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jueves, 10 de enero de 2013

EL INTERNACIONALISMO EN LA TEORIA MARXISTA

10.01.2013

Para el KKE es una cuestión de principios que la vanguardia ideológica, política y organizativa de la clase obrera debe expresarse de forma distintiva y unificada a nivel internacional.
 
 La base teórica de este principio, que descansa en las obras de Marx y Engels, puede encontrarse en la actividad y dimensión internacionales del capital, las cuales nosotros estudiaremos a la luz de los acontecimientos actuales.
Para que el capital pueda reproducirse como relación socioeconómica, ya ha logrado superar la frontera del “estado nacional”, que creó como forma de poder político estatal para establecerse y para superar las relaciones feudales, para abolir la estrechez de la economía natural y del mercado local, así como de la producción artesana.
El fenómeno del comercio internacional y de las compañías por acciones, que Marx había analizado, tomó nuevas dimensiones y características a finales del siglo XIX y, especialmente, en el siglo XX, a través de la exportación extensiva de capital para inversiones extranjeras directas, la creación a escala internacional de bolsas y otros mercados para el capital financiero (p.ej. el Banco Mundial, el FMI, etc.) y la composición internacional de los accionistas en compañías de inversiones.
Sobre esta base, tras la II Guerra Mundial y a pesar de la continua agudización de la competencia capitalista (entre empresas y entre estados), se formaron centros más fuertes para la elaboración de una estrategia unificada del sistema imperialista mundial contra la clase obrera, su organización revolucionaria y su actividad como movimiento dentro de los estados capitalistas e incluso más contra su poder estatal en los países que estaban construyendo el socialismo.
Tales centros para la producción de una estrategia y actividad unificadas del capital internacional estaban vinculados a la coordinación de la toma de decisiones (p.ej. el G7, que hoy ha sido ampliado a G20) y en órganos de intervención directa económica (FMI, Banco Mundial, etc.) y militar (OTAN, Euroejército, etc.).
Por supuesto, el desarrollo desigual del capitalismo y la competencia, que son inherentes al sistema, llevan a cambios en la correlación de fuerzas entre estos centros, mientras al mismo tiempo se forman otros regionales (p.ej. UE, ALCA, ALBA, MERCOSUR, ASEAN, Acuerdo de Shanghai, etc.).
En todos estos centros, en los que se expresa la unidad del poder estatal del capital en relación con su oponente, la clase obrera, la continuidad del estado capitalista está salvaguardada independientemente del color político-ideológico de un gobierno u otro.
Un ejemplo característico de esta realidad es la composición del bien conocido “Grupo Bilderberg”, en donde empresarios, armadores, banqueros, diplomáticos, militares, economistas, periodistas, intelectuales y políticos de todas las tendencias de la burguesía de todo el mundo deliberan “a puerta cerrada”.
Paralelamente, las corrientes políticas burguesas y los representantes naturales del capital se han organizado en uniones internacionales y regionales.
¿Qué clase no tiene una expresión internacional en relación al poder capitalista que se organiza a nivel estatal y a nivel internacional? La clase obrera.
Junto a la obvia necesidad de contar con esta expresión, lo que debemos examinar son las causas de los problemas relativos a la promoción de la organización internacional de la vanguardia ideológica y política de la clase obrera.
En opinión del KKE, el problema no es principalmente de tipo organizativo, sino teórico e ideológico, el cual por supuesto refleja la separación, la división de la clase obrera a nivel nacional.
La unidad ideológica del movimiento comunista internacional ha sido destruida y esto es lo que necesita restaurarse. Ésta es la tarea básica para todos los PPCC – independientemente de sus diferentes nombres – que tienen el necesario contenido de clase en su base y en sus órganos dirigentes, que aseguran la voluntad de la vanguardia de la clase obrera para organizar la lucha contra la explotación capitalista y no para pactar con ella.
