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lunes, 3 de diciembre de 2012

UN AÑO DE PP: PERDIDA DE DERECHOS NUNCA VISTO.

Un año de PP, una herencia nefasta de austeridad y pérdida de derechos

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Por Guifré Bombilá. Cuesta creer que el PP "sólo" lleve un año gobernando, parece que llevamos una legislatura entera bajo la bota de este neoliberalismo desbocado al que nos han empujado. Con sólo un año hemos asistido a unos niveles nunca vistos en estos últimos 35 años de constante destrucción de derechos y de bienestar, de represión cada vez más dura, de corrupción totalmente impune y de obediencia ciega a los mandamientos de la acumulación de beneficios.
Ya sabíamos que lo que Zapatero había hecho con tijeras, Rajoy lo haría con moto sierra. Una semana después de tomar posesión de los cargos, el nuevo gobierno ya aplicaba un recorte presupuestario de 9.000 millones de euros, incrementaba el impuesto del IRPF, congelaba el salario mínimo y ampliaba la jornada laboral a las personas que trabajan en el sector público. Este fue el entremés del PP, y su primer incumplimiento electoral, pero los platos fuertes no se hicieron esperar mucho.
Mentiras y reformas
Con el cinismo criminal que los caracteriza, los dirigentes populares han justificado cada reforma a través de la mentira más descarada. La Reforma Laboral, que debía llevar a un incremento de los niveles de empleo, ha llevado a despidos a precio de saldo, pasando de los 33 a los 20 días de salario por año trabajado, y de 40 a 33 en los despidos improcedentes.
Los despidos masivos (EREs) ya no deben ser ratificados por el estado, el empresario dispone de las plantillas como de su pequeño ejército personal, controlado con mano de hierro. Además, ahora se puede despedir personas mientras están de baja por enfermedad o por maternidad. La huelga de hambre de los cinco trabajadores de Telefónica ha sido la primera contestación importante contra el drama que supone que se te pueda echar del trabajo cuando estás sufriendo una enfermedad, que es el caso de Marcos Armenteros, pero hay muchísimos más casos desconocidos por el miedo y la vergüenza a que se han visto empujadas las víctimas.
Los resultados de la reforma ya los conocemos todos: por primera vez en la historia los niveles de paro sobrepasan el 25% de la población activa, casi seis millones de personas sin previsión de poder trabajar en años. Para "combatir el fracaso escolar y mejorar el rendimiento académico", en mayo se retiraron 3.000 millones de euros del presupuesto de enseñanza (miles de profesores han perdido su empleo, aulas masificadas, muchas sin calefacción, cierres de escuelas). La única beneficiaria de esta reforma está siendo la escuela privada (y la privada-concertada en Catalunya), ante el descrédito que está acumulando la pública, que se supone debe garantizar la igualdad de oportunidades y compensar las desigualdades sociales y económicas.
La sanidad ha quedado aún más dañada. En el recorte de 7.000 millones de euros se le añade el copago sanitario, la retirada de la Seguridad Social de 417 fármacos de uso corriente o el cierre de plantas de hospital y grupos de investigación punteros (especializados en enfermedades con altas tasas de mortalidad, como el cáncer).
Una de las medidas más duras ha sido excluir de la sanidad pública a la población migrada sin permiso de residencia. Esto supone marginar del derecho a una vida sana y digna a quien vive y trabaja en las condiciones más difíciles, al tiempo que fomenta el discurso racista de que es la población venida de fuera que sobrecarga los servicios públicos, cuando es todo lo contrario.
El mismo mes de mayo nos encontramos también con el rescate de 23.470 millones de euros a Bankia, mientras estaban diciendo que no había recursos para mantener el estado del bienestar. El mes siguiente, el rescate europeo de 100.000 millones de euros más para el resto de bancos del estado. A esto se le debe sumar 25.000 millones, repartidos entre otras entidades, que ya dio el estado antes de Bankia. Esta cifra desorbitada de dinero ha servido para pagar algunos de las deudas contraídas por la banca española durante el boom inmobiliario, pero en ningún caso servirán para generar puestos de trabajo o aumentar el poder adquisitivo de las clases populares. Mientras se siguen lanzando personas por el balcón de su casa, cuando vienen las fuerzas del orden a "devolver" la vivienda al banco de turno.
La ironía de todo ello, es que la banca española sigue teniendo unos 150.000 euros más de deuda para pagar, muchos de ellos con "activos tóxicos" (casi imposibles de devolver) y todavía tiene unos 650.000 en hipotecas, que tienen unas tasas de morosidad crecientes. Es evidente, el sistema financiero es un agujero negro que está absorbiendo la riqueza acumulada durante décadas del trabajo de millones de personas. Esto quiere decir que todos y todas tardaremos generaciones enteras en devolver esta deuda, con intereses acumulados.
En previsión de esta eventualidad, en julio se hizo un nuevo paquete de recortes sociales de 65.000 euros. Esta vez les tocó el recibir a la gente parada y también a la que se encuentra en situación de dependencia, así como las personas que trabajan en el ámbito público. De este mismo momento es la subida del IVA al 21%, impidiendo una vez más el acceso a la cultura.
Lo que vendrá
Pero lo que se ha descrito hasta ahora será poco con lo que anuncian que vendrá. Los presupuestos para el año 2013 prevén recortes del 23% en la sanidad y del 12% en educación. El programa para alumnos con dificultades cae un 68%, las transferencias por servicios sociales municipales un 40%; Cooperación al Desarrollo un 23%, cultura casi un 20%, y la inversión en infraestructuras un 15%.
Rajoy hace un llamamiento a la calma, diciendo que lo peor ya ha pasado, que el 2013 será un poco mejor, y que el crecimiento económico volverá en 2014. Unas declaraciones totalmente incompatibles con las previsiones del FMI y la Comisión Europea, que anuncian una recesión del 1, 3% y del 1, 5% respectivamente. El FMI también asegura que cada nuevo recorte sobre los servicios sociales tiene un efecto sobre la economía productiva, y que ello dificultará más el crecimiento futuro.
Hay quien dice que tenemos unos gobernantes inútiles, pero no hacen las cosas así porque no sepan más. Ellos tienen muy claro al servicio de qué clase social trabajan. No ha habido ni una sola de las medidas con la que nos están machacando que no hayan sido ya propuestas por la patronal española (y catalana). Tampoco ha habido ni una sola reforma que haya ido encaminada a redistribuir la riqueza de los que más tienen, más acumulan y más defraudan al estado, y la respuesta es simple, porque no quieren hacerlo.
Gifré Bombilá es militante de En lluita y miembro de la Assemblea Popular de Mollet.

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 
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