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sábado, 31 de agosto de 2013

EL PRESIDENTE SANTOS DECLARA LA GUERRA A LOS CAMPESINOS COLOMBIANOS


Cuando en la mesa de dialogo entre el gobierno de la oligarquía colombiana con el movimiento que encabeza el Paro Nacional Agrario iniciado el pasado 19 de agosto, se dio paso a la discusión sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, Juan Manuel Santos se quedó sin respuesta y decidió declarar la guerra contra el movimiento campesino, militarizando Bogotá y ordenando a 50 mil efectivos de las Fuerzas Armadas reprimir a su propio pueblo.

Después de las masivas manifestaciones de apoyo realizadas en el día de ayer en varias ciudades de Colombia en solidaridad con el Paro campesino, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó este viernes la militarización de Bogotá y de todas las zonas donde sea necesaria la presencia de soldados para evitar las movilizaciones y llamó a sus ministros a levantarse de la mesa de diálogos que mantenía con los campesinos

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“Apoyamos la determinación de decretar el toque de queda en Bogotá, del mismo modo que lo haremos en cualquier municipio donde se presenten disturbios”, señaló Santos, al tiempo que anunció que 50 mil efectivos de la fuerzas militares trabajarán en conjunto con la Policía Nacional para la restaurar la “movilidad de las carreteras, informó Telesur.

Este jueves, la policía colombiana ejerció coacción contra la multitud de manifestantes con gases lacrimógenos y ballenas, cuando las personas estaban congregadas en la Plaza Bolívar de la capital, situada al centro de Bogotá.

El reclamo colectivo de obreros, campesinos, estudiantes, médicos, mineros, maestros y demás trabajadores agrarios, que arrancó el pasado lunes, es de carácter indefinido y busca rechazar las políticas antiobreras y antipopulares que coartan y limitan derechos, privatizan instituciones y entregan recursos naturales a las transnacionales.

Además, los pequeños agricultores buscan garantías para el acceso a la propiedad de la tierra, la constitución de zonas de reserva campesinas, una política favorable a los mineros artesanales y mejoras en las zonas rurales, especialmente en cuanto a salud y acceso al agua potable.

La represión policial y los enfrentamientos no han cesado, mientras los restantes campesinos de otros 16 departamentos siguen en pie de protesta a la espera de ser escuchados y aseguran que “este paro va para largo”.

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