La profunda crisis ideológica, política y organizativa del movimiento obrero internacional se ha expresado en los últimos 25 años y sus raíces van aún más atrás (décadas, de hecho).
El KKE opina que el desmantelamiento de esta unidad ideológica tuvo lugar debido al gradual fortalecimiento y difusión del revisionismo. Por supuesto, lo que ocurre a nivel de conciencia, en este caso el revisionismo, es un reflejo de los acontecimientos socioeconómicos – las secciones de la clase obrera en los países capitalistas avanzados gozaron de salarios más altos y mejores condiciones de vida debido a la plusvalía extra que el capital obtenía en sus países, tomando por ejemplo el monopolio en el comercio exterior (Gran Bretaña hasta finales del siglo XIX) y la capacidad para explotar materias primas y trabajo barato en sociedades menos desarrolladas. Los hijos de estas secciones de la clase obrera y de la aristocracia obrera en el movimiento sindical y político absorbieron la propaganda burguesa por medio del sistema educativo y fueron incorporados a los mecanismos ampliados del estado – bien en los “servicios” del Estado burgués (educación, salud, bienestar) o puramente en mecanismos administrativos (oficinas tributarias, administraciones locales, mantenimiento de la propiedad estatal, etc.) o en empresas públicas o semipúblicas (bancos, servicios públicos, energía, agua, industria de telecomunicaciones, turismo, etc.).
La compra de secciones de la clase obrera y su incorporación a sectores dinámicos de la industria capitalista se logró en combinación con el soborno amplio de científicos que tenían raíces obreras; así podemos ver que la ampliación de la base social del oportunismo y el fortalecimiento del revisionismo son fenómenos interconectados. La capacidad de las fuerzas políticas burguesas para comprar a amplias secciones de la clase obrera sirvió al objetivo político de corromper al movimiento obrero, de distraerlo de su objetivo estratégico de la revolución socialista en Europa y, más en general, en el mundo capitalista desarrollado e incluso en condiciones en las que la correlación de fuerzas había mejorado para las fuerzas del socialismo tras el fin de la II Guerra Mundial.
El revisionismo y el oportunismo en los PPCC de los estados capitalistas fuertes ejercieron presión sobre los PPCC gobernantes, en condiciones extremadamente complejas.
a) el período histórico a nivel internacional (p.ej. el desarrollo de la bomba atómica primero por los EEUU o la política de la “guerra fría” contra la URSS inmediatamente tras el fin de la II Guerra Mundial), cuando las pérdidas del capitalismo no se analizaron objetivamente en combinación con su capacidad para recuperar su posición.
b)la debilidad y los descuidos en la creación de una estrategia del movimiento comunista internacional contra el sistema imperialista internacional, dado que en varias instancias, extremadamente importantes en aquel momento, el frente de lucha contra la ocupación extranjera y el eje de Hitler se separó de la lucha por la toma del poder estatal por la clase obrera.
c)la URSS se enfrentó a tareas teóricas y prácticas sin precedentes (p.ej. la contención y posterior abolición de las relaciones mercantiles, la contradicción entre trabajo manual e intelectual, el desarrollo de la organización del trabajo en sectores productivos de la industria socialista, la amplia participación obrera en la organización y administración de la producción y los servicios, en el control obrero de la gestión y, más generalmente, de los órganos del poder estatal obrero). La lucha de clases para el desarrollo socialista entró en una nueva fase.
La revisión y el oportunismo irreversiblemente corrompieron a los PPCC gobernantes, con el resultado de que dirigieron derrocamientos contrarrevolucionarios, la restauración capitalista violenta o controlada, proceso que todavía está en marcha.
