miercoles, 12 de diciembre de 2012
Geopolitika: Señor Meyssan, usted se hizo mundialmente célebre
cuando publicó el libro La Gran Impostura que pone en duda la versión
oficial de las autoridades estadounidenses sobre los atentados
terroristas del 11 de septiembre de 2001. Su libro estimuló a otros
intelectuales a expresar sus propias dudas sobre aquellos trágicos
acontecimientos. ¿Pudiera usted explicar brevemente a nuestros lectores
lo que realmente sucedió aquel 11 de septiembre? ¿Qué fue lo que
realmente impactó o explotó en la sede del Pentágono? ¿Fue un avión u
otra cosa? ¿Qué pasó con los aviones que chocaron contra las Torres
Gemelas? Sobre todo, ¿qué pasó con el tercer edificio, cercano a esas
torres? ¿Cuál es el contexto más profundo de esos atentados, que
tuvieron repercusiones mundiales y que tanto han modificado el mundo?
Thierry Meyssan: Es sorprendente que la prensa mundial haya adoptado la
versión oficial, de un lado porque esa versión es absurda y, por otro
lado, porque esa versión deja sin explicación una parte de los hechos.
La idea de que un fanático, desde una cueva en Afganistán, y una
veintena de individuos armados con cortapapeles hayan podido destruir el
World Trade Center y asestar un golpe al Pentágono sin que el ejército
más poderoso del mundo lograse evitarlo no es ni siquiera digna de un
comic. Pero mientras más grotesca es la historia menos preguntan los
periodistas occidentales.
Por otro lado, la versión oficial no menciona la especulación bursátil
sobre las compañías víctimas de los atentados, ni el incendio del anexo
de la Casa Blanca, ni el derrumbe de un tercer rascacielos del World
Trade Center, hecho que se produjo al mediodía. Todos esos hechos ni
siquiera se mencionan en el informe final de la investigación
presidencial.
Además, nunca se habla de lo único importante entre todo lo que sucedió
aquel día. Después del atentado del World Trace Center, el plan de
continuidad del gobierno fue activado ilegalmente. Existe un
procedimiento, aplicable en caso de guerra nuclear. Si se comprueba la
aniquilación de las autoridades civiles, el mando pasa a un gobierno
militar alternativo. Hacia las 10h30, ese plan fue activado a pesar de
que las autoridades civiles se mantenían en capacidad de ejercer sus
responsabilidades. El poder pasó a los militares, que no lo restituyeron
a los civiles hasta las 16h30. Durante todo ese tiempo, se activaron
comandos que fueron a buscar a casi todos los miembros del Congreso y
del gobierno para ponerlos a buen recaudo en refugios antiatómicos.
Hubo, por lo tanto, un golpe de Estado militar que duró varias horas,
justo el tiempo necesario para que los golpistas impusieran su propia
línea política: estado de urgencia interno e imperialismo global en el
exterior.
El 13 de septiembre se presentó al Senado la Patriot Act, que no es una
ley sino un amplio Código antiterrorista redactado en secreto a lo largo
de los 2 o 3 años anteriores. El 15 de septiembre, el presidente Bush
dio su aval al plan de la «matriz mundial», que instituye un amplio
sistema de secuestros, de prisiones secretas, de torturas y asesinatos.
En ese misma reunión [Bush] dio también su aval a un plan que preveía
ataques sucesivos contra Afganistán, Irak, el Líbano, Libia, Siria,
Somalia, Sudán e Irán. Como puede verse, ya se ha concretado la mitad de
ese programa.
Aquellos atentados, aquel golpe de Estado y los posteriores crímenes
fueron organizados por algo que podemos llamar el Estado profundo (en el
mismo sentido en que se usa esa expresión para describir el poder
militar secreto en Turquía o en Argelia). Todos esos acontecimientos
fueron planeados por un grupo muy cerrado: los straussianos, o sea los
discípulos del filósofo Leo Strauss.
Se trata de los mismos individuos que, en 1995, empujaron el Congreso
estadounidense hacia el rearme y que organizaron el desmembramiento de
Yugoslavia. Tenemos que recordar, por ejemplo, que Alija Izetbegovic
tuvo como consejero político a Richard Perle, como consejero militar a
Osama Ben Laden y como consejero mediático a Bernard-Henri Lévy.
