Para mantenerse ‘ad eternum’, el sistema fascista-neoliberal confía
en que la gente ‘odiará’ leer y preferirá siempre ver TV
¡¡NO LEAN, pues leer hace pésimo, estraga el ánimo y malgasta el
tiempo en asuntos que no deberían interesar a nadie!! ¡¡Diviértanse,
vean televisión, visiten un Mall, vayan al cine, al estadio o a una
playa, pero no lean, no sean estúpidamente ‘antiguos’... sean modernos,
civilizados y tecnológicos!!
Por cierto, las líneas anteriores no se encuentran en parte alguna. Hasta este momento ningún gobierno, partido político ni empresa ha osado mencionarlas. ¡¡Pero, las proponen diariamente sin necesidad de explicitación!!
¿Leer? ¿Y para qué? Ni siquiera los candidatos al Ejecutivo y al Legislativo presentan en estos tiempos sus programas. Les basta con chacharear algunas mentirijillas frente a una cámara de televisión para “enjundiar” la campaña cuyo núcleo siempre será dable encontrar en esas visitas “puerta a puerta”, las que, en estricto rigor, no dicen nada, no comprometen nada y no obligan a nada.
Por supuesto que escribir es peligroso… y mucho, ya que allí quedan plasmadas promesas, compromisos, deudas y acuerdos, lo cual constituye, judicialmente, prueba suficiente al momento de cobrar lo ofrecido. Por ello, ni escribir ni (menos aún) incentivar la lectura. ¡¡Todos al mal!! ¡¡No dejen de ver el último show televisivo!! ¡¡No piensen… sólo disfruten, ero paguen, y caro, para ello!!
La derecha, en este gobierno ‘piñerista’, hizo piel las líneas anteriores. Los ‘excelentes’ asesores académicos formados en tierras del imperio norteamericano se esmeraron en La Moneda y en el MINEDUC por rebajar al máximo posible la enseñanza de la Filosofía, las Artes y la Historia. Sin embargo, no están contentos ni satisfechos con lo realizado… quieren avanzar hasta alcanzar límites insospechados dando en el gusto a los grupos fundamentalistas-expoliadores (vulgo, ‘aristocracia chilensis’) quienes les exigen hacer esfuerzos para que –ojalá antes de cinco décadas- las nuevas generaciones dominen perfecta y felizmente la lengua de Shakespeare, olvidando por completo esa peligrosa, magnífica y siempre potente lengua cervantina que es tan proclive al verso rebelde, a la idea ingeniosa, a la democracia popular.
No crea usted que lo anterior es mero “cahuineo”, no pues. El asunto ya pasó de castaño a color oscuro total. Incluso en las postulaciones a la Presidencia de la República ello se observa, querámoslo creer o no, con nitidez si usted se da tiempo para descubrirlo. En estos próximos comicios presidenciales, entre los posible ganadores (según las encuestas de opinión), ¿hay algún apellido netamente ‘castizo’, ergo, hispano o mapuche? Analice: Mathei, Bachelet, Claude, Parisi, Henríquez-Ominami… ¿y dónde están los Pérez, Soto, González, Muñoz, Millán, Jorquera, Salinas, Gutiérrez, etc.? En segundo plano, por cierto. Pero, lo anterior no se debe a que ellos carezcan de atributos y cualidades para ocupar también un lugar en la cúspide de la pirámide, sino porque –simplemente- fueron subyugados y fagocitados por los cantos de sirena emitidos a través de la televisión y la publicidad por el sistema que administraban los “eméritos expoliadores”. Eso, sin duda ni pataleo alguno, los convierte en simples “giles”… o clientes. Y ello marca la diferencia.
Soy consciente de que pocos saben que yo también soy escritor (novelista, para mayor, precisión); de escasísimo renombre y dudosa calidad, es cierto, pero insisto en mis líneas y lo seguiré haciendo hasta después de muerto. Creo a pie juntillas en que la sabiduría y la libertad devienen de la lectura. El homo sapiens logró aumentar su capacidad craneana merced al lenguaje y, digámoslo sin titubeos, a la escritura. Gracias a ella aprendimos de Sócrates, Pericles, Aristóteles, Tucídides, Cicerón, Machiavello, Dante, Voltaire, Rousseau, Marx, Freud, y todos los demás (parece que sólo Jesús no requirió de escritura alguna, pero sí necesitó de los evangelistas).