Otra corriente del revisionismo y el oportunismo, conocida como “eurocomunismo”, corrompió al movimiento obrero en las sociedades capitalistas desarrolladas y continúa haciéndolo, por un lado manteniendo la continuidad histórica y los símbolos del movimiento comunista, y por otra creando una organización oportunista europea (el PIE). El PIE utiliza y fomenta las debilidades existentes y las dificultades de los PPCC, por ejemplo en América Latina y Asia, debilidades que surgen del desarrollo relativamente retrasado del capitalismo en esos países. El PIE promueve una línea de alianza con fuerzas burguesas de otros centros imperialistas a los que denomina aliados (por ejemplo, la UE) contra el imperialismo norteamericano.
En las condiciones actuales, los PPCC en países en los que el poder estatal burgués trata de elevar su posición a nivel continental e internacional, se enfrentan al siguiente desafío – elaborar su estrategia teniendo en cuenta y superando los problemas estratégicos en el movimiento comunista internacional que ellos habían desarrollado como partidos.
Frente a todo esto, los PPCC dedicados a la ideología comunista, al marxismo-leninismo, al papel histórico de la clase obrera para el progreso social y la necesidad del socialismo, a la necesidad de la revolución política y del poder estatal obrero revolucionario (la dictadura del proletariado), tienen como prioridades las siguientes tareas:
1. El estudio profundo y la difusión de la ideología comunista, por medio de la publicación de los trabajos de sus fundadores en todos los idiomas, escuelas del partido para la educación marxista organizada de sus cuadros, extensión de estas tareas a sus militantes y trabajo similar con los cuadros de las juventudes comunistas.
2. La formación de una intelectualidad comunista, es decir, cuadros científicos del partido con educación marxista y educación similar para los cuadros obreros que tienen las capacidades necesarias para el trabajo intelectual. Todo PC, utilizando a la intelectualidad marxista, estudiará científicamente – no sólo mediante la observación empírica – la situación socioeconómica y política de su país, su posición en el sistema imperialista internacional, sus relaciones internacionales, estudios que se basarán científicamente en las fuerzas comunistas, para que su carácter científico no entre en conflicto con su carácter de clase.
Para que los PPCC no se conviertan en rehenes de la ideología burguesa, deben superar la tendencia a subestimar el trabajo ideológico y teórico, una tendencia hacia la fetichización del trabajo práctico, la tendencia a situar el trabajo teórico fuera de sus órganos dirigentes. Este trabajo necesita ser asignado dentro del CC, y los resultados de este trabajo teórico deben ser discutidos y adoptados por el CC, y debería darse una tendencia a discutir y adoptar estas tareas para su extensión a todos los órganos del Partido y organizaciones de base y en la juventud comunista.
La asimilación creativa de la teoría comunista revolucionaria incluye no sólo la necesidad de que sea asimilada, sino también de su desarrollo, ya que tanto la sociedad como la lucha de clases están en constante desarrollo.
Igual que es cierto que la teoría revolucionaria fundada por Marx y Engels fue muy avanzada, la teoría que Lenin desarrolló especialmente en relación con la teoría del Partido, la revolución, el estado obrero, que dio fuerza a la acción revolucionaria, también lo es que objetivamente no cubrieron fenómenos y acontecimientos que no existían aún o no se habían completado hace un siglo y medio.
No obstante, tales fenómenos pueden hoy interpretarse erróneamente y empujar a un PC en una línea de cooperación con secciones de la clase burguesa.
La tarea de desarrollar nuestra teoría revolucionaria está interrelacionada con la tarea de elaborar una estrategia revolucionaria.
Hoy existe la base teórica para el posicionamiento estratégico de los PPCC en relación a los fenómenos como las uniones económicas, políticas y militares de los estados capitalistas, tales como la UE, la OTAN, el FMI, etc., y en relación a otros fenómenos como la aristocracia obrera. Existe una base teórica para el rechazo de los análisis teóricos burgueses relativos al “fin de la clase obrera”, “fin de la lucha de clases”, “obsolescencia del socialismo y el capitalismo” porque supuestamente la sociedad de hoy es postindustrial o constructos ideológicos que dicen que la crisis económica es causada por el “capitalismo casino” como una desviación del capitalismo industrial, etc.
