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miércoles, 22 de mayo de 2013

HERIDAS ABIERTAS: EL ACCIDENTE DE METRO DE VALENCIA






 . El 3 de julio de 2006 un convoy de la línea 1 del Metro de Valencia descarriló muy cerca de la estación de Jesús.



El resultado fue 43 personas muertas y 47 heridas. A pesar de ser uno de los accidentes ferroviarios más graves de nuestra historia, ninguna persona de Ferrocarriles de la Generalitat (FGV) ni del Gobierno valenciano asumió la responsabilidad.



Las Cortes Valencianas crearon una Comisión de Investigación que ha sido la más breve de la historia. Una Comisión que no tuvo la más mínima voluntad de investigar, objetivamente e imparcial, las causas del accidente. Además del poco tiempo para la investigación, cabe destacar el veto de la mayoría parlamentaria del PP en la comparecencia de varias personas propuestas por los partidos de la oposición y la omisión en sus conclusiones de las voces críticas que comparecieron. Tampoco fueron tenidas en cuenta las reiteradas denuncias presentadas por los sindicatos en el marco del Comité de Seguridad Laboral de la empresa. El dictamen fue rechazado por la Asociación de Víctimas del Metro 3 de julio (AVM3J), los partidos políticos de la oposición y los sindicatos de FGV.



El accidente era previsible y evitable si se hubieran tomado las medidas que se habían estado reclamando desde hacía años por los sindicatos. A pesar de ello, ni los directivos de la empresa ni el Consejero de Infraestructuras dimitieron. No tuvieron ni la decencia ni la dignidad para hacerlo. Todo lo contrario, intentaron tapar su deficiente gestión al frente de la empresa y de la Consejería en la Comisión de Investigación. Y también lo hicieron, como se ha sabido más tarde, con la compra de voluntades en muchos ámbitos de la sociedad valenciana.



Pero mucha gente no se calló ni aceptó ser comprada. Desde el primer momento, la AVM3J y otras entidades han estado exigiendo responsabilidades penales y políticas de todas aquellas personas que, con su gestión, no evitaron la tragedia. Una tragedia que se hubiera evitado con la instalación de una simple baliza previa a la entrada de la curva. El gobierno valenciano y la dirección de FGV no han tenido ningún interés en dar respuesta ni a las familias ni a la sociedad valenciana. Su interés ha sido, siempre, en hacer caja, privatizar los servicios públicos y ponerlos en manos de determinadas empresas privadas con las que algunas investigaciones los vinculan.



Por ello, no había una baliza, como tampoco se habían hecho las inversiones necesarias para garantizar la necesaria seguridad de las personas que viajaban y de las trabajadoras y trabajadores. Todo esto es el resultado de la aplicación de las políticas neoliberales en el sector ferroviario que tan nefasto resultado ha dado en países como Inglaterra.



Pero hay más. La falta de decencia política ha sido una constante por parte del Presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y otros miembros de su gobierno y del PP, que, incluso, no tuvieron ningún gesto de solidaridad con las víctimas ni tampoco se reunieron nunca con ellas. Todos ellos hicieron lo posible para tapar el accidente. Prefirieron hacerse una foto con el Papa Benedicto XVI que visitaba Valencia unos días después. Por cierto, muchos de ellos y de sus amigos hicieron un buen negocio con esta visita. El Presidente Fabra se reunió, años más tarde, con las víctimas para decirles que no pensaba hacer nada y que el caso estaba cerrado. Un caso cerrado por los tribunales de justicia que tampoco lo investigaron como debían, lo que pone en evidencia que también la justicia sirve determinados intereses.



La AVM3J, que se concentra cada día 3 en la Plaza de la Mare de Deu de Valencia, ha hecho posible con su perseverancia que el asunto vuelva a la portada de los grandes medios de comunicación nacionales, estatales e internacionales. Ahora, se abre un nuevo escenario y una esperanza para que se depuren las responsabilidades políticas y se reabra el caso en los tribunales de justicia. En ese camino las víctimas no se encuentran solas ni olvidadas, sino acompañadas por miles de ciudadanas y ciudadanos, como ocurrió el pasado 3 de mayo.



Vicens Mauri es portavoz de la Intersindical Valenciana. 

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 



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