desde hace meses en el Norte de la Región Oriental en procura de desbaratar al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), pero hasta el momento no han conseguido más que bajas propias.

El neoliberalismo castiga también a los militares

Una ambulancia que llevaba al menos a un herido pasó raudamente por la ciudad de Horqueta rumbo al hospital de Concepción alrededor de las 03:00, y debía transitar todavía unos 45 kilómetros para llegar a destino. En ese momento, según los datos recogidos, no había médico de guardia en el centro asistencial horqueteño.

De esto se vienen quejando desde hace tiempo los habitantes de la zona, ya que el gobierno disminuye año tras año el presupuesto de Salud pública, y los vecinos tienen que arreglarse como pueden cuando hay un enfermo. En el pueblo tampoco hay ambulancia, por lo que en caso de emergencia deben esperar que les envíen una desde Concepción, lo que no siempre se logra a tiempo.
De acuerdo con versiones, el efectivo herido está grave y por esa situación se preveía que sea trasladado en avión desde Concepción hasta el Centro de Emergencias Médicas (CEM) en Asunción. Los militares se negaron a brindar la más mínima información, por lo que no se pudieron confirmar las versiones de que había más heridos.

Dejan el cuerpo

Por comentarios de algunos participantes en el operativo represivo, se pudo saber que el cuerpo del militar que murió permaneció varias horas en el sitio del ataque, ya que los militares no se atrevían a levantarlo por miedo a nuevos ataques de la guerrilla.

En la mayoría de los ataques perpetrados por la guerrilla, el EPP deja panfletos atribuyéndose la autoría de los atentados. En los mensajes, menciona una serie de leyes revolucionarias de obligatorio cumplimiento para los dueños y empleados de los establecimientos de la zona guerrillera.

Entre ellas, la prohibición del cultivo de soja, maíz y otros productos que requiera la utilización de agroquímicos o semillas transgénicas. También prohíbe la contaminación de arroyos y la deforestación de bosques, lo que explica en parte el apoyo que recibe esta organización por parte del campesinado pobre y del activismo campesino.

Otros operativos guerrilleros

El 28 de octubre pasado el EPP incendió un retiro de la estancia Santana, de Arroyito, perteneciente a un conocido terrateniente y explotador de campesinos. Un grupo de 16 personas, vestidas con ropas camufladas y pasamontañas, ingresaron en horas de la noche a la estancia, situada en Hugua Ñandu. Los guerrilleros tuvieron durante varias horas de rehenes a las personas que se encontraban en el lugar, mientras incendiaban las instalaciones.

El 23 de octubre en el departamento de Concepción un destacamento del EPP atacó a un grupo de las fuerzas represivas y a un conocido terrateniente de este país. En el ataque murió un jefe de la policía y fueron heridos varios agentes. La guerrilla destruyo varios vehículos de de las fuerzas policiales. En la misma acción, los rebeldes distribuyeron un panfleto en el cual reivindican dicho atentado al mismo tiempo de anunciar nuevas acciones.

El operativo guerrillero se inició mientras un rico ganadero residente en la ciudad de Horqueta logró escapar, luego que un grupo de personas armadas dispararon contra su automóvil en un supuesto intento por detenerlo.

El potentado avisó inmediatamente a la policía que envió tres patrulleras al lugar con personal encabezado por el comisario Manuel Escurra, jefe de una unidad policial y reconocido torturador, las cuales fueron recibidas a balazos y una de ellas estalló en el camino lleno de explosivos. El comisario Escurra recibió un balazo en la cabeza que le costo la vida y otros suboficiales resultaron heridos en el ataque.

Asimismo, el miércoles 21 de agosto pasado un puesto policial de Arroyito fue atacado a balazos por el EPP, desde un bosque cercano. Dicha arremetida fue contra la sede policial Nº 7 ubicada en el distrito de Horqueta, departamento de Concepción. Los agentes habrían respondido el fuego solo después que los guerrilleros se retiraron, y según la información oficial no hubo heridos.
EL domingo 18 de agosto fue atacada una patrulla, donde resultó herido un suboficial de policía. El vehículo recibió 72 balazos.

El sábado 17 de agosto un suboficial de policía y cuatro guardias de seguridad del establecimiento ganadero “Lagunita” de Tacuatí, San Pedro, fueron retenidos y ajusticiados por el EPP.

El sargento se llamaba Feliciano Coronel Aguilar (38) y se encontraba trabajando en la seguridad del terrateniente, como hacen muchos policías aún en horas de servicio, en la estancia del departamento de San Pedro. El EPP sentenció a muerte a los cuatro custodios de la estancia y al suboficial por violar una de las leyes revolucionarias, que prohíbe a los empleados de las estancias de la zona portar armas de fuego.

En pleno festejo del día de los trabajadores, el pasado 1 de mayo el EPP atacó la estancia del presidente de la Asociación Rural del Paraguay de Concepción, José Epifanio Galeano, donde tomó de rehén al personal del terrateniente e incendió un retiro.

El puesto policial de Arroyito fue afectado también por un operativo del EPP el 21 de abril de 2010, cuando fueron ajusticiados uno de los agentes que prestaban servicio en el lugar, de nombre Joaquín Agüero Benítez, de 26 años y tres guardias de seguridad. Este policía había acudido (corriendo, como siempre que llama el hacendado) a un llamado realizado desde la estancia Santa Adelia y fue una de las cuatro víctimas de la emboscada de la organización de izquierda.

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