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domingo, 12 de mayo de 2013

TROSKISTAS DE LA COB ACUSADOS DE DESESTABILIZAR A EVO MORALES

12.05.2013



OPINIÓN: LA COB EN TIEMPOS DE CAMBIO/

En general, la Central Obrera Boliviana siempre estuvo confundida de los procesos sociales y políticos en Bolivia, resultado de que sus dirigentes eran mandarines de distintos partidos políticos.

 Por Max Murillo Mendoza.

Utilizaban a la COB en sus distintos intereses y lecturas político partidarias. Esas faltas de claridad y de lectura de la realidad llevaron a esa institución a la debacle en la que se encuentra. Sin rumbo posible y sin claridad política, echa golpes de tuerto intentando achuntarle al azar.

A pesar de los temas externos a esta institución, que influyeron considerablemente en su declive: dictaduras, baja de la cotización de los minerales, relocalización y 21060. Pues el signo de esa decadencia coincide con la decadencia del MNR, partido emblemático de la revolución del 52, y la COB era hija legítima de esa revolución. Ambas instituciones mueren con sus procesos en decadencia. Ciclos cerrados y en cierto sentido superados por nuevos acontecimientos políticos e históricos en Bolivia.

En estos tiempos de procesos sociales en avanzada, no sólo en Bolivia, sino en muchos lugares del mundo, la COB representa a la tradición de la izquierda clásica y costumbrista (incluso machista y falocrática), racista y definitivamente anti indígena como característica básica en forma y manera de funcionar. Ya pasaron los mandarines más inteligentes y clásicos, también los más anti revolucionarios: Lechín, Filemón Escobar, etc. Hoy quedan aquellos que no pudieron brillar en momentos de oro.

Los ayudantes y aprendices de aquellos; pero mediocres y sin ideas para seguir el proceso, sino con articulaciones absolutamente coyunturales y filo troskistas: sólo ellos tienen la razón, los demás no están a la altura de los acontecimientos. Es decir los indios y campesinos no saben de política. Razonamiento demasiado clásico de esa izquierda tradicional y costumbrista boliviana. Las razones económicas pueden ser legítimas; no el sentido político e ideológico que coincide con la derecha más recalcitrante y separatista de Bolivia. Y es definitivamente una pena que la COB coincida con quiénes dicen en sus documentos políticos enemigos de clase: burguesía y oligarquía. En las decadencias todo es posible, incluso la unión de los imposibles.

Las coordenadas sólo obreristas se han roto hace mucho tiempo en Bolivia. Nuestras realidades son mucho más complejas y al mismo tiempo más creativas,  en los campos teóricos sociales. Si bien el proletariado boliviano se ha ensanchado más, e incluso cuantitativamente crecido, no así sus complementos teóricos. No así sus teóricos y fundacionales pensantes. Eso demuestra la copia, la calca, la lectura acrítica de dichos “pensantes” de nuestras realidades obreras. Siguen nomás con sus lecturas y biblias de otras realidades. Sus lentes y visiones teóricas no responden a las nuestras. Quizás no fácil decir; pero denota una cierta seguridad cuando uno busca información al respecto.

El enorme aporte del marxismo y sus instrumentos de análisis, no han sido aprovechados científicamente por los pensantes obreristas. Sino buscaban sólo trasplantar modelos, como si de recetas se tratara, a realidades más complejas como la boliviana. Y más desafiantes desde los puntos de vista intelectuales y científicos. Hoy mismo no contamos con intelectuales del proceso de cambio. No contamos con esas luces teóricas y metodológicas, pistas y coraje sí. Sospechas sí; pero todavía no elementos de juicio contundentes y eficaces. Estamos esperando.

La COB tiene que despojarse de esos postulados clásicos; pero fracasados y superados por los acontecimientos sociales. La COB tiene que realizar un harakiri espiritual e institucional, si quiere seguir siendo el motor de los proletarios y obreros de ciudad.

Lo contrario, es decir lo que siguen repitiendo les llevará a su defunción y crisis terminal. Quizás ya sea hora de generar otras centrales obreras, que respondan a las reales necesidades actuales. Y que sean además articuladoras de los procesos sociales de cambio actuales. Eso dependerá sólo de los proletarios más conscientes. Hoy me queda la nostalgia del poderoso proletariado minero y fabril. Sin embargo todo se ha modificado, y demasiadas cosas han cambiado. Las recetas políticas no existen.

Por: Max Murillo Mendoza

                                                                          La Paz, 6 de mayo del 2013

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