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domingo, 21 de abril de 2013

EE.UU. ¿ POR QUÉ MARATÓN?

x Geidar Dzhemal      


Todo indica que las explosiones fueron perpetradas por los servicios secretos. Lo dicen todos los que no trabajan en la 'CNN' o en la seguridad del estado  
Explosiones y acciones terroristas en los Estados Unidos no son un fenómeno tan raro. Y a pesar de que en la tragedia sucedida el 15 de abril no ha habido tantas víctimas mortales en comparación con 9/11, ya han tenido tiempo de bautizarla como la acción terrorista más grande desde las Torres Gemelas. El presidente del Comité Islámico de Rusia Geidar Dzhemal ha compartido con “Política del Cáucaso” su visión de las explosiones en Boston. El autor considera que en el asunto se puede rastrear la pista sionista. Sobre este y otros hechos sorprendentes habla este material.
Ciertamente en la preparación de espectáculos de este tipo siempre está presente el elemento simbólico. Así, en particular, las Torres Gemelas de Manhattan que fueron el objetivo de la acción terrorista del 9/11, a los ojos de la población mundial se asociaban con el comercio e imitaban los “pilares de Melcarte” – antigua construcción fenicia para orientar a los navegantes, que también está presente en el billete del dólar en forma de la doble raya vertical.
Es decir, que los organizadores de la acción contra las torres (independientemente de quienes fueran) daban a entender a la opinión pública: el golpe va dirigido al mismo corazón del capitalismo, contra su símbolo sagrado. ¿A qué se podían referir los que relacionaron las explosiones en Boston con la maratón?
Como se sabe, esta tradición deportiva arranca de la hazaña legendaria del mensajero griego, que llegó corriendo desde Maratón hasta Atenas, para anunciar a los atenienses la victoria de los griegos sobre los persas. El simbolismo de este tipo no es ajeno a la conciencia infantil norteamericana. No hay más que recordar la película aparecida hace pocos años “300 espartanos”, que representa la metáfora directa de la actual confrontación entre Irán y Occidente. Cuesta deshacerse de la idea de que de alguna manera el tema de Irán estaba en la mente de aquellos que prepararon esta acción.
Claro, que el propio hecho de la explosión en la recta final se puede interpretar de distinta manera. Podría ser una alusión general a la pista iraní, o podría representar la ejecución de los corredores maratonianos, que simbólicamente se refieren a aquel mensajero de 490 a. de J.C. En ambos casos tenemos la referencia a Irán.
Pero es poco probable que el tema iraní se divulgue cara al público en general. Más bien se trata de un guiño para los que entienden. Recordemos que también el 9/11, aparte de las torres-pilares, estuvo acompañado de muchos otros signos e insinuaciones, como, por ejemplo, el que la propia fecha elegida sea el número de urgencias de la policía.
Pero si cambiamos del simbolismo a la estructura criminal del suceso, habría que decir que las matanzas sociópatas con los ciudadanos casuales de por medio ocurren en los Estados Unidos casi que semanalmente.
Los fusilamientos realizados en los colegios, jardines de infancia y cines durante el período reciente constituían el tema de escándalo permanente, que “embellecía” los titulares de las noticias y acompañaba la dura campaña de los demócratas contra el derecho constitucional de los norteamericanos a llevar armas.
La campaña fue perdida por los demócratas, y la regular, como la aparición de la luna llena, violencia de los jóvenes solitarios ha descendido algo.
Difícilmente, a pesar de las elucubraciones de muchos periodistas acerca del carácter sociópata civil de esta acción, se pueda atribuir el 4/15 (ya tenemos una fecha nueva para la historia del terror en Norteamérica) al desequilibrio psíquico de una o varias personas. Muchos factores lo contradicen.
Para empezar, antes de la maratón los servicios de seguridad registraron la zona para buscar posibles artefactos explosivos. No habían aparecido. Lo que quiere decir, casi con toda seguridad, que los trajeron y colocaron durante la celebración del evento.
Dado que como mínimo se trata de dos bombas, y teniendo en cuenta las que luego descubrió la policía –siete, difícilmente puedo hacerlo un solo hombre, que se hacía pasar por un espectador. Solo un grupo de especialistas podía colocar siete bombas en régimen on-line.
Pero gracias a los estudios de los expertos del perfil psicológico del típico sociópata-maníaco sabemos que siempre actúan en solitario. Además, prefieren utilizar las armas de fuego porque su uso (desde el punto de vista de los psicoanalistas freudianos) tiene asociaciones sexuales inconscientes, que apelan a los instintos de la violencia y dominio.
Claro que tenemos a Timothy MacVeigh, quien voló el centro comercial en Oklahoma City, pero él no era maníaco, sino terrorista político, por otro lado dirigido desde la sombra por la amable mano de FBI.
Todo esto nos indica que las explosiones fueron perpetradas por los servicios secretos. Tal conclusión salta a la vista y lo dicen prácticamente todos los que no trabajan en la CNN y no sirven en los órganos de seguridad del estado. Otra cosa es saber ¿qué servicios secretos y con qué objetivo?
Para obtener respuesta, en realidad tampoco hay que irse muy lejos. En primer lugar, todos los republicanos sienten un odio zoológico hacia Obama, y en particular lo siente su ala más conservadora, los neocones.
