Rokambol.com.-
"La hostia (bofetada) se oyó en cuatro términos municipales de Bilbao”,
asegura el jefe de la Policía Local de Barakaldo, población donde
transcurrieron los hechos, y provocó una grieta de diecisiete metros
lineales en el frontón municipal.
“Creíamos que se había
desplomado la cubierta del polideportivo”, asegura uno de los vecinos.
“La mitad de las vacas del pueblo se han quedado sordas”, puntualiza
otro vecino de una pequeña localidad situada a ocho kilómetros de
Barakaldo.
Al parecer, la razón por
la que el banco no podía devolver al cliente el dinero de la
participación preferente consistía en un simple problema informático que
se resolvió de manera extremadamente sencilla en cuanto el director, ya
con la cara del revés, apretó cinco o seis botones del teclado de su
ordenador y luego introdujo un número largo seguido de unas letras.
Abelardo Zaragormendi,
el jubilado que tuvo la feliz ocurrencia de propinar el bofetón, asegura
que no es ningún experto en ordenadores y que él ha sido el primer
sorprendido por el resultado. “Le dije al director que quería sacar el
dinero de la preferente, me empezó a decir palabras raras y le solté el
sopapo automáticamente, sin pensar en cosas informáticas”, cuenta
Zaragormendi. “Yo había oído algo de reiniciar pero no creía que se
referían a esto”, añade. El cliente obtuvo además un juego de sartenes y
tres calendarios.
La “Maniobra
Zaragormendi”, como ya se conoce al suceso de la oficina bancaria de
Barakaldo, será incorporada el próximo curso en todos los manuales de
informática y economía de las universidades españolas.
“Es una hostia de
recorrido, con la mano abierta, tirando primero el hombro hacia atrás
hasta que te cruja el esternón. Luego sueltas el brazo y acompañas el
hostión con un me cago en dios en voz alta”, ha revelado Zaragormendi.
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