EEUU e Israel nuevamente se quedan solos en el mundo
en su guerra abierta contra Palestina. Únicamente la República Checa, Canadá,
Panamá, Nauru, Palau, Micronesia y las Islas Marshall votaron junto a ellos en
la Asamblea General de la ONU. La mayoría de los apoyos concitados por el
sionismo son países pequeños, manipulables, irrelevantes y que nadie sabría casi
ni ubicarlos en el mapa. 139 países de los 5 continentes y de toda condición y
confesión han apoyado la oficialización del estado palestino. Sólo había que ver
la carita de circunstancia del representante israelí ante la ONU durante la
ovación tras la votación, para darse cuenta de que nos encontrábamos ante un
hecho histórico y sin precedentes en la historia palestina. Un duro revés a las
políticas de Estados Unidos e Israel como nunca han sufrido. Un día para
celebrar para todos los palestinos y palestinas y para la inmensidad de
solidarixs con la causa en todo el mundo.
Las embajadas de Israel han estado literalmente echando humo estos últimos
días. Han tratado de convencer, forzar o extorsionar a todos los países que han podido para evitar lo
que parecía inevitable: el masivo apoyo que han recibido de todo el mundo.
Frente al argumento de Netanyahu y los suyos (incluida la Clinton) de que el
reconocimiento torpedeaba el «proceso de paz» y que las medidas «unilaterales»
no ayudaban a conseguir a futuro el estado palestino, la reciente agresión a
Gaza ha servido para, una vez más, poner en evidencia las verdaderas intenciones
y prácticas de Israel y atraer más y más apoyos internacionales. Pero la
propaganda israelí tampoco ha podido hacer que nos creyéramos en la existencia
sin más de un “proceso de paz” que todo el mundo sabe que no existe por culpa de
la voracidad expansiva insaciable del estado de Israel, que pretendía que
Palestina y en el mundo se mantuviesen paralizados mientras no cesaba el proceso
de robo y ocupación de unos “territorios” cuyas fronteras internacionales no
tienen ningún valor para el estado sionista. Desde hoy, cualquier acto de
colonización de terrenos conquistados por civiles ya es un crimen de guerra,
como reconoce el derecho internacional, así se entiende la verdadera histeria de
Israel, EEUU y el Reino Unido.La situación negociadora ha cambiado sustancialmente. Si Israel no quiere sentarse a conversar sobre las bases de las Resoluciones de Naciones Unidas, ya no podrá quedarse tranquilo mientras consuma el robo de más tierras del estado palestino, como sucedía hasta ahora. Hoy, el tiempo ya corre también en su contra, pues la maquinaría jurídica del TPI puede ponerse en marcha para convertir aun más a Israel en un estado paria, pues podría ser condenado por crímenes de lesa humanidad, magnicidios, limpieza étnica, crímenes de guerra, torturas, apartheid, etc., etc., etc. Si en Israel están tan convencidos que siempre actuaban conforme a derecho, no se entiende cómo un reconocimiento de esta naturaleza les puede poner tan nerviosos. Obviamente, en su fuero interno están seguros de que han cometido todo tipo de barbaridades y que el paraguas con el que contaban (EEUU), ya no les servirá como antes. Por eso es motivo de alegría. A medio plazo las cosas pueden cambiar –y mucho– para los palestinos en detrimento del sionismo racista y asesino.
Las amenazas de hacer colapsar económicamente a la Autoridad Palestina no han servido de nada. La actuación coordinada de Canadá, EEUU e Israel tampoco han surtido el efecto deseado. Abbas estaba en una peligrosa encrucijada y, si hubiera cedido a las presiones externas, podría haber sido su final y el de Fatah en favor de Hamas, encumbrada nuevamente gracias a su respuesta a la reciente intervención de Israel. Si ahora dejan caer a la AP por falta de liquidez, Abbas ha amenazado con disolverla de facto, por lo que Israel tendría que asumir la gestión de todos los aspectos de la vida de la población palestina como potencia ocupante, lo que le acarrearía graves problemas e incluso la obligatoriedad de asumirla a medio plazo como propia, con lo que se pondría automáticamente en funcionamiento la bomba de relojería demográfica que sí que pondría en peligro de desaparición al estado de Israel.
Las reglas de juego no son las mismas que las de ayer. La iniciativa ya no recae sólo en la voluntad de Israel y en sus «dolorosas concesiones» que siempre anuncia y nunca