Lunes, 29 de abril de 2013
En
2016 el paro empezará a bajar, dice el gobierno de la burguesía. Es una
buena noticia para los seis millones y medio de trabajadores
desahuciados, en tres años sus problemas empezarán a resolverse, y así,
con mucha calma, podrán encontrar empleo dentro de diez o doce años.
Mientras tanto pueden dedicarse a la vida contemplativa o a la chatarra.
Son
curiosas las reacciones de los tertulianos del régimen ante semejante
vertedero social. Los que fingen ser de izquierdas se indignan, llaman a
la acción, a grandes pactos de Estado de los que nunca ofrecen
detalles, y es que no tienen ni puta idea ni falta que les hace, a ellos
les resbala el paro. Los de derechas, en cambio, solo hablan de empleo
público, para ellos el asunto se arregla echando conserjes, profesores,
enfermeros y administrativos. Según ellos por cada funcionario despedido
se crearán dos puestos de trabajo en el sector privado, toda su
sabiduría económica se resume en esa consigna. No es cierto, pero qué
importa, ¿acaso les pagan para decir la verdad?
En
realidad todos defienden lo mismo, los intereses de la burguesía. En
tanto que exista una clase dueña de todo, y otra clase, nosotros, dueños
de nada excepto de un pellejo que malvender, no habrá solución que
valga al desempleo. Y es que lo del desempleo no es cosa de la llamada
crisis, es cosa del llamado capitalismo, jamás existió nada parecido al
pleno empleo en un Estado burgués. El desempleo es un instrumento
necesario para disciplinar a la clase obrera. Por ahí andan los voceros
de las distintas patronales bramando por la introducción de los
"minijobs" como única "solución" al desempleo. ¡Quieren hacernos el
favor de emplearnos por trescientos o cuatrocientos euros al mes!
¡Pobrecitos! ¡Qué sacrificada es la burguesía!
Hoy,
como siempre, me toca ejercer el papel de aguafiestas. ¿2016? Un nuevo
cuento de ciencia ficción. Tal vez baje algo el desempleo para entonces,
de todos modos se mantendrá en unos niveles inaceptables, se entiende,
inaceptables para nosotros. Y es que no hay crisis que valga, ni
recuperación que valga, ni brotes verdes que valgan, el capitalismo ya no da más de sí.
Lo cual no quiere decir que su agonía vaya a ser breve, al contrario,
todo indica que nos han tocado en suerte fechas memorables, si nos dejan
tener nietos vamos a aburrirles de lo lindo.
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