A pesar de esto, dado que esta base teórica no se ha asimilado, viejas tesis revisionistas ganan terreno, apareciendo como supuestamente “contemporáneas” y, como resultado de la confusión ideológica y de problemas estratégicos, se manifiestan en los PPCC.
El oportunismo contemporáneo promueve una línea de unión contra la plusvalía extra, presentando esto como un fenómeno que se desvía de los beneficios industriales, del desarrollo capitalista “saludable”.
Basta con retrotraernos a los escritos de Engels relativos a las crisis económicas en Inglaterra en la primera mitad del siglo XIX para descubrir la perdurabilidad de este fenómeno y de las posiciones burguesas que hoy están promoviéndose como “pensamiento contemporáneo de izquierdas que refleja la nueva realidad social”.
Sobre esta base surge la denominada “estrategia moderna”, el análisis de que los “PPCC como fuerza dirigente de la izquierda deberían unirse a las fuerzas dispersas de la izquierda en un polo que trabaje por un gobierno de izquierdas”. Esta problemática estrategia ha sido probada, con consecuencias negativas, en todo el siglo XX y hasta el presente. Se basa en la concepción equivocada de las alianzas, que da prioridad a una alianza “por arriba”, con fuerzas políticas que representan al oportunismo en el seno del movimiento obrero revolucionario, que tiene como estrategia el cambio de la correlación de fuerzas en el parlamento burgués para formar un gobierno que no será capaz de, o no deseará, entrar en conflicto con el dominio capitalista.
La política de alianzas de un PC, es decir, de la clase obrera y los sectores sociales oprimidos, no puede tener como objetivo la política utópica de reformar al capitalismo y hacerlo pasar de su fase monopolista a su fase premonopolista.. Puede y debe ser una alianza que empuje a los sectores populares intermedios a una lucha por la ruptura con los monopolios, con sus uniones imperialistas. Debe ser una línea para la maduración del factor subjetivo para la lucha por el socialismo, incluso aunque no exija que las fuerzas sociales aliadas lo entiendan y acepten plenamente. Incluso si el objetivo del poder estatal (p.ej. “el poder popular”) y las relaciones económicas vinculadas (p.ej. “la economía popular”) se explican en términos generales, como en el caso del Frente Antimonopolista y Antiimperialista de lucha del KKE, esto no excusa la confusión ideológica sobre la posibilidad de una forma intermedia de poder estatal, un estadio intermedio entre el capitalismo y el socialismo.
Es necesario que exista una visión común entre los PPCC en este tema, de los PPCC que operan en sociedades capitalistas, independientemente de la posición de estas sociedades en el sistema capitalista internacional. Esta verdad básica la formuló en 1887 Engels en el prólogo a la edición norteamericana de “La condición de la clase obrera”: “ya que, como dije antes, no puede existir ninguna duda de que la última plataforma de la clase obrera norteamericana debe y es esencialmente la misma que la que adopte toda la clase obrera militante de Europa, la misma que la del Partido Laborista Socialista Alemán-Americano”2. Esta posición hace referencia a las históricas diferencias en el desarrollo capitalista en EEUU, Alemania, Gran Bretaña y Francia.
Por supuesto que existen fenómenos cuya investigación histórica no llevó a generalizaciones teóricas desde el punto de vista de la estrategia revolucionaria unificada contra el sistema imperialista mundial. Y teniendo esto en cuenta, la elaboración estratégica de los PPCC se hace aún más difícil.
La posición de un PC relativa al movimiento nacional que no se ha asimilado todavía por la clase burguesa dominante de un único estado unificado es un asunto de este tipo, o incluso a la inversa, la posición de un PC relativa a un movimiento autonomista nacional.
