“Si te agota trabajar 70 horas a la semana es que eres un inútil y no sirves” John Welch, magnate norteamericano
Esta es la concepción de las relaciones
laborales que tienen los grandes empresarios y los grandes oligarcas.
Vemos una vez más como cuando son destruidos todos los contrapesos
existentes al orden capitalista, una vez derrotados los proyectos
superadores en los que la clase obrera tenía puestas sus esperanzas, una
vez que se ha conseguido que los sindicatos y partidos de izquierda se
cambien la chaqueta y abracen el dogma del “compromiso social” y que
legitimasen la “integración” en la nueva estructura capitalista europea.
Una vez más estos señores se guardan sus amables caras del “Wellfare State” y pasan a la ofensiva.
Así pues estas son las posiciones
defendidas por el gran magnate norteamericano John Welch en lo que
respecta las relaciones laborales. Este señor en cuestión señalaba en
unas declaraciones al prestigioso periódico norteamericano de negocios “The Wall Street Yournal” que,
“pese a no tener nada en contra de los empleados que se negaban a
trabajar más horas del tope legal marcado por la ley o que pretendía
conciliar la vida profesional con la familiar, este tipo de gente nunca
va a promocionar en su carrera ni ascender en la empresa”. Esta no es
cuanto menos una opinión aislada, poco después el famoso columnista y
asesor de negocios Marty Nemko, llegaba a calificar de “vagos” e “inútiles” a los trabajadores que se quejaban de sus horarios de trabajo.
Y literalmente afirmaba “Si alguien dice estar agotado por trabajar 70
horas a la semana significa que no es lo suficientemente competente como
para realizar las tareas que le han sido asignadas, por lo que se
contrató a la persona equivocada”. Por su parte el magnate y director
adjunto de la multinacional de trading Glencore Xstrata, Iván Glansberg,
ha lanzado una dura declaración de intenciones sobre cómo serán las
relaciones laborales en el futuro, “Aquellos que comienzan a centrarse
más en la familia y en sus aficiones que en el trabajo serán
reemplazados por aquellos que no lo hacen” [1].
Esta son pues, las posiciones de las principales figuras de la patronal
norteamericana, pero no obstante este pensamiento no es un fenómeno
exclusivamente local.
En España hemos podido observar las declaraciones del presidente de la gran empresa de supermercados “Mercadona” Joan Roig que llamaba a los trabajadores españoles a “imitar la cultura del esfuerzo de los bazares chinos” para poder seguir manteniendo su nivel de vida[2], o las de Antonio Adés director de producción de Ford España ha dicho que los trabajadores españoles deberán “trabajar más por menos”, que las vacaciones deberían ser reducidas porque a su juicio “son excesivas” o como se vanagloria de haber reducido a la mitad el “absentismo laboral” gracias a utilizar el “efecto miedo”[3].
Al ver toda esta retahíla de
declaraciones y amenazas por parte de los “buques insignia” de la
patronal me hace recordar cuando el famoso sociólogo y dirigente del Partido del Trabajo Belga, Peter Martens, analiza el componente ideológico que presentan el conjunto de empresarios, políticos y pensadores neoliberales en su ensayo “Como se atreven”
que se ha convertido en líder de ventas en las librerías de Bélgica.
En dicho libro señala como padres ideológicos de la cultura neoliberal
al pensador decimonónico Edmund Burke. Este pensador irlandés del siglo
XVIII reaccionario y opuesto a los valores emanados de la Revolución
Francesa tenía un extraño concepto de libertad. Para él la sociedad
venía constituida por un orden social “innato” que automáticamente y por
voluntad divina generaba clases sociales diferenciadas “ricos” y
“pobres”. Todo intento de subvertir este orden natural de las cosas era
calificado como Burke como una “herejía” y “una ensoñación inútil”, para
él la verdadera libertada que podían tener los humildes, los
menesterosos y los trabajadores era la “libertad de obedecer las
reglas”. Es decir que la única manera que tenían de poder prosperar en
la vida era sometiéndose a los designios de sus poderosos, mucho más
inteligentes y superiores que la “multitud mugrienta”, sólo así podrían
llegar a obtener mejoras materiales[4].
Ahora en un contexto dramático de crisis
en el que se evidencia las limitaciones de este sistema para gestionar
la producción, estos señores inician una ofensiva ideológica y muestran
claramente sus planes futuros. Los trabajadores que se nieguen a
trabajar 70 horas semanales (unas 12 horas diarias), son unos blandos
que merecen ser despedidos, así como también son una alfeñiques
quejicas, vagos y llorones aquellos que solicitan la “conciliación del
trabajo con la vida familiar”. Los patrones amenazan con mandar al paro a
los “trabajadores recalcitrantes”. El postulado de estos patrones viene
bien definido en esta frase: “lo que antes eran derechos, ahora son
excusas”.
Así pues vemos como progresivamente los
permisos de maternidad, las vacaciones pagadas, la jornada de 8 horas
diarias, la negociación colectiva, la regulación de turnos, la
regulación de las medidas de seguridad e higiene en el trabajo… Todas
estas medidas, que recordemos fueron conquistadas por la clase
trabajadora a lo largo del siglo XX tras duras luchas, se han convertido
de derechos inalienables del “Estado de Bienestar” a “meras escusas de
vagos y haraganes”.
Con esto se puede ver que todas las promesas de un “final feliz para la crisis” en el cual veamos reintegrados todos los derechos “suspendidos por la difícil situación” y recuperemos el “nivel de vida anterior a la crisis”, es imposible. La conciliación social con los patrones y empresarios defendida por los sindicatos inmovilistas y la izquierda del sistema es una mera quimera.
Frente a esta ofensiva ideológica de la
gran patronal, nosotros debemos responder con una contra ofensiva
ideológica de signo opuesto. Una contra ofensiva que haga recordar a los
empresarios que sin los trabajadores que ponen en funcionamiento sus
fábricas, venden sus productos y distribuyen sus mercancías no habrían
llegado a esos lugares privilegiados. Esa “contraofensiva ideológica” pasa por recuperar una verdadera “cultura obrera” dentro de los centros de trabajo, en los sindicatos, en los movimientos barriales y estudiantiles. La recomposición de una izquierda revolucionaria
que recupere el espacio perdido y inicie una verdadera ofensiva
estratégica dirigida a la superación definitiva del capitalismo como
sistema socioeconómico imperante.
[1] http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013/05/16/ldquosi-te-agota-trabajar-70-horas-a-la-semana-es-que-eres-un-inutil-y-no-sirvesrdquo-120913/
[2] http://www.publico.es/espana/435662/si-los-espanoles-no-trabajan-mas-habra-intervencion
[3] http://www.rankia.com/foros/economia-politica/temas/1143663-pide-trabajar-mas-por-menos-director-ford-aboga-reducir-vacaciones-espana-son-excesivas
[4] http://www.jaimelago.org/node/34
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