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sábado, 17 de agosto de 2013

UNA HOZ DE REBELDIA Y UN MARTILLO DE PROTESTA


17.08.2013.
Miguel Hernández, El labrador de más aire, 1937


















En el siguiente fragmento de la obra teatral de Miguel Hernández, El labrador de más aire,  el poeta del pueblo, siempre entregado y comprometido con la lucha de la clase obrera y campesina, hace a sus espectadores y lectores la anterior pregunta, que bien puede ser aplicada a la lamentable situación actual de los trabajadores de toda Europa.


Ante la resignación, la pasividad, la postración y la mansedumbre frente a la ofensiva actual de recortes, humillaciones y destrucción de los logros conquistados llevada a cabo por la clase dominante, bien que se ajustan los siguientes versos del poeta español del final de la Escena IV de la obra citada, que terminan ofreciendo la única solución posible a los explotados para poder despertar y ofrecer batalla a los que no pararan hasta convertirlos de nuevo en esclavos: ¿Por qué no lleváis dispuesta, contra cada villanía, una hoz de rebeldía, y un martillo de protesta?

Lo contrario, como sabía bien el poeta, significa dejarse "pisar, morir o matar", y seguir condenados, a pesar de las apariencias de bienestar con las que de vez en cuando se hace creer al burro que va a lograr morder la zanahoria, a continuar siendo rebaño.

Unos versos que aunque se escribieran hace casi ocho décadas, lamentablemente siguen teniendo la misma urgencia que entonces, la misma actualidad:
"Os declaráis bajo el mal
tan postrados y tan yertos,
que habláis lo mismo que muertos
a los que todo da igual.
Y ante seres tan pasivos,
en mi corazón se entabla
la cuestión de ver si habla
con los muertos o los vivos.
Tan resignado, tan manso
vuestro triste cuerpo va,
que a mí me parecéis ya
cadáveres sin descanso.
Basta de resignación,
de pies y de manos presos.
¿No tenéis alma en los huesos
ni sangre en el corazón?
¿Campará el pájaro malo,
y tendréis siempre a su antojo
sonrisas para su ojo
y espaldas para su palo?
Cuerpo de hombre que se deja
pisar, morir o matar,
al cuello debe llevar
el balido de la oveja.
Nadie se deje morir
mansa y silenciosamente,
para que la humilde frente
no le vengan a escupir.
¿Por qué no lleváis dispuesta
contra cada villanía
una hoz de rebeldía
y un martillo de protesta?
La obra completa se puede leer pulsando sobre la imagen:

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