El KKE ha estado lidiando con este tipo de asuntos en relación con la población grecochipriota durante muchos años, mientras nuestro partido hermano (el PC Turco) ha estado preocupado durante muchos años con el tema de la población kurda.
En opinión del KKE, la necesidad de y la promoción de una estrategia comunista revolucionaria internacional, de la perspectiva de una nueva internacional, surge de este tipo de investigación teórica y estratégica, de la que hablaré luego.
Especialmente durante los siglos XVIII y XIX, con la formación de los estados capitalistas, no sólo existía la expresión nacional del vehículo natural creado de relaciones capitalistas, es decir, las respectivas clases burguesas de Francia, Alemania, Grecia, etc, sino que se creó la correspondiente clase obrera.
Los respectivos estados, dependiendo en su herencia precapitalista y de las especificidades históricas en el desarrollo de sus revoluciones burguesas y formaciones estatales capitalistas, contribuyen en mayor o menor medida al surgimiento “suave” de las naciones, a la creación más o menos coherente de la conciencia nacional. Mientras la organización capitalista de la sociedad y la correspondiente formación de un estado capitalista se retrasaba, donde los imperios sobrevivieron durante un largo período de tiempo con poderes feudales, como el Imperio Otomano, el paso a formaciones estatales capitalistas no armonizó las diferencias nacionales desde el punto de vista de los intereses unificados del capital.
Sobre esta base se desarrollaron los movimientos separatistas. Algunos estados capitalistas apoyaron a estos movimientos mientras otros se pusieron en contra según las contradicciones y alianzas que se formaban en el marco de la tendencia a competir por la distribución de los mercados, que es la ley del capitalismo.
En la era reaccionaria del imperialismo, en la que la clase obrera ha disociado claramente su estrategia de la de la burguesía, independientemente de cuestiones nacionales, idiomas y otros legados culturales, creemos que los partidos comunistas deben formar sus posiciones de acuerdo a los criterios de clase, de acuerdo a la unidad de la clase obrera contra la burguesía, sin importar si la burguesía nacional aparece como dividida a nivel nacional.
Somos de la opinión de que la siguiente posición de Engels es importante y cierta:
“Los comunistas – ese fue el nombre que adoptamos en la época y que incluso ahora no repudiamos – los comunistas no formamos un partido separado opuesto a otros partidos obreros.”
“No tienen intereses separados y aparte de los intereses de toda la clase obrera”.
“No establecen principios sectarios propios, por los cuales formar y modelar al movimiento proletario”
“Los comunistas se distinguen de los otros partidos obreros sólo por esto: 1.En las luchas nacionales de los proletarios de los diferentes países señalan y ponen delante los intereses comunes de todo el proletariado, intereses independientes de toda nacionalidad; 2.En los diferentes estadios de desarrollo que la lucha de la clase obrera contra la clase capitalista transitará, siempre y en todo lugar representan los intereses del movimiento en su conjunto.
“Los comunistas, por tanto, son por una parte prácticamente la sección más avanzada y decidida de los partidos obreros de todos los países, la sección que arrastra a todas las demás; por otro lado, en lo teórico, tienen, por encima de la gran masa de proletarios, la ventaja de entender claramente la línea de marcha, las condiciones y los resultados generales finales del movimiento proletario.
Así, luchan por la consecución de objetivos inmediatos, por el reforzamiento de los intereses monetarios de la clase obrera, pero en el movimiento del presente, representan y les preocupa el futuro del movimiento”
Según estos criterios, el KKE forma sus posiciones en estos temas, por ejemplo en lo relativo a los intereses tanto de los trabajadores grecochipriotas como los turcochipriotas, disociándolos de la burguesía greco y turcochipriota. Sobre la misma base, el KKE expresa la solidaridad de la clase obrera griega con la turca (así como con la kurda, la armenia, etc., independientemente de su origen étnico) a pesar de las diferencias entre las burguesías que puedan haber establecido su poder estatal (griega, turca) o no (kurda).