Geopolitika: El libro que usted escribió y la actitud
antiamericana que usted ha expresado libremente a través de su red
independiente Voltaire le valieron una serie de problemas que usted tuvo
personalmente con la administración del ex presidente francés Nicolas
Sarkozy. ¿Pudiera hablarnos un poco más sobre esto? En el artículo que
usted escribió sobre el señor Sarkozy, titulado «Operación Sarkozy: Cómo
la CIA puso a uno de sus agentes en la presidencia de la República
Francesa», usted publicó información muy delicada, que nos recuerda las
obras de suspense político-criminales.
Thierry Meyssan: Yo no soy antiamericano. Soy antiimperialista y pienso
que el pueblo de Estados Unidos también es víctima de la política de sus
propios dirigentes.
En cuanto a Nicolas Sarkozy, yo revelé que fue educado durante su
adolescencia, en Nueva York, por el embajador [estadounidense] Frank
Wisner Jr. Ese personaje es uno de los cuadros más importantes de la
CIA, que a su vez fue fundada por su padre Frank Wisner Sr. El resultado
es que la carrera de Nicolas Sarkozy estuvo completamente determinada
por la CIA. Así que nada tiene de sorprendente que, ya convertido en
presidente de la República Francesa, Sarkozy haya defendido los
intereses de Washington en vez de defender los intereses de los
franceses.
Los serbios conocen muy bien a Frank Wisner Jr. Fue él quien organizó la
independencia unilateral de Kosovo, como representante especial del
presidente de Estados Unidos.
Yo expliqué todo eso detalladamente en una intervención en el Eurasian
Media Forum (en Kazajstán) y me pidieron que desarrollara ese tema en un
artículo para Odnako (publicación rusa). Y resultó que, por pura
casualidad, el artículo se publicó durante la guerra de Georgia, en el
momento en que Sarkozy visitaba Moscú. El primer ministro Vladimir Putin
puso la publicación encima de la mesa, antes de comenzar la
conversación con él. Por supuesto que eso no mejoró mis relaciones con
Sarkozy.
Geopolitika: Señor Meyssan, ¿cuál es la situación actual en
Siria, la situación en el frente y la situación en la sociedad siria?
¿Están cerca de alcanzar su objetivo Arabia Saudita y Qatar, así como
los países occidentales que quieren derrocar por la fuerza el sistema
político del presidente Bachar al-Assad?
Thierry Meyssan: De los 23 millones de sirios, alrededor de 2 millones o
2 millones y medio apoyan a los grupos armados que están tratando de
desestabilizar el país y de debilitar su ejército. Estos han tomado el
control de algunas aglomeraciones y de amplias zonas rurales. Pero es
imposible que esos grupos armados logren derrocar el régimen.
El plan occidental inicial preveía que las acciones terroristas
engendraran un ciclo de provocación/represión que justificaría una
intervención internacional, siguiendo el modelo del terrorismo del UCK
[Ejército de Liberación de Kosovo. NdT] y de la represión ulterior de
Slobodan Milosevic, a los que siguió la intervención de la OTAN. Hay que
señalar de paso que está comprobado que grupos combatientes en Siria
recibieron entrenamiento como terroristas de parte de miembros del UCK y
en territorio de Kosovo.
Ese plan fracasó porque la Rusia de Vladimir Putin no es la Boris
Yeltsin. Moscú y Pekín prohibieron la intervención de la OTAN y la
situación se mantiene sin resolver.
Geopolitika: ¿Qué pretenden obtener Estados Unidos,
Francia, Gran Bretaña, Arabia Saudita y Qatar con el derrocamiento del
presidente al-Assad?
Thierry Meyssan: Cada uno de los Estados miembros de la coalición tiene
sus propios intereses en esa guerra y cree poder satisfacerlos, cuando
en realidad son intereses que se contradicen entre sí.
En el plano político existe la voluntad de romper el «Eje de la
Resistencia contra el sionismo» (Irán-Irak-Siria-Hezbollah-Palestina).
También existe la voluntad de proseguir el «rediseño del Medio Oriente
Ampliado».
Pero lo más importante es el factor económico. Se han descubierto
inmensas reservas de gas natural en el sudeste del Mediterráneo. El
centro de ese yacimiento está cerca de Homs, en Siria (más exactamente
en Qara).
Geopolitika: ¿Podría usted hablarnos un poco más sobre la
rebelión de al-Qaeda en Siria, movimiento cuyas relaciones con Estados
Unidos parecen contradictorias a la vista de sus acciones en el terreno?
Usted dijo en una entrevista que las relaciones entre Abdelhakim
Belhadj y la OTAN estaban prácticamente institucionalizadas. En
realidad, ¿para quién hace la guerra al-Qaeda?