En fin… si usted no quiere saber nada de nada, ni desea enterarse de cuál es su real rol y ubicación en este sistema, simplemente ¡¡no lea!! Ahora bien, si a pesar de ello lo hace, es decir, leer hasta cansar su vista… ¡¡sea entonces bienvenido al club de los libertarios, demócratas y realmente informados!!
Por cierto, las líneas anteriores no se encuentran en parte alguna. Hasta este momento ningún gobierno, partido político ni empresa ha osado mencionarlas. ¡¡Pero, las proponen diariamente sin necesidad de explicitación!!
¿Leer? ¿Y para qué? Ni siquiera los candidatos al Ejecutivo y al Legislativo presentan en estos tiempos sus programas. Les basta con chacharear algunas mentirijillas frente a una cámara de televisión para “enjundiar” la campaña cuyo núcleo siempre será dable encontrar en esas visitas “puerta a puerta”, las que, en estricto rigor, no dicen nada, no comprometen nada y no obligan a nada.
Por supuesto que escribir es peligroso… y mucho, ya que allí quedan plasmadas promesas, compromisos, deudas y acuerdos, lo cual constituye, judicialmente, prueba suficiente al momento de cobrar lo ofrecido. Por ello, ni escribir ni (menos aún) incentivar la lectura. ¡¡Todos al mal!! ¡¡No dejen de ver el último show televisivo!! ¡¡No piensen… sólo disfruten, ero paguen, y caro, para ello!!
La derecha, en este gobierno ‘piñerista’, hizo piel las líneas anteriores. Los ‘excelentes’ asesores académicos formados en tierras del imperio norteamericano se esmeraron en La Moneda y en el MINEDUC por rebajar al máximo posible la enseñanza de la Filosofía, las Artes y la Historia. Sin embargo, no están contentos ni satisfechos con lo realizado… quieren avanzar hasta alcanzar límites insospechados dando en el gusto a los grupos fundamentalistas-expoliadores (vulgo, ‘aristocracia chilensis’) quienes les exigen hacer esfuerzos para que –ojalá antes de cinco décadas- las nuevas generaciones dominen perfecta y felizmente la lengua de Shakespeare, olvidando por completo esa peligrosa, magnífica y siempre potente lengua cervantina que es tan proclive al verso rebelde, a la idea ingeniosa, a la democracia popular.
No crea usted que lo anterior es mero “cahuineo”, no pues. El asunto ya pasó de castaño a color oscuro total. Incluso en las postulaciones a la Presidencia de la República ello se observa, querámoslo creer o no, con nitidez si usted se da tiempo para descubrirlo. En estos próximos comicios presidenciales, entre los posible ganadores (según las encuestas de opinión), ¿hay algún apellido netamente ‘castizo’, ergo, hispano o mapuche? Analice: Mathei, Bachelet, Claude, Parisi, Henríquez-Ominami… ¿y dónde están los Pérez, Soto, González, Muñoz, Millán, Jorquera, Salinas, Gutiérrez, etc.? En segundo plano, por cierto. Pero, lo anterior no se debe a que ellos carezcan de atributos y cualidades para ocupar también un lugar en la cúspide de la pirámide, sino porque –simplemente- fueron subyugados y fagocitados por los cantos de sirena emitidos a través de la televisión y la publicidad por el sistema que administraban los “eméritos expoliadores”. Eso, sin duda ni pataleo alguno, los convierte en simples “giles”… o clientes. Y ello marca la diferencia.
Soy consciente de que pocos saben que yo también soy escritor (novelista, para mayor, precisión); de escasísimo renombre y dudosa calidad, es cierto, pero insisto en mis líneas y lo seguiré haciendo hasta después de muerto. Creo a pie juntillas en que la sabiduría y la libertad devienen de la lectura. El homo sapiens logró aumentar su capacidad craneana merced al lenguaje y, digámoslo sin titubeos, a la escritura. Gracias a ella aprendimos de Sócrates, Pericles, Aristóteles, Tucídides, Cicerón, Machiavello, Dante, Voltaire, Rousseau, Marx, Freud, y todos los demás (parece que sólo Jesús no requirió de escritura alguna, pero sí necesitó de los evangelistas).
En fin… si usted no quiere saber nada de nada, ni desea enterarse de cuál es su real rol y ubicación en este sistema, simplemente ¡¡no lea!! Ahora bien, si a pesar de ello lo hace, es decir, leer hasta cansar su vista… ¡¡sea entonces bienvenido al club de los libertarios, demócratas y realmente informados!!
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