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sábado, 6 de abril de 2013

EL CAPITALISMO Y SUS LIMITES: EL CIERRE DE MEGAUPLOAD


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 Silvio Diderot

En enero de 2012 asistimos a un caso paradigmático en el mundo de Internet: El FBI ejecuta una actuación policial que hacía efectivo el cierre de Megaupload, el mayor servidor de descargas directas existente por aquel entonces en la red. El cierre de Megaupload generó todo tipo de reacciones dispares, mientras que algunos aplaudieron el hecho subrayándolo como una correcta medida al defender los derechos de autor, una gran masa de personas de todo el mundo se lamentaba al haber visto frustrado, con el cierre de esta página de almacenamiento de archivos online, su vía libre para acceder de manera gratuita o a bajo coste a un ingente material cultural.

Analizar el cierre de Megaupload como algo casual o un hecho amparado en una justicia divina y transversal sería un error. Tampoco sería del todo correcto simplificar el hecho y describirlo como un ataque por parte del gobierno americano a este servidor porque la industria del cine quiere “ganar más”. Un hecho de estas característica requiere un análisis más profundo, buscar en las entrañas mismas del modo de producción las contradicciones que permitieron que el Estado americano, defensor de los intereses de la oligarquía financiera de este país, interviniera cerrando una empresa y paralizando al instante toda su actividad.

La razón del cierre encuentra su origen en una de las contradicciones que ya Marx y Engels describieran en su obra: la contradicción que contiene cualquier modo de producción donde el desarrollo de las fuerzas productivas entra en constante tensión con las relaciones sociales de producción.  El capitalismo desarrolla la tecnología, las nuevas técnicas y la formación así como el conocimiento para que los trabajadores puedan emplearla. A medida que las fuerzas productivas se disparan y alcanzan cotas de desarrollo inimaginable, estas fuerzas productivas se ponen en funcionamiento mediante las relaciones entre las personas que participan en la producción, esto son las relaciones de producción. En el capitalismo las relaciones de producción se caracterizan por la separación entre los propietarios de los medios de producción y aquellos que, al no poseerlos, se disponen a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Estas relaciones sociales de producción engendran dos clases sociales: La burguesía y el proletariado, y alrededor de este antagonismo en el que la burguesía se erige, lógicamente, como la clase dominante se construye toda la Superestructura (Que incluirá la ideología, la cultura y el Estado como elementos integradores principales) orientada a desarrollar y legitimar el modo de producción sobre el que reposa.

¿Qué ocurre en el capitalismo? Las relaciones sociales de producción fundadas en la explotación mediante el trabajo asalariado entran en contradicción con el desarrollo de las fuerzas productivas porque, a medida que el capitalismo desarrolla las mismas va creando las condiciones materiales para que la vida en base a unas relaciones de producción diferentes sea posible. Llega un momento en el que el desarrollo de las fuerzas productivas llega, en términos generales, a un tope y, en ese momento, la desincronía de las relaciones de producción con el estado de las fuerzas productivas ya no desarrolla estas últimas sino que se estancan e incluso llega a destruirlas. Esto es lo que ocurre actualmente con la entrada de Internet en el campo de la difusión de toda la mercancía relacionada con la cultura.

El capitalismo ha engendrado internet, lo ha desarrollado, le ha dado aplicación militar, industrial y finalmente civil llevando un ordenador y conexión a internet a cada casa. El capitalismo ha generado un medio de transmisión de información capaz no sólo de llevar un noticiario a cada hogar sino de, en cuestión de minutos, permitir a cualquiera acceder a una serie, una película, un libro o cualquier otro material cultural. Sin embargo el capitalismo no puede permitir el desarrollo de la vida social y colectiva pues, aunque ha creado las bases en lo referente a la distribución de la cultura para hacerlo posible, las relaciones de producción que mantienen la existencia de burgueses y proletarios imposibilitan que este hecho pueda llevarse acabo sin transguedir la hegemonía y dirección de la clase dominante.

El problema de Megaupload no es cosa de casualidad sino una contradicción encerrada en la propia lógica de la producción capitalista. No es un problema de Megaupload sino un problema que se desenvuelve alrededor de la propia existencia de Internet. La producción capitalista no puede permitir y no puede concebir una distribución gratuita y directa de la Cultura que se transmite en forma de Mercancía bajo las actuales condiciones económicas. Internet no puede servir su completo potencial a la humanidad sin entrar en contradicción con el enorme edificio de la sociedad capitalista. Sólo un cambio radical en las relaciones de producción, poniendo estas en sintonía con el desarrollo de las fuerzas productivas, puede asegurar que Internet, la informática y las últimas innovaciones tecnológicas vinculadas a este campo sigan desarrollándose y puedan cumplir una función basada en la cooperación y la distribución gratuita de Cultura y conocimiento.
Así pues lo que ocurrió con el servidor de descarga directa de Megaupload a principios de 2012 no es una excepción sino un nuevo capítulo de la eterna paradoja consustancial al agotamiento del Capitalismo como modo de producción. Parece como si toda aquella tecnología que el capitalismo desarrolla tuviera vida propia y desbordase a su clase dominante. Parece como si internet se enfrentase a la Oligarquía y supusiera en sí misma un reto al capitalismo. Esto puede dar pie a malas interpretaciones y a todo tipo de teorizaciones que cataloguen la “era de internet” como la muestra de una transición natural del capitalismo hacia una nueva sociedad. Lo cierto es que no es Internet el que se enfrenta a la burguesía como no son las mercancías que quedan en el stock de una fábrica tras una crisis de superproducción los que aspiran a derrocarla. Cada nueva creación del capitalismo, cada aportación tecnológica viene acompañada de un llamamiento a las puertas de la Nueva Sociedad. Cada avance en las fuerzas productivas posibilita aun más la gestión social y colectiva de la economía, la política y la sociedad. Sin embargo no entrega por si sola esta dirección política y gestión colectiva en manos de la clase obrera.

Son los trabajadores y las amplias capas desfavorecidas por el desarrollo del capitalismo monopolista los que tienen que aspirar a construir el Nuevo Poder. Sin embargo es el propio modo de producción capitalista el que, día a día, muestra no sólo su agotamiento sino que la humanidad ha creado las bases materiales para no necesitar nunca más a una clase explotadora. Que el Estado burgués cierre megaupload y persiga la descarga directa es la muestra más evidente de que los explotadores temen lo que han creado porque saben que, en manos de los explotados supondría que nunca más tendrían problemas para acceder directamente a la cultura. Es como la paradoja ludista dónde los trabajadores fabricaban las máquinas que les sustituirían, sólo que en este caso para que la sociedad fundada en el progreso y el intercambio colectivo suplante a la capitalista regida por la ambición de la ganancia y la explotación de los trabajadores hará falta desplazar mediante la fuerza a lo inservible y dejar que el progreso se abra paso de una vez por todas.

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