Thierry Meyssan: Al principio, al-Qaeda no era más que el nombre de una
base de datos, del fichero informático donde figuraban los muyahidín
árabes enviados a luchar contra los soviéticos en Afganistán. Por
extensión, se dio el nombre de al-Qaeda al medio yihadista en el que se
reclutaba a aquellos mercenarios. Después, se designó como al-Qaeda a
los combatientes agrupados alrededor de Ben Laden y, por extensión, a
todos los grupos del mundo que dicen inspirarse en la ideología de Ben
Laden.
Según el momento y las necesidades, esa nebulosa se hizo más o menos
numerosa. Durante la primera guerra de Afganistán, la guerra de Bosnia y
las guerras de Chechenia estos mercenarios eran considerados
«combatientes de la libertad», porque luchaban contra los eslavos.
Posteriormente, durante la segunda de Afganistán y la invasión de Irak,
fueron considerados «terroristas» porque atacaban a los soldados
estadounidenses. Desde la muerte oficial de Ben Laden, se han convertido
nuevamente en «combatientes de la libertad», en las guerras contra
Libia y contra Siria, porque ahora luchan del lado de la OTAN.
La realidad es que esos mercenarios siempre estuvieron bajo el control
de los Sudairis, la facción proestadounidense y archireaccionaria de la
familia real de Arabia Saudita, específicamente bajo el control del
príncipe Bandar Ben Sultán. Este último, a quien George Bush padre
presentó siempre como su «hijo adoptivo» –o sea, como el hijo varón
inteligente que le habría gustado tener– actuó siempre por cuenta de la
CIA. Incluso en la época en que al-Qaeda luchaba contra los soldados
estadounidenses, en Afganistán y en Irak, lo hacía en interés de Estados
Unidos en la medida en que aquello permitía justificar la presencia
militar estadounidense.
En los últimos años los libios se han hecho mayoritarios en al-Qaeda,
así que la OTAN los utilizó para derrocar el régimen de Moummar
el-Kadhafi. Cuando lograron derribarlo, nombraron gobernador militar de
Trípoli al número 2 de la organización, Abdelhakim Belhaj, a pesar de
que la justicia española reclama su captura debido a su presunta
responsabilidad en los atentados de Madrid. Posteriormente lo enviaron a
Siria, junto con sus hombres. Para trasladarlos [a Siria], la CIA
utilizó los medios del Alto Comisariado para los Refugiados, gracias a
Ian Martin, el representante especial de Ban ki-Moon [el secretario
general de la ONU] en Libia. Los supuestos refugiados fueron trasladados
a varios campamentos en Turquía que sirvieron como bases de retaguardia
para atacar Siria y a los que no han podido tener acceso los
parlamentarios turcos ni la prensa.
Ian Martin es otro conocido de los lectores de Geopolitika. Fue
secretario general de Amnistía Internacional y después fue representante
del Alto Comisario para los Derechos Humanos en Bosnia-Herzegovina.
Geopolitika: Siria se ha convertido en teatro no sólo de
una guerra civil sino también de una guerra mediática y de
manipulaciones. Como testigo directo, como alguien que está en el lugar
de los hechos, queremos preguntarle a usted ¿qué sucedió verdaderamente
en Homs y en Hula?
Thierry Meyssan: Yo no soy testigo directo de lo pasó en Hula. Pero fui
tercera parte de confianza en las negociaciones entre las autoridades
sirias y las autoridades francesas durante el asedio del Emirato
Islámico de Baba Amro. Los yihadistas se habían atrincherado en ese
barrio de Homs, de donde expulsaron a los infieles (los cristianos) y a
los herejes (los chiitas). En realidad, sólo unas 40 familias sunnitas
se habían quedado allí, en medio de unos 3 000 combatientes. Aquella
gente había instaurado la charia y un «tribunal revolucionario» condenó a
más de 150 personas a ser degolladas en público.
Aquel Emirato autoproclamado era dirigido en secreto por oficiales
franceses. Las autoridades sirias querían evitar ordenar el asalto y
negociaron con las autoridades francesas para lograr la rendición de los
rebeldes. En definitiva, los franceses lograron salir de la ciudad
durante la noche y huir hacia el Líbano, mientras que las fuerzas leales
entraban en el Emirato y los combatientes se rendían. Así se evitó el
baño de sangre y al final hubo menos de 50 muertos en la operación.
Geopolitika: Además de los alauitas, en Siria los
cristianos también se han convertido en blanco. ¿Podría hablarnos usted
un poco más de la persecución contra los cristianos en ese país y de por
qué la supuesta civilización occidental, cuyas raíces son precisamente
cristianas, no da muestras de la menor solidaridad hacia sus
correligionarios?
