La Justicia española se moderniza, como en América, quien pueda
pagarla tendrá los favores de la dama con balanza que luce nuevo
lifting.
Primero modificaron las
condiciones de trabajo empeorando la vida de los trabajadores, después
apretaron las tuercas a los recién parados reduciendo su subsidio, al
grito de «que se jodan»; posteriormente, los de larga duración vieron
peligrar los cuatro duros que reciben porque según dice la señora
diputada, paisana de la «que se jodan», el dinero de la renta
garantizada, las familias más necesitadas, se lo gastan en televisores
de plasma; los que se atreven a enfermar, gracias a sus gobernantes,
encuentran que la adquisición de las medicinas necesarias para su
curación le resulta más inaccesible y cara; los trabajadores de la
función pública, han visto arrebatada su paga de Navidad que forma parte
de un ya rebajado salario; a las personas dependientes y sus familias
les han disminuido las prestaciones sociales con el consiguiente aumento
del desamparo. Faltaban de expoliar los que viven de una pensión
después de cotizar toda una vida. Ya no. La ministra Fátima Báñez, del
ministerio curiosamente llamado de Empleo y Segu- ridad Social, aquella
que dijo que la virgen del Rocío iba a ayudar a reducir el desempleo, ha
declarado que le da mucha pena, penita, pena, pero los pensionistas
perderán poder adquisitivo. Al gobierno, cuyo jefe prometió lo
contrario, le duele incluso más que a los propios pensionistas, pero no
se ha podido hacer otra cosa, ha declarado con voz entrecortada y el
gesto crispado por tan tremendo dolor. Era un ¡ay! continuo en carne
viva, como en una saeta... y la virgen del Rocío sin aparecer. Ni decir
esta boca es mía.
La Justicia española se moderniza, como
en América, quien pueda pagarla tendrá los favores de la dama con
balanza que luce nuevo lifting. En vez de venda lucen sus ojos gafas
Dolce&Gabbana. Al fin la justicia no es un medio como lo son el
resto de virtudes sino la que produce el equilibrio entre el que posee
demasiado y el que también posee demasiado. Una justicia generosa que
permite los indultos de policías condenados por aplicar tormento en los
cuerpos de los detenidos. Ciega, sorda y muda ante los que quedaron
tuertos, malheridos cuando no muertos, merced a las pelotas de goma
lanzadas a bocajarro. Nada sabremos acerca de la identidad de los
homicidas de Iñigo Cabacas; no conoceremos a quien arrebató el ojo
izquierdo a Esther Quintana, ni a los que rompieron el antebrazo de
Noemí Gutiérrez el pasado 14 en Barcelona.
Hay, dentro de la judicatura, a quienes
el indulto sistemático de los torturadores les causa sonrojo y lo dicen.
También quienes, dentro de la policía, están asustados por el tipo de
entrenamiento de las unidades antidisturbios con el fin de acallar toda
protesta contra las medidas políticas del gobierno español, así lo han
denunciado.
Se gobierna a golpe de decreto en el
Congreso y a golpe de porra y multas controlan las protestas en la
calle. A golpe de tasas cierran las vías jurídicas. Seguimos viviendo a
golpes como narraba el ingeniero del verso Gabriel Celaya.
Golpeados a capricho... y los violentos somos nosotros.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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