El
líder del Movimiento Cinco Estrellas, Beppe Grillo, acaba de sentenciar
a Bersani para que opte entre gobernar en solitario o hacerlo con
Berlusconi, mientras la Comunidad Europa hace llamados al vencedor de
las elecciones italianas (el partido PD de centro izquierda), para
recordarle que ha de cumplir las exigencias del organismo continental.
Todos
los diarios de Italia, sin excepción, reflejan la situación originada
por el llamado “radicalismo de teatro” con el que bautizan al ex cómico
Grillo, a quien sus bases parecen defender a capa y espada, tras el
enorme triunfo que supuso el logro de diez millones de votos, sin haber
siquiera aceptado hacer campaña en los espacios gratuitos de la RAI.
A través de su blog, Grillo llama a Bersani “muerto que habla” y rechaza un pacto con el PD afirmando que “no
puede conceder a Bersani un voto de confianza, porque ayudó al todavía
primer ministro Mario Monti, a cometer las fechorías por las que el
pueblo italiano se ha empobrecido”.
El
mazazo ha sido duro. La aspiraciones del PD para conseguir cierta
establidad se han desvanecido. Las bolsas europeas caminan cuesta abajo,
impelidas por la desconfianza de los inversores.
Una
vez más se muestra en su mayor esplendor que la llamada democracia
burguesa no es un sistema político, sino un régimen sufragista dirigido
por los mercaderes del mundo, quienes parecen además detentar la
titularidad de los “derechos humanos”, cuya aplicación precisamente
impiden esos partidos políticos al servicio de las grandes corporaciones
bancarias, al aplicar las rebajas, recortes y privatizaciones con que
los pueblos de Europa se enfrentan desde hace más de tres años.
Beppe
Grillo es un grano molesto en el modelo neoliberal, que deja al desnudo
una verdad que pocos “demócratas” quieren hoy escuchar: las políticas
de izquierda y derecha son, en la práctica, las mismas, como se ha
demostrado en aquellos países en los que gobiernos, presuntamente
socialistas, han aplicado recetas ultraconservadoras, chantajeando y
traicionando a sus electores.
Ni
Zapatero, ni Blair, ni ahora Hollande en Francia, actuaron como
progresistas (más bien, como reaccionarios), porque jamás se atrevieron a
cumplir sus promesas, esas que hablaban de protección a la ciudadanía.
Sin
embargo, existen verdaderos socialistas que gobiernan en varios países
de Latinoamérica y el Caribe, cumpliendo sus programas de apoyo a los
más necesitados, obligando a pagar más a quien más posee, nacionalizando
empresas expoliadoras e implementando todo tipo de ayudas a los
sectores sociales desfavorecidos.
Beppe
Grillo ha conseguido demostrar que los colectivos neoliberales con
aparentes “ideologías distantes”, están mucho más cerca de lo que sus
votantes imaginan, por lo que bien podría darse un “ménage à trois”
entre la derecha, el centro-derecha y el centro-izquierda
(Cavaliere-Monti-Bersani) teniendo como padrinos a Barroso y Van Rompuy,
para “salvar a Italia del desastre”.
“El Movimiento Cinco Estrellas (M5E) no dará un voto de confianza al Partido Democrático (PD) ni a otros“, sentenció Grillo, cuyos diputados y senadores son cada vez más cortejados ante la ausencia de mayorías en las dos cámaras.
Por el contrario, Grillo repitió que su movimiento, que tendrá 109 diputados y 54 senadores, “votará las leyes que respondan a su programa, cualquiera sea el partido que las proponga”.
No obstante, existe un peligro evidente en el radicalismo del ex cómico italiano: ¿perdonarían sus bases a estos parlamentarios y senadores, que se limitaran a hacer el papel de meros observadores ante la amenaza de más recortes y rebajas sociales, habiendo tenido la oportunidad de compartir el poder para impedirlo?
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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