Thierry Meyssan: Los yihadistas arremeten prioritariamente contra
quienes más cerca están de ellos: en primer lugar, contra los sunnitas
progresistas; luego contra los chiitas (incluyendo a los alauitas) y
sólo después están los cristianos. Generalmente torturan y matan
bastante pocos cristianos. Pero los expulsan sistemáticamente y roban
todos sus bienes. En la región próxima a la frontera norte del Líbano,
el Ejército Sirio Libre dio una semana a los cristianos para que huyeran
de allí. Se ha producido un éxodo brutal de 80 000 personas. Los que no
huyeron a tiempo han sido masacrados.
El cristianismo fue fundado en Damasco por San Pablo. Las comunidades
sirias son anteriores a las de Occidente. Han conservado los ritos
antiguos y una fe extremadamente fuertes. La mayoría son ortodoxas. Las
que están vinculadas a Roma han conservado sus ritos ancestrales. En
tiempos de las Cruzadas, los cristianos del Oriente lucharon junto a los
otros árabes en contra de la soldadesca enviada por el Papa. Hoy en día
están luchando junto a sus conciudadanos, contra los yihadistas
enviados por la OTAN.
Geopolitika: ¿Puede esperarse un ataque contra Irán el año
próximo y, de producirse una intervención militar, cuál sería el papel
de Israel? ¿El ataque contra las instalaciones nucleares es realmente un
objetivo de Tel Aviv o existe una estructura mundialista, interesada en
desestabilizar profundamente las relaciones internacionales, que está
empujando a Israel hacia esa aventura?
Thierry Meyssan: Lo que sucede es que Irán es portador de una
Revolución. Es el único gran país que propone actualmente un modelo de
organización social que constituye una alternativa al American Way of
Life. Los iraníes son un pueblo místico y persistente. Ellos han
enseñado a los árabes el arte de la Resistencia y se oponen a los
proyectos del sionismo, no solo en la región, sino en el mundo.
Sin embargo, a pesar de sus bravatas, Israel es incapaz de atacar Irán. Y
los propios Estados Unidos han renunciado a atacarlo. Es un país de 75
millones de habitantes deseosos todos de morir por su patria. Mientras
que el ejército israelí se compone de jóvenes cuya experiencia militar
se limita a la represión contra los palestinos y el ejército
estadounidense se compone de desempleados que no tienen intenciones de
morir por una paga miserable.
Geopolitika: ¿Cómo ve usted el papel de Rusia en el
conflicto sirio y el papel del presidente de Rusia, Vladimir Putin,
ampliamente demonizado por la prensa occidental?
Thierry Meyssan: La demonización del presidente Putin por parte de la
prensa occidental es el homenaje del vicio a la virtud. Después de haber
levantado de nuevo su país, Vladimir Putin quiere devolverle su lugar
en las relaciones internacionales y ha basado su estrategia en el
control de lo que está llamado a ser la principal fuente de energía del
siglo XXI: el gas. Gazprom ya se convirtió en la primera compañía
mundial de gas y Rosneft en la primera compañía petrolera. Es evidente
que Putin no tiene intenciones de permitir que Estados Unidos se apodere
del gas sirio ni tampoco de dejar que Irán explote su propio gas sin
control. Por lo tanto, tenía que intervenir y aliarse con Irán.
Además, Rusia está convirtiéndose en el principal garante del Derecho
Internacional, mientras que los occidentales justifican, en nombre de
una moral de pacotilla, la violación de la soberanía de las naciones.
Así que no hay que temer el poderío ruso porque está al servicio del
Derecho y de la Paz.
En junio pasado, Serguei Lavrov negoció en Ginebra un plan de paz, que
Estados Unidos pospuso unilateralmente pero que Barack Obama debería en
definitiva concretar durante su segundo mandato. Ese plan prevé el
despliegue de una Fuerza de Paz de la ONU, conformada principalmente con
tropas de la OTSC [la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva].
También incluye que Bachar al-Assad se mantenga en el poder si el
pueblo sirio así lo decide a través de las urnas.
Geopolitika: ¿Qué piensa usted de la situación en Serbia y del difícil camino que ha recorrido Serbia en los dos últimos decenios?
Thierry Meyssan: La serie de guerras que Serbia tuvo que enfrentar agotó
a ese país, sobre todo la conquista de Kosovo por parte de la OTAN. Esa
fue en realidad una guerra de conquista ya que concluyó con la
amputación del país y con el reconocimiento que los miembros de la OTAN
otorgaron a la independencia de Camp Bondsteel, o sea de una base de la
OTAN.
