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miércoles, 3 de julio de 2013

EGIPTO: PROPUESTA DE MORSI PARA EVITAR EL GOLPE

03.07.2013.
 

Morsi plantea un Gobierno de unidad nacional y cambiar la Constitución para intentar calmar las protestas


El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, ha anunciado a última hora del martes en un discurso a la nación una iniciativa para la formación de un gobierno de unidad nacional y la creación un comité para enmendar la Constitución, en respuesta a las multitudinarias protestas que exigen su dimisión, que motivaron un ultimátum del Ejército para que calmara la situación en las calles bajo la amenaza de una intervención militar.
Dentro de esa iniciativa, se abordará con las fuerzas políticas la celebración de elecciones legislativas en un plazo de seis meses, según ha avanzado el presidente islamista.
En su alocución, Morsi ha recalcado que "no hay alternativa a la legitimidad" y ha exhoratdo a los egipcios a no ser violentos nunca con el Ejército, después de que este concediese este lunes un plazo de 48 horas a Mursi para "atender las demandas del pueblo".
En un discurso a la nación, Morsi ha asegurado que el país africano se enfrenta al "desafío de los seguidores del antiguo régimen" de Hosni Mubarak, derrocado hace dos años. Un año después y tras una transición pilotada por el Ejército, el gran baluarte del régimen de Mubarak, los Hermanos Musulmanes ganaron las primeras elecciones legislativas, que culminaron con su ascenso a la presidencia.


El Ejército egipcio ha elaborado este martes el borrador de una hoja de ruta en la que se prevé la suspensión de la Constitución y la disolución del actual Parlamento si el Gobierno y la oposición no llegan a un acuerdo, han anunciado este martes las fuentes militares. 


El Ejército fijó el lunes un ultimátum de 48 horas al presidente egipcio, Mohamad Mursi, y amenazó con plantear una hoja de ruta si el mandatario no acordara compartir el poder con otras fuerzas políticas.

Las fuentes militares han dicho a Reuters que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas aún está debatiendo los detalles de este plan que podría cambiarse en base a consultas y desarrollos políticos.

Según el Ejército, el plazo expira este miércoles y si Mursi no puede frenar las protestas y llegar a un consenso nacional en este breve tiempo, las fuerzas armadas intervendrán para restablecer el orden.

Por otro lado, el llamado Frente del 30 de Junio, que aglutina a varios grupos opositores egipcios, ha elegido al exdirector general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Mohamad al-Baradei, como representante encargado de preparar una transición política.

Mursi, por su parte, ha rechazado el ultimátum del Ejército afirmando que "la presidencia va a seguir adelante con el camino previamente delineado para promover una exhaustiva reconciliación nacional sin importar ningún comunicado que profundice las divisiones entre los ciudadanos".

Además, la Hermandad Musulmana, el partido de Mursi, ha señalado que la posible intervención del Ejército estará encaminada a un “golpe de Estado” y en este sentido ha pedido a sus seguidores a salir en masa a las calles del país para apoyar a Mursi.

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Egipto: Con las horas contadas

EL CAIRO: Todo parece destinado a que las fuerzas armadas tomen las riendas del país árabe. Su 'hoja de ruta' pasaría por suspender la controvertida Constitución, aprobada en referéndum el pasado diciembre, y disolver la Shura, la Cámara Alta que ostenta actualmente todo el poder legislativo después de la disolución el pasado junio de la Cámara Baja.
Según el borrador al que ha tenido acceso Reuters, la rutaobligaría a Egipto, el país más poblado del mundo árabe, a regresar al punto de partida dos años y medio después de la caída de Hosni Mubarak.
Una nueva transición, a la que se oponen los islamistas, que incluiría la celebración de nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales.
Pero el primer movimiento tras el ultimátum de 48 horas del ejército fue que el Gobierno presentó su dimisión al presidente Mohamed Mursi, que todavía no se ha pronunciado aún sobre la petición.

El órdago del ejército, concediendo 48 horas a las fuerzas políticas para cumplir el clamor popular, instaló durante horas a los islamistas en el silencio y el pasmo. Cuando pasada la medianoche hablaron, su voz sonó desafiante. Instaron a sus acólitos a tomar las calles para impedir cualquier "intento de golpe de estado". El ultimátum ni siquiera concitó unanimidad en las deshilachadas filas opositoras acentuando la incertidumbre que reina en el país más poblado del mundo árabe.
'No aceptaremos un golpe de Estado'
"No aceptaremos un golpe a la legitimidad del presidente. Por encima de nuestros cadáveres", manifestó anoche el destacado miembro de los Hermanos MusulmanesMohamed el Beltagui, a la multitud que desde el pasado viernes acampa en los aledaños de una mezquita cairota de Medinat Naser.

Ya en la madrugada, la Presidencia censuró el comunicado de las fuerzas armadas recelando de las connotaciones de algunas frases "que pueden causar confusión". La nota confirmó que el sucesor de Hosni Mubarak no había sido informado previamente del paso al frente del ejército.

Como era de esperar, el comunicado cayó como un jarro de agua fría en palacio. El pasado miércoles, en su último discurso a la nación, el presidente Mursi quiso callar las especulaciones acerca del ruido de sables y se vanaglorió de ser el comandante en jefe de las fuerzas armadas. Ayer, la salida a la palestra de los uniformados hizo saltar por los aires su fanfarronería. "Los Hermanos Musulmanes subestimaron a la oposición y la posibilidad de que el ejército interviniera para devolver al país a la casilla de salida", apunta a ELMUNDO.es el analista egipcio Jalil al Anani, experto en la Hermandad.

El llamado Frente del 30 de Junio, que aglutina a varios grupos opositores egipcios, ha elegido al ex premio Nobel de la Paz Mohamed El Baradei como representante encargado de preparar una transición política y lograr "las demandas del pueblo".

Uno de los escenarios, el más extremo, llevaría al fiasco argelino. "Los islamistas podrían entenderlo como un golpe contra un presidente elegido democráticamente. Puede conducir a una confrontación sangrienta entre algunos islamistas y los militares como sucedió en Argelia durante la década de 1990", agrega el politólogo.

Ayer, la Hermandad -que reunió de urgencia a su buró- rompió el silencio bajo el paraguas de sus aliados salafistas (rigoristas musulmanes). En una rueda de prensa, la coalición de partidos islamistas alentó las manifestaciones y rechazó "cualquier tentativa de enfrentar al ejército contra la legitimidad democrática".

No fueron, sin embargo, miembros de la Hermandad los que tomaron la palabra en la conferencia de prensa. La voz cantante la llevó Al Gama al Islamiya, la ex organización terrorista que renunció a las armas en 1999 y se ha convertido en el principal socio del presidente y su grupo. Otro aliado clave se pasó anoche definitivamente al bando opositor: el partido salafista Al Nur pidió la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas.

Pero el presidente no está dispuesto a que las protestas callejeras, que considera una "contrarrevolución" urdida por los nostálgicos de Mubarak con el beneplácito de la oposición liberal e izquierdista, modifiquen su hoja de ruta ni les arrebaten su sillón.
Mursi cree además que él es el único legitimado para sacar -sin ayuda de los militares- al país del atolladero. De hecho, su oficina insiste en que el "rais" sigue con la mano tendida para entablar un diálogo y reconciliarse con sus detractores dentro del marco constitucional. El ultimátum del ejército, consideran, "sólo sirve para profundizar la división". A su juicio, la llamada anoche de Barack Obama a Mursi es una prueba de esa autoridad indiscutible.

Opositores divididos

Y ¿al otro lado? La oposición egipcia es una amalgama que mezcla tan mal como el aceite y el agua. Ayer no se pusieron de acuerdo sobre el paso al frente de los militares, lo que dificulta cualquier diálogo en el estrecho plazo de 48 horas. Y, además, siguen en sus trece de que la única opción es que Mursi haga las maletas y se marche. "No hay presidencia con la que negociar", llegó a decir anoche el destacado miembro de un partido opositor. Uno de los escenarios de consenso, con la formación de un gobierno de unidad nacional que revitalice un gabinete herido por la dimisión de seis ministros tecnócratas en las últimas horas, parece condenado de partida al fracaso.

Poco después de la difusión del comunicado, miles de almas celebraron en la plaza Tahrir el regreso del ejército, cuyos helicópteros -en un ataque de patriotismo- lanzaron una lluvia de enseñas egipcias. La campaña opositora 'Tamarrud' (Rebelión, en árabe), que asegura haber reunido 22 millones de firmas exigiendo la marcha de Mursi y la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas, festejó el regreso. "Le está diciendo a Mursi que se marche", opinó el portavoz de la iniciativa Mahmud Badr.

El Frente de Salvación Nacional, la principal alianza opositora, aceptó participar en el diálogo pero interpretó el paso como un apoyo a sus consignas. Las protestas, en cualquier caso, no conocen tregua. Uno de los principales rostros del bloque, el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa lo calificó de "una oportunidad histórica que no debería ser desperdiciada". Entre los sectores opositores más entusiastas con el ejército, aquellos vinculados al régimen de Mubarak, reinaban las ganas de venganza contra unos barbudos hacia los que sienten alergia. "Yo creo que este régimen acabará completamente en una semana", declaró a Reuters Ahmed Shafik, el ex primer ministro de Mubarak que se enfrentó a Mursi en la segunda vuelta de los comicios del pasado año.

Entre los revolucionarios, activistas de derechos humanos y los grupos izquierdistas, el comunicado del ejército causó pavor. Rechazan su regreso. "Estamos totalmente en contra.Apoyamos el papel del ejército como protector de nuestras fronteras, nuestro pueblo y nuestra seguridad nacional pero no queremos que regrese un régimen militar o imponga una hoja de ruta", declaró al diario estatal Al Ahram Ingi Hamdi, líder del movimiento juvenil 6 de abril. Están demasiado recientes los 16 meses que sucedieron a la salida de Mubarak bajo la desastrosa tutelar castrense. Un rosario de denuncias de infames torturas como las pruebas de virginidad a manifestantes o los más de 15.000 civiles juzgados en tribunales castrenses lo atestiguan.

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