Murió Margaret
Thatcher. Apodada “La Dama de Hierro” fue artifice de brutales recortes
contra los derechos de los trabajadores, amiga de las privatizaciones y
la destrucción del Estado de Bienestar Británico.
Las democracias buguesas occidentales
(que cada vez tienen menos de democracias y más de dictaduras) están de
luto. Así como el criminal Winston Churchill (ese que recomendaba gasear
a los kurdos por ser culturas incivilizadas), murió otra tirana y
criminal, amiga de las élites, del gran capital privado y enemiga acérrima de los humildes, los hambrientos y los trabajadores.
Influenciada por economistas
ultra-neoliberales como Milton Friedman o Hayek, Thatcher inició una
ola de privatizaciones en el Reino Unido (petróleo, transportes,
comunicaciónes, etc) y de recortes en servicios sociales (salud,
educación, vivienda) que le hicieron perder apoyo entre las clases más
desfavorecidas e incluso de gran parte de la clase media. Venció las
huelgas mineras reprimiéndolas con dureza. Con las políticas
impulsadas por Thatcher aumentó el crecimiento del paro, las
desigualdades y los fenómenos de marginación en los suburbios urbanos del Reino Unido.
En el plano internacional Thacher se hizo famosa por apoyar al genocida y dictador Augusto Pinochet
(que llego en Chile al Poder mediante un Golpe de Estado contra el
presidente socialista y demócrata Salvador Allende). Llegó a decir de él
cinicamente que “Pinochet trajo la democracia a Chile”. También apoyó a los Jemeres Rojos de Camboya
y envió al Servicio Aéreo Especial para entrenar a los Jemeres Rojos
con el fin que lucharan contra la República Popular de Kampuchea que era
apoyada por Vietnam. En Sudáfrica, Thatcher se negó a condenar el apartheid.
El abogado Ed Fagan, quien realizó intensas investigaciones sobre el
apartheid sudafricano, señala que el apoyo también vino desde varios
gobiernos, entre los que se encuentra la administración del presidente
estadounidense Ronald Reagan (1981-1989) y Margaret Thatcher en Gran Bretaña.
Lamentablemente, la políticas
neoliberales que ejecutó Thatcher (apoyandose en la clase dominantes
poseedora de los medios de producción, entre ellos la prensa para
moldear el pensamiento de los no convencidos) continuan siendo un
ejemplo para las élites económicas internacionales que marcan las
agendas políticas-económicas a seguir en gran parte del planeta (así lo
están dejando, echo unos zorros). Thatcher, junto a Reagen, fue impulsora de la desregulación financiera y su globalización. Fue
durante esta época cuando se instauró la falsa idea de que los mercados
financieros tienden hacia el equilibrio y que las desviaciones, cuando
se producen, son debidas a causas externas. Esta teoría se conoce como fundamentalismo de mercado. El triunfo de las ideas del fundamentalismo de mercado han contribuido a propiciar la actual crisis capitalista. Hasta el inversor-especulador George Soros lo reconoce.
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