martes, 29 de enero de 2013
Gusanos y vendepatrias
mantienen lo contrario. Los pobres... ¿qué otra cosa pueden decir?. Pero
las imágenes están ahí y no engañan: La Merkel, fiel a la supuesta
"superioridad" de la raza aria, tampoco miró al hondureño Porfirio Lobo,
lo cual desmonta la tesis gusana. Lobo, siervo al fin, le dedicó una
sonrisa de genuflexo. Raúl estuvo digno y educado dejándola pasar.
Nosotros la habríamos mandado al carajo.
Merkel tampoco mira
nunca cómo malviven sus conciudadanos: 400 euros por trabajar en mini
jobs, mil a tiempo completo, jubilados que emigran a otros países para
poder sobrevivir con sus pensiones. El "milagro" alemán de hoy: crear
millones de semiesclavos.
En definitiva, nos
parece perfecto que, ni siquiera por cuestiones protocolarias, el
representante de una democracia popular tenga que saludar a la
representante de una dictadura capitalista y neonazi.
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