Una mayoría de serbios creyó que tenía que acercarse a la Unión Europea.
Eso es ignorar que la Unión Europea es la cara civil de una entidad
única cuya cara militar es la OTAN. Históricamente, la Unión Europea fue
creada en aplicación de las cláusulas secretas del Plan Marshall, o sea
que es anterior a la OTAN. Pero no por eso deja de ser un elemento del
mismo proyecto de dominación anglosajón.
Es posible que la crisis del euro desemboque en una dislocación de la
Unión Europea. En ese caso, Estados como Grecia y Serbia se volverán
espontáneamente hacia Rusia, país que comparte con ellos numerosos
elementos culturales y una misma exigencia de justicia.
Geopolitika: Hay quienes, de manera más o menos directa,
sugieren a Serbia que renuncie a Kosovo para poder entrar a la Unión
Europea. Usted tiene gran experiencia en materia de relaciones
internacionales, así que le preguntamos sinceramente si tiene usted
algún consejo sobre lo que deberían hacer los serbios en materia de
política interna y de política exterior.
Thierry Meyssan: Yo no soy quien para dar consejos a nadie. Por mi
parte, deploro que ciertos Estados hayan reconocido la conquista de
Kosovo por parte de la OTAN. Kosovo se ha convertido desde entonces en
un puente para la distribución en Europa de las drogas que se cultivan
en Afganistán bajo la vigilante protección de las tropas
estadounidenses. Ningún pueblo se ha beneficiado en nada con esa
independencia, y muchísimo menos la población de Kosovo, que ahora vive
bajo el yugo de una mafia.
Geopolitika: Entre Francia y Serbia existía una fuerte
alianza que dejó de tener sentido cuando Francia participó en los
bombardeos contra Serbia, en 1999, en el marco de la OTAN. Existen, sin
embargo, tanto en Francia como en Serbia, personas que no olvidan «la
amistad de las armas» de la Primera Guerra Mundial y que piensan que
habría que reactivar esas relaciones culturales hoy rotas. ¿Comparte
usted ese punto de vista?
Thierry Meyssan: Uno de mis amigos, con quien escribí Le Pentagate,
sobre el ataque del 11 de septiembre contra el Pentágono –con un misil y
no con un avión fantasma–, es el comandante Pierre-Henri Bunel. Durante
la guerra, la OTAN lo arrestó por espionaje a favor de Serbia.
Posteriormente, lo entregaron a Francia, que lo juzgó y lo condenó a 2
años de cárcel en vez de cadena perpetua. Ese veredicto demuestra que en
realidad actuó por órdenes de sus superiores.
Francia, como país miembro de la OTAN, se vio obligada a participar en
la agresión contra Serbia. Pero lo hizo de mala gana y ayudando a Serbia
más a menudo de lo que la bombardeaba.
Actualmente Francia está en una situación aún peor, gobernada por una
élite que, para proteger sus propios beneficios económicos, se ha puesto
al servicio de Washington y de Tel Aviv. Yo espero que mis
compatriotas, que comparten una larga historia revolucionaria, acabarán
expulsando del poder a esas élites corruptas. Y espero que, para ese
momento, Serbia habrá recuperado su verdadera independencia. Se
producirá entonces el reencuentro espontáneo entre nuestros dos pueblos.
Geopolitika: Muchas gracias por el tiempo que nos ha concedido.
(*) Ejército de Liberación de Kosovo
El Ejército de Liberación de Kosovo, ELK o UÇK (siglas en albanés
de Ushtria Çlirimtare Kombëtare) fue una organización terrorista (aunque
hubo países que no la consideraron como tal) albano-kosovar que
pretendía la independencia de Kosovo de Yugoslavia y, posteriormente, de
Serbia en la década de 1990.
Las autoridades yugoslavas consideraban al ELK como un grupo
terrorista.1 Asimismo, el ELK se encuentra en la lista de grupos
terroristas de la Base de conocimiento del terrorismo elaborada por el
Memorial Institute for the Prevention of Terrorism (MIPT)1 y del
Consorcio Nacional para el estudio del terrorismo y respuestas al
terrorismo del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados
Unidos.2
La principal figura histórica del UÇK fue Hashim Thaçi, hoy dedicado a
la política en el Partido Democrático de Kosovo (PDK), quien proclamó
la independencia kosovar.3 Tras los atentados del 11-S, comenzaron a
aparecer informaciones que vinculaban al UÇK con el grupo terrorista
yihadista Al Qaeda.4
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