Viernes, 7 de diciembre de 2012
Notas
1)
El régimen borbónico continúa su imparable viaje hacia el abismo. En
todos los aspectos, no se encuentra ni un rincón sano. No es una mala
noticia, siempre y cuando la clase obrera y la gente de bien en general
seamos capaces de construir nuestra alternativa socialista. La chusma
burguesa acostumbra a no dejar piedra sobre piedra incluso en la
derrota, así que no será fácil. Si bien es cierto que la vida que hoy se
nos presenta ya es un no vivir.
Ahí
está el desempleo, ese no vivir sigue aumentando, pronostican un millón
más para el 2013. Según el gobierno la recuperación comenzará en 2014,
es algo así como la profecía de los mayas, por desgracia los habrá que
den crédito. Por nuestra parte entendemos que la economía capitalista no
se levantará salvo que emprenda una buena carnicería, de esas que se
cuentan por decenas de millones de asesinados,
tal vez cientos de millones o incluso miles de millones, hay que tener
en cuenta que los aparatos de matar están muy afilados. Eso que los
liberales llaman destrucción creativa no basta, se hace necesaria una
destrucción vulgar a base de bombas y que se arreglen los que queden.
Cada día que pasa nos acerca más a ese repugnante escenario.
2)
En principio el ex capo de la patronal está jodido. Eso en principio,
porque los capitalistas y sus siervos torturadores tienen patente de
corso, lo hemos visto tantas veces que no sería raro que el amigo Ferrán
se libre de la pena o que apenas cumpla unos meses. El buen hombre no
quedará tieso en ningún caso, sus dineros los tiene bien repartidos, lo
que la prensa airea es apenas una parte del botín. Por cierto, el
detalle del lingote me hizo recordar al tío Grandet, seguro que se iba a
la cama sobando su oro y deleitándose con el reflejo.
El
capitalismo de hoy no es el capitalismo de sus inicios, algo de eso
decía Lenin. Estamos en un capitalismo decrépito mangoneado por los
Ferrán del mundo. Tal vez nosotros estemos equivocados y el señor Juan
Torres tenga razón al pedir efusivamente otro empresariado. Tal vez esa
consigna altermundista de otro mundo es posible haya que cambiarla por
la de otro empresariado es posible. Tal vez terminemos pidiendo otro
capitalismo más bueno, bien regulado, con buenos sueldos, más simpático,
con unas empresas participativas y demás, algo parecido a lo que pedía
Sarkozy hace unos años. Si nosotros tenemos razón, los Ferrán del mundo
no son ninguna casualidad ni producto de un supuesto mediocre espíritu
español, es sencillamente lo que hay y lo que puede haber, más incluso
teniendo en cuenta el papel que nos han reservado en el mundo.
3)
Las escuelas que forman a los cuadros de la burguesía enseñan lo que
tienen que enseñar dado el capitalismo que existe y no el que algunos
desean apasionadamente. No maleducan, educan para el papel que deben
desempeñar, y eso pasa aquí, en EEUU, en Alemania y en cualquier otro
lugar. Si bien no les faltan dosis de demagogia en sus planes de
estudio: coaching, técnicas de trabajo en grupo, métodos para fomentar
la creatividad, resolución de conflictos, desarrollo organizacional,
mejora de la competitividad mediante equipos autodirigidos... por no
hablar de la charlatanería de la ética empresarial que llama a la
responsabilidad social, al optimismo, al humanismo y a la democracia.
Todo acaba en el mismo sitio, en la nada, o peor, en una Caixa
desahuciando al tiempo que marca paquete con lo mucho que ayuda a los
discapacitados.
Como el famoso modelo de organización empresarial
japonés, que se eleven las sugerencias aunque no tengan influencia
alguna. Lo de pretender modelos organizacionales mejores está muy bien
pero para aplicarlos en el socialismo, ahí sí que pueden utilizarse más
allá de la fachada. Según nuestro parecer, a la patronal se le ve el
plumero no menos que al señor Torres, al que supuestamente no le gusta
la burguesía que ve y pretende inventarse otra que sirva de ejemplo de
excelencia, que es incapaz de escribir un artículo contra la burguesía
que no encierre un elogio. Al final los culpables somos nosotros, que en
nuestra ceguera somos incapaces de apreciar las bondades de un buen
empresariado que sepa explotar como dios manda. Si de lo que se trata es
de ganar a los pequeños empresarios al borde de la ruina no hace falta
tanto rodeo.
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