En consecuencia, la cuestión crucial es la unidad de las varias secciones de la clase obrera, que están objetivamente estructuradas en el marco de una específica entidad capitalista estatal, para su derrocamiento y para la abolición de la burguesía étnicamente dominante así como de la que se enfrenta a algunas restricciones.
Aunque la formación de los estados nacionales burgueses hasta el inicio del siglo XX representaba progreso en la historia del desarrollo humano, la secesión de grupos étnicos y la formación de nuevos estados capitalistas hoy, bajo las condiciones del dominio del capitalismo a nivel global, no puede traer nada positivo para el movimiento obrero, sino que causa realineamientos en la correlación de fuerzas en el seno del capitalismo.
Por tanto, la posición de que el patriotismo y el internacionalismo tienen carácter de clase, capitalista u obrero, que se determina por las principales clases de la sociedad capitalista, sigue siendo cierta hoy, más de lo que lo era en la época de Lenin en el imperio multinacional zarista así como en todo estado burgués independientemente del grado de homogeneización étnica.
Esto significa que no puede haber patriotismo para las capas medias independiente del cosmopolitismo monopolista. Las capas medias tendrán que tomar posición bien con el patriotismo del capital, que incluye la contradicción entre la defensa de su estructura nacional estatal y el cosmopolitismo, o con el patriotismo obrero que incluye la solidaridad obrera internacionalista sin ninguna contradicción (internacionalismo proletario).
La clase obrera cumple su papel dirigente objetivo en la lucha por la abolición de la explotación capitalista, por tanto por la abolición de las diferencias nacionales, hasta el punto de que el movimiento obrero revolucionario – transformado en partidos comunistas – dirige conscientemente a los sectores de las capas medias a la acción común con la clase obrera contra el poder capitalista; hasta el punto de que asegura la acción conjunta con la clase obrera de estados vecinos, así como a nivel regional e internacional.
Así, cada partido comunista promueve la lucha revolucionaria en su país adoptando iniciativas y apoyando las de otros partidos que fortalezcan la unidad ideológica y política. Estas actividades pueden incluir varias formas de acción que han sido probadas en el pasado, por ejemplo declaraciones conjuntas sobre problemas comunes de la clase obrera internacional, solidaridad y apoyo a toda clase obrera que se enfrente a problemas graves en su país, actividad conjunta para informar y movilizar, iniciativas conjuntas para la propagación de la ideología comunista y desarrollo de la teoría revolucionaria por medio de escuelas del partido, seminarios, publicaciones, etc. Además, tales actividades fortalecen la unidad organizativa.
La forma de una organización comunista internacional no puede ser producto del pensamiento abstracto en condiciones en las que la unidad ideológica y política de los partidos comunistas de diferentes países, y también de cada país por separado, requiere de la férrea y unificada posición del movimiento frente al oportunismo, considerándolo como enemigo y no tolerándolo como fuerza política con la que cooperar sobre la base de un “programa mínimo”.
El más profundo estudio de las anteriores internacionales comunistas y, especialmente, de la Tercera Internacional Comunista, nos llevará a conclusiones que son necesarias para la reconstrucción ideológica y estratégica del movimiento comunista internacional y su revitalización.
La nueva expresión organizativa de esta unidad debería reflejar definitivamente esta maduración. En este sentido, será diferente de las expresiones organizativas de la tercera internacional, que se basó en la victoria revolucionaria del PCR (B) en Rusia y en la influencia que ejerció en las fuerzas revolucionarias de los viejos partidos que han sido asimilados por el sistema de los partidos socialdemócratas. Estas fuerzas no se han disociado de la “socialdemocracia”, en primer lugar en el movimiento sindical, como para ganar a la mayoría de sectores militantes de la clase obrera.
No obstante, estos son aspectos de investigación histórica que deben discutirse de forma más detallada

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