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martes, 19 de marzo de 2013

EL LATIFUNDIO DE DIOS


El latifundio de dios, Silvia Delgado. J.Kalvellido


Viñeta de Kalvellido
A mi me gustaría  despertarme una mañana creyendo en cualquiera de los diositos propietarios del paraíso.
Debe ser cómoda la vida cuando se tiene la certeza de que lo que te espera es un lugar lleno de frutos exóticos y de gente con la que seguro, a escondidas, se puede follar sin que te  vean. 
 
Lo bueno de creer es que si has sido un cabròn, dios en un momento de flaqueza te perdonará y podrás vivir feliz recordando las putadas que hiciste, pensando en la estupidez de los buenos porque ellos estarán a tu lado mirándote de reojo, sin comprender porquè perdieron el tiempo si al final la bondad no tuvo su premio.
 
Es lo que tiene ser creyente, que compartes el amor a dios con criminales. 
 
Yo creo que por eso me resulta tan difìcil tener fe porque compartir templo con asesinos en serie es realmente una humillación.
 
Porque pagar a escote la obscenidad de sus representantes, es un delirio.
 
Porque aceptar prohibiciones   en un mundo donde solo pecan los amos de esta cruz que arrastramos, me da rabia y la rabia no es virtud, es pecado sumarísimo
 
Yo creo, en definitiva, que me resulta  imposible tener fe porque he visto morir a demasiada gente; viejos que tuvieron la peor muerte, viejos machacados por el trabajo, enfermos terminales, dementes, que llevaron una vida de hambre, de sudor y de pobreza y que su dios los dejó solos. Sencillamente solos. 
 
Abandonados  en medio de guerras y de paredones, en medio del miedo y de la tortura, en medio del aislamiento, sin curas a los que acudir porque estaban ocupados jodiendo con los generales.
 
Para mì sería un castigo  creer ciegamente en alguien que elige como  delegados  terrenales a siniestros moralistas que con una mano limosnean y  con la otra decapitan.

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