10 de agosto de 2013
La clase obrera ha
demostrado ya a lo largo de la historia, y lo demostrará aplastando al
sistema capitalista tarde o temprano, que es capaz de "tomar el cielo
por asalto".
En 1917 en Rusia y en
1949 en China dichas revoluciones elevaron de manera efectiva, real, a
las clases oprimidas al poder político, a tomar el cielo por asalto, a
asumir en sus manos el manejo de los asuntos de la sociedad.
La historia no es un
proceso lineal sino que es un proceso de avances y retrocesos. La clase
obrera tomo el poder en diversos países y por desgracia lo perdió, así
como conquisto derechos y mejoras y actualmente las estamos perdiendo y
regresando a los tiempos de esclavitud.
Pero estos son reveses
temporales ya que la historia mirada en perspectiva nunca da marcha
atrás, como mucho hay retrocesos temporales. Tarde o temprano el
proletariado cumplirá su misión histórica y el sistema burgués será
destruido y reemplazado por el sistema proletario y el mundo se
encaminara hacia el comunismo.
Hoy la clase obrera debe
tomar conciencia de su grave situación, de la guerra que la burguesía
la ha declarado, de como estamos retrocediendo a los tiempos del más vil
capitalismo y la esclavitud y que debe prepararse para tomar el cielo
por asalto. Todos los derechos que fueron conquistados gracias a mucha
sangre derramada en dura lucha por la clase obrera están siendo
desmantelados. Todo los derechos que nuestros abuelos conquistaron en
dura lucha las alimañas de la burguesía los están suprimiendo
actualmente.
En el pasado los
capitalistas se vieron forzados a ceder determinadas concesiones (el
llamado "estado del bienestar") y otorgar mejoras a las clases
populares para mantenerlas "tranquilas" y que el ejemplo de la
revolución proletaria triunfante en la URSS y otros países no se
expandiera. Hoy no tienen el peligroso ejemplo del campo socialista y
por tanto están desmantelando las concesiones que antes se vieron
obligados a otorgar para mantener el sistema. Hoy tienen el campo libre
para explotar más salvajemente a la clase obrera y demás clases
populares a menos de que estas se pongan en pie y se organicen para
tumbar este sistema cada día más vil e injusto.
Hoy los sectores
conscientes de la clase obrera nos encontramos en un momento muy difícil
por la situación de gran confusión y dispersión existente en el
Movimiento Comunista Internacional (MCI), en el cual hay desde sectores
honestos que trabajan por la revolución hasta toda clase de oportunistas
que actúan como destacamentos de la burguesía en seno del movimiento
obrero. El MCI necesita depurarse de todo el colosal montón de basura
que tiene en su interior y que solo hace acrecentar la confusión y la
dispersión, y por otra parte los sectores honestos que realmente
pretendan trabajar por la Revolución Proletaria y el Comunismo deben
hacer un balance de los aciertos y los errores cometidos, abandonar los
sectarismos estériles e intentar unir a los susceptibles de ser unidos
sobre la base de los principios comunistas y la acción revolucionaria
común. Principios comunistas y acción revolucionaria común deben ir
unidos.
Los cambios sociales
profundos no se logran con votaciones en el Parlamento ni por medios
pacíficos: hay que imponérselos a los poderosos por la vía de las armas,
de la revolución social, de organizar la rebelión de los trabajadores,
de los oprimidos y para ello hay que crear unos instrumentos
indispensables (Partido Proletario, Ejercito Popular, Frente de las
clases oprimidas) para tales fines. Hacia estos objetivos debemos
avanzar los sectores conscientes de la clase obrera.
La clase obrera debe
tomar el poder político si quiere comenzar a acabar realmente con las
injusticias del orden social capitalista: tal es la lección, positiva y
negativa, de la lucha de clases de los últimos dos siglos. Toda otra
definición no es más que una mistificación para conducir las heroicas
luchas sociales que ha dado el período reciente a la vía muerta y
tramposa de las “instituciones” del régimen y el Estado capitalistas.
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