Quien piensa que los neoconservadores representan “el día del ayer”, un pequeño grupo de trotskistas que cambiaron de bando, y que cierta mano de piel oscura tiró al cubo de basura de la Historia, se equivocan y mucho.
En Norteamérica quedan neocones que saben defenderse, existe también el lobby sionista, al que están unidos a más no poder. Y, lo más importante, es que existen fracciones que apoyan a unos y a otros no solamente en el Congreso, sino también en las estructuras operativas de los servicios secretos de los EE.UU.
Quisiera recordar que Obama asestó un golpe muy sensible a la autoestima y el prestigio de la derecha israelí, y, en particular, a su líder Netanyahu. La reelección de Obama constituyó el primer golpe, aunque Netanyahu había pedido por las buenas al sionoamante pueblo estadounidense votar por el candidato mormón. ¡No le hicieron caso!
El segundo y el tercer golpe, asestados por la Casa Blanca, consistieron en que del círculo próximo al presidente fueron sacados los funcionarios proisraelís que quedaban de la legislatura anterior, y que fueron sustituidos por la gente como, por ejemplo, Chuck Hagel, del que se sabe que no siente especial cariño por “Israel” (el autor pone este nombre entre comillas para subrayar que la entidad sionista no tiene nada que ver con el antiguo Israel bíblico – N. del T.).
Además, a diferencia de los republicanos, para los que el Próximo Oriente siempre constituyó el vector clave de la política exterior debido a “Israel”, Obama de repente había declarado que en su segundo mandato el tema prioritario va a ser China.
Al cambiar los acentos en la política exterior estadounidense del Mediterráneo al océano Pacífico Obama sentó las bases para la lógica y natural marginalización del “estado judío” que hace poco era el aliado número uno del imperio norteamericano.
¿Pueden los sionistas acometer un acto de descarado cinismo con respecto al estado cuya ayuda es vital para su supervivencia? ¡Claro que sí! No vamos a recordar el buque-espía norteamericano “Liberty” abiertamente destruido por la aviación “israelí” durante la Guerra de los Seis Días.
Recordemos el equipo del Mossad, detenido en las inmediaciones de las Torres-gemelas el 11 de setiembre, donde habían colocado previamente videocámaras y llamaron la atención de los ciudadanos con su baile janucá y muestras de júbilo mientras las torres se hundían envueltas en llamas. (Durante el registro les fueron encontrados explosivos, armas y dinero, metido tras las gomas de los calcetines, pero todavía estaban enfadados, e intentaban explicar a los policías que les detuvieron, que los enemigos no son ellos, los “israelís”, sino los palestinos, contra los que ahora, después de las torres, debían luchar juntos).
El golpe fue asestado a Obama, pero sus consecuencias van mucho más allá de la vengativa desacreditación del afroamericano que trata a “Israel” con frialdad. Por cierto, Obama ya ha comprendido todos los matices de esta acción terrorista que se refieren a su destino político personal. Por eso en su primera alocución se negó a considerar el suceso como acto terrorista, proponiendo esperar los resultados de la investigación.
Casi con total seguridad se puede predecir que la investigación descubrirá la “pista islamista”. (Algunos expertos con pintas de augures iniciados ya se han precipitado a declarar que detrás en ningún caso puede estar Corea del Norte). Muy pronto dirán que detrás está precisamente Jabhat al-Nusra, que el Departamento de Estado de los EE.UU. muy oportunamente colocó en la lista de organizaciones terroristas hace unas semanas. (También al norteamericano que combatió en sus filas lo están juzgando con vistas de aplicarle la pena máxima).
Es la excusa perfecta para dejar de apoyar a la oposición anti-Asad. Tanto en “Israel” como dentro del lobby sionista estadounidense (Daniel Pipes) dicen abiertamente que Asad es el menor de los males, y que por eso hay que empezar a apoyar su régimen, porque ¡caray con lo que lo puede sustituir!
Las conversaciones secretas con Asad están en marcha, pero no se da prisa por aceptar las condiciones, porque a cambio de dejarlo como presidente le piden ni más y ni menos que la provincia de Catai y Kurdistán sirio, así como la renuncia de la amistad con Teherán y algunas otras pequeñeces… Y la situación de Asad no es tan desesperada como para aceptarlo.
Con estas explosiones Obama queda en situación de zungzwang. No puede alargar la solución. China virtuosamente ha provocado a los EE.UU. a través de su satélite – Corea del Norte. Obama debe estar presente ahí, en el océano Pacífico. Después de esas explosiones está obligado a ceder y a distanciarse de la aventura siria. Lógicamente su peso político disminuye y la oposición en el Congreso se refuerza.
Lo cual es especialmente importante a la luz de los recortes del presupuesto de defensa, ideados por la Casa Blanca y que ahora, lo más probable, es que queden bajo duda.

* Geidar Dzhemal (n.1947, Moscú) es teólogo del Islam revolucionario, filósofo, presidente del Comité Islámico de Rusia (Islamkom.org), activista político y social. Cofundador de Unión Internacional – Intersoyuz (interunion.org), miembro de la coordinadora del Frente de Izquierda – Levi Front (Leftfront.ru).

Kavpolit.com. 17-04-2013. Traducido del ruso por Arturo Marián Llanos

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