La educación y todo lo que ella
comporta, es uno de los ámbitos más importantes en la vida de cada
persona, no solo en cuanto a formación académica, sino que conforma al
individuo de una serie de valores éticos, morales y de una identidad o
pensamiento crítico en la sociedad en la que se enmarque.
Educación, una palabra muy de actualidad
a pesar de su antigüedad, es un elemento central del debate de la
sociedad española, pero más arraigado aún en toda conversación tras la
situación de crisis económica y de los recortes sufridos en dicho ámbito
(sin olvidar los grandes debates como el de sanidad). En España hemos
pasado por una serie de leyes educativas, las cuales son LODE, LOGSE,
LOCE y LOE. Como se observa, en el periodo dado desde la transición
hasta el día de hoy, la educación española no ha vivido nunca una
estabilidad firme, pues siempre ha sufrido de cambios ya fuera para
corregir la anterior o para cambiarla mayoritariamente.
Hasta ahora las leyes educativas por las
que se han navegado no han sido la panacea de la educación, pero si se
ha conseguido aumentar una serie de números positivos e indicies
mejorados con respecto al periodo franquista, sobre todo en cuanto a
escolarización, acceso a estudios superiores…etc. Pero la falta de
compromiso de los sucesivos gobiernos, ha venido creando siempre una
inestabilidad mayor en el sistema educativo que nunca termina de
asentarse y afianzarse. Esto no significa que se deba acatar uno
existente y cargar con sus errores.
La verdadera solución pasa por
plantear un modelo educativo que parta del consenso entre la comunidad
educativa (profesores), padres y madres, gobierno, pedagogos
(especialistas) y el propio alumnado, dejando al margen intereses
políticos, privados y religiosos. La nueva ley orgánica planteada para
establecer un nuevo modelo educativo, la LOMCE, vulnera este principio
inicial; el consenso.
Puede que a veces se peque de criticar por
criticar por tendencias ideológicas, pero si nos paramos a analizar, la
LOMCE se parece bastante a su predecesora LOE, pero con unas diferencias
puntuales e identificativas que se agravan en el contexto
socioeconómico en el que nos hallamos. Por lo tanto, analizar la nueva
ley buscando sus puntos negativos es la mejor forma de criticar su
implantación, teniendo conciencia de lo siguiente que se va exponer:
1. La búsqueda de puntos negativos son
desde mi propio criterio, pero contrastados con fuentes y desde un punto
de vista democrático y no partidista. Es una crítica propia, pero
partiendo desde la objetividad.
3. El fin de esta crítica es crear la
siguiente idea: La LOMCE no significa que un retroceso hacia la LOE sea
lo necesario, sino que necesitamos de un modelo educativo nuevo y
consensuado, pero a su vez flexible para corregir sus posibles errores o
necesidades en una sociedad cambiante para el estudiante, profesor y
trabajador.
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