Toussaint Louventure
Poco les ha faltado a los poderosos para
señalar algún dato que hiciese ver a la plebe “que hay esperanzas para
remontar y salir de la crisis” y que las medidas económicas de las que
tanto desconfiábamos nos están llevando por el camino de la
“recuperación económica”. Hoy como viene siendo tradicional por estas
fechas (próximas al verano, época en donde el sector turístico reclama
bastante fuerza de trabajo extra de manera estacional), la Encuesta del
INEM a dado un “respiro”, el número de desempleados registrados en las
oficinas de empleos ha descendido en 98.265 empleados. Ante estos datos
la patronal y el gobierno no han tardado en salir a la palestra para
decir que esta era una cifra “esperanzadora” que fijaba el punto final
en el proceso de aumento desmesurado del paro desde el principio de la
crisis. El Presidente del Gobierno recordaba que aunque todavía no
estaba todo andado y que todavía nos hacía falta asumir más
“sacrificios”, esta cifra suponía la caída del paro más exponencial
desde 2007, y era por tanto una señal inequívoca de que gracias a sus
medidas vamos por el buen camino y estamos próximos a ver “la luz del
final del túnel”.
Sin embargo un análisis más detallado de
las cifras debe hacernos guardar el Champán y el confeti. En primer
lugar, debido al carácter temporal de los empleos veraniegos y de las
facilidades abiertas por la reforma laboral, sólo el 7,5 por ciento de
los contratos es de carácter indefinido lo cual suponen que la
contratación indefinida ha bajado un 25 por ciento respecto al año
anterior, por su parte los contratos temporales han subido un 6 por
ciento. En resumidas cuentas esto significa un aumento de la precariedad
laboral, empleos que seguramente transcurrido el periodo de verano se
extinguirán y volverán a dejarnos para otoño un número aún mayor de
desempleados. Por su parte el número de desempleados que percibían la
prestación por desempleo ha descendido en un 0,7 por ciento, lo cual
supone que la cobertura del Servicio Público de Empleo ha caído en un 6
por ciento. A su vez las aportaciones que recibían los desempleados han
bajado en 13,5 euros mensuales con respecto al 2012.
Por su parte no debemos tener “fe ciega”
en los datos suministrados por el INEM, muchas veces si no se observan
bien estos datos pueden llevar a engaños. El Servicio Público de Empleo
(también conocido como INEM), a diferencia con la Encuesta de Población
Activa (EPA), no cuenta como desempleados demandantes de empleo a los
parados que se les ha acabado la prestación o no tienen derecho a ella.
Además se excluye de esta estadística a los jóvenes en busca de su
primer empleo, los trabajadores beneficiarios del subsidio agrario, los
que se encuentren apuntados a los cursos de formación del Servicio de
Empleo y los solicitantes de empleos temporales de menos de 3 meses.
La realidad es tozuda, y es que en el
Estado Español se siguen detectando las cifras de paro más altas de toda
la Zona Euro, más de 6 millones de desempleados, más de un 27 por
ciento de la población.
El capitalismo Español envuelto en una
brutal crisis estructural desde hace cinco años se ha visto incapaz de
resolver la situación. Las medidas que han tomado para supuestamente
“fomentar la creación de empleo” han hecho el efecto contrario, la
Reforma Laboral de Zapatero del 2010 hizo que el número de desempleados
creciese de 4 millones a 5 y posteriormente la aprobada por el gobierno
de Mariano Rajoy n 2012 hizo subir el paro de 5 a 6 millones. Y es que
amigos, la esperanzas de intentar que dentro del capitalismo haya “pleno
empleo” es meramente ilusoria. Estas medidas no se tomaron de manera
humanitaria para “facilitar la contratación y acabar con el drama del
desempleo”, sino para abaratar los costes laborales. En resumidas
cuentas cuando la crisis de sobreproducción toque fondo y se vuelva a
iniciar otra vez la senda “del crecimiento económico” esta no va ser un
camino de rosas.
La clase obrera saldrá de la crisis con
sus derechos laborales y sociales prácticamente destruidos, con un
mercado laboral caracterizado por una precariedad y temporalidad hasta
ahora desconocida, en definitiva con un nivel de vida y unas condiciones
de trabajo altamente disminuidas todo con el fin de que la gran
oligarquía formada por el capital monopolista (grandes empresas, bancos,
grandes sociedades…) recuperen y aumenten su tasa de beneficios. Y lo
mejor de todo la tasa de Paro no bajará a los niveles existentes
anterior a la crisis. Según un “muy optimista” estudio del periódico
derechista “La Razón”, la recuperación económica comenzaría el año que
viene 2014. Pues bien, según este “triunfalista” estudio, 3 años después
del “inicio de la recuperación económica” en 2017, el Paro se situaría
todavía en un 22 por ciento. Esto hasta llegar a 2019, cuando según “La
Razón” el Paro llegará a su punto más bajo durante el periodo de la
recuperación económica, ¡Un 15 por ciento!
Este es pues el futuro que nos toca esperar si seguimos por la senda
de la resignación, un futuro de paro, precariedad, empobrecimiento,
desprotección, pero con un sentimiento de “optimismo” reforzado. Y es
que como dicen los analistas, no merece la pena preocuparse ya lo harán
ellos por nosotros, a nosotros solo nos queda adaptarnos por los caminos
y canales que ellos nos marquen, como si fuéramos una corriente de agua
que empuja sus molinos. Ya lo dijo Bruce Lee “Be water my friend”.
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