Como la derecha de siempre, nucleada en Berlusconi o el impuesto por la troika Mario Monti, no nos interesa más allá de ver la cantidad de votos que obtienen, nos hemos centrado en estas elecciones italianas en el papel de la izquierda o al menos lo que la mayoría considera como tal. Tanto de la marca PD como del Movimiento 5 Estrellas encabezada por Grillo.
Hace unos días intentábamos desentrañar al Partido Democrático (nombre copiado al partido de Obama) porque la prensa y el sistema insiste en que se trata de una coalición de “centro-izquierda”, esto es, la suma de lo que fue el eurocomunista PCI, el corrupto PSI, y la Democracia Cristiana, (la derecha que gobernó desde la posguerra hasta la hecatombe por la corrupción en los años 90 ), apoyada por los restos moderados de la Refundación Comunista. Traducido al panorama español sería que el PD es la suma del PSOE, PP e incluso de IU, muy dentro del sistema, muy reformista, muy previsible. En este sentido, es destacable que los sondeos a pie de urna dieran una clara victoria del PD, provocando de inmediato la euforia en la prensa digital de la derecha alemana, en el PP, en las Bolsas (que crecieron un 3% en pocos minutos; curioso que la victoria del “centro-izquierda” sea tan bien acogido por los especuladores financieros), y hasta casi en la OTAN. Una vez más, pese al constante viaje a la moderación hasta confundirse con el paisaje, no tendrán fácil gobernar. Tal y como le ocurrió a su antecesor Romano Prodi.
Sin embargo, una de las grandes novedades, es la irrupción impresionante del Movimiento 5 Estrellas, del cómico Grillo. Sus discursos explosivos en defensa de lo público, de la ética, del ataque al sistema y la casta política no parten, obviamente, de una ideología comunista, pero ha nacido del hastío de los más jóvenes ante la clase política, del trabajo de decenas de miles de personas de la izquierda social en las redes sociales.
Esto ha provocado que Grillo fuera tachado por los medios más conservadores como la candidatura de la “extrema izquierda”. Medios que, por otra parte, han hecho una continua referencia al 15-M español. El propio Grillo en una entrevista alabó al 15-M y lo consideró el primer paso para crear un gran frente político al margen de las organizaciones políticas existentes. Difícil en España, donde hay grupos políticos que se auto denominan de la izquierda, que intentan captar el descontento y la desconfianza.
En las últimas elecciones, organizaciones como IU, Compromis, o Equo clamaban porque no se votara a los dos partidos grandes PP y PSOE, para que pusiéramos la mirada en los partidos pequeños. Incluso unos meses antes, en las elecciones andaluzas, algunos militantes de IU intentaban convencer al electorado diciendo que votar a Valderas (para luego darle los votos al PSOE) era algo perfectamente coherente para los indignados que llenaban plazas con sus protestas. La indignación no pasa por darle un voto disfrazado de lucha pero que acaba muriendo en la orilla de la socialdemocracia, sino en generar una organización revolucionaria (en todos los sentidos) de nuevo cuño, con el aporte necesario e imprescindible de los muchos grupos y militantes anti sistema capitalista.
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