Luis Buñuel fue seguido por el FBI, su correo fue intervenido e investigaron a todas sus amistades izquierdistas en Estados Unidos. Buñuel fue sometido a vigilancia no sólo durante los años en que residió en Nueva York y Los Ángeles (1938-1946), sino después, pues siempre que solicitaba un visado para visitar EE.UU., se requería la aprobación de ese organismo que dirigió Edgar Hoover. Aunque no se le consideraba como un sujeto peligroso, la lupa del FBI escrutaba a su círculo de amistades.
Luis Buñuel fue seguido por el FBI, su correo
fue intervenido e investigaron a todas sus amistades izquierdistas en
Estados Unidos. El 23 de mayo de 1988, la agencia desclasificó todos los documentos
relacionados con la vigilancia a la que Luis Buñuel estuvo sometido no
sólo durante los años en que residió en Nueva York y Los Ángeles
(1938-1946), sino después, pues siempre que solicitaba un visado para
visitar EE.UU., se requería la aprobación de ese organismo que dirigió
Edgar Hoover desde 1924 hasta la Presidencia de Richard Nixon. Este
dossier de Buñuel, que era desconocido, abarca desde 1941 hasta 1971 y
contiene, al menos, 31 informes de vigilancia, así como peticiones y
resoluciones, algunas firmadas por su todopoderoso y temible gran jefe.
Aunque no se le consideraba como un sujeto peligroso, la lupa del FBI escrutaba a su círculo de amistades,
muy en especial, al profesor, poeta y narrador gallego José Rubia
Barcia, un amigo entrañable y colaborador del cineasta, a quien se
identifica a pesar de que los demás nombres están borrados de estos
documentos.
El primero de ellos está fechado el 1 de
diciembre de 1941. Buñuel residía en Nueva York -pues había sido
contratado como montador y documentalista por la Filmoteca del Museo de
Arte Moderno- y había solicitado el permiso de residencia, que le fue
denegado y que él recurrió. El Comité de Revisión de la Junta de
Apelaciones le da la razón, algo que disgusta al mismísimo Hoover, pues
remitió un memorándum a «Mr. Alden» en el que criticaba al representante
del United States Information Service que votó su aprobación porque «el
demandante declara no haber tenido afiliaciones políticas previas o
posteriores a la Revolución española (…) y que no es un comunista. En
otras palabras, sin tener en cuenta sus muy cercanas vinculaciones, así
como su conexión con el Gobierno de la República,
el representante de la U.S.I.S. creyó que la palabra del apelante era
más fuerte y convincente -ironiza Hoover- que otros factores.
Aparentemente, la Junta compartió esa postura, pues también aprobó la
apelación sin escribir ni una opinión».
Agente muy eficaz
El FBI no volvió a interesarse por él hasta
1945, dos años después de que tuviera que renunciar a su puesto en el
MoMA tras el infame incidente con Dalí. El agente especial R. B. Hood, a
cargo de la oficina de Los Ángeles, se tomó muy en serio investigar a
Buñuel, por entonces jefe de los dobladores de películas al español de
la Warner, y a sus amigos: envía siete informes a Hoover durante ese año
y otros ocho en 1946. El 31 de julio de 1945, el «confidente A» acusa
al cineasta de querer viajar a Moscú para «estudiar la situación y
lograr que se le comisione indefinidamente en los países ocupados»; y de
que está «enteramente vinculado con izquierdistas en el mundo
latinoamericano» y, aun antes, con el «Gobierno socialista-comunista de
León Blum en Francia». También implica a Barcia y dice que «emigró a La
Habana para escapar de Franco, donde vivió cuatro años»; que luego
«entró en EE.UU. por Miami el 3/8/43»; que estuvo «nueve meses en la
Universidad de Princetown»; que más tarde colaboró «durante nueve meses
en la Oficina de Información de Guerra»; y que desde el 20/7/44 «trabaja
para el Departamento de Doblaje al español de la Warner», datos
curriculares que informes posteriores amplían y detallan.
Asimismo, señala la edad, peso, talla, color de
pelo y domicilio de Buñuel y Barcia, les califica de «apátridas» y da,
como señas particulares de Buñuel, que «cojea y a veces usa muletas
porque sufre de reumatismo» (ciática). El confidente A, supuesto amigo
del cineasta, también afirma que éste le «atacó por defender el sistema
democrático y capitalista de EE.UU.». En ese mismo informe se delata a
otras dos personas, imposibles de identificar. Una, «descendiente de una
familia aristocrática rusa, sin embargo simpatizante del Soviet», de
quien un «confidente B» aporta sus señas particulares; y la otra,
irrelevante. Un tercer confidente señala que Buñuel «tiene una cicatriz
en el dedo índice izquierdo».
Sin embargo, un informe posterior del 22/10/45
revela, a través del confidente C, la animosidad de los confidentes A y B
contra Buñuel y Barcia, pues «B perdió su empleo en Warner debido a las
acusaciones que les dirigió por razones políticas» y a una «pelea a
puñetazos» disputada con uno de ellos; reconoce que Buñuel «jamás
reclutó a nadie para ir a Moscú», y que las «manifestaciones
antisemitas» que se les achacan «son inconsistentes».
Hoover interviene
La persecución arrecia. El 22 de octubre y el
21 de noviembre de 1945, el agente Hood solicita a Hoover intervenir la
correspondencia de Buñuel, Barcia y otros; lo que éste concede
personalmente el 28 de febrero de 1946. Hood pide una prórroga de otros
treinta días, y Hoover se la concede el 11 de marzo… ¡por 60 días!
Siguen los informes. El 19 de marzo, una confidente asegura que Buñuel y
otro -nombre borrado, quizá Barcia- asistieron a la proyección de la
película «Hotel Berlín» y que el segundo había manifestado que «era
propaganda americana y que Alemania jamás habría cometido semejantes
atrocidades»; a renglón seguido afirma que los dos «esperan que Franco
sea derrocado para poder regresar a su país»; y luego declara que
«aunque son muy antiamericanos», está «confusa», porque le parece que
unas veces son «pro-alemanes y otras pro-rusos». Después, la vigilancia
se relaja pero, en 1947, cuando el aragonés ya había emprendido su
carrera en México, el FBI seguirá investigándole y relacionándole con
refugiados españoles a los que se califica de prosoviéticos.
Doce años después
Tendrán que pasar doce años para que el
cineasta llame nuevamente la atención del FBI, cuando vuelve a pisar
territorio norteamericano en 1959: dos memorandos recogen, uno, su
llegada a Nueva York el 22 de septiembre de 1959; y otro, certifica su
llegada el 28 de octubre de 1960. En 1967 vuelve a viajar para asistir a
un homenaje que le brinda el MoMA, y se ve obligado a comunicar un
pequeño cambio en su plan de viaje. Uno de los informes denuncia su
apoyo a la reunión Comité Mundial por la Paz, celebrada en Estocolmo ¡en
1950! y considerada por el FBI como «la más grande ofensiva psicológica
mundial jamás realizada» y «una cortina de humo» previa a la «agresión
comunista contra Corea del Sur», pues tuvo lugar tres meses antes de que
ocurriera.
En fin, aún se le autorizan a Buñuel otros dos
visados de entrada: uno en 1968 y otro en 1971 para un viaje en abril de
1972. Y cesa la vigilancia. En 1973, la Academia de Hollywood le
concede el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa por «El
discreto encanto de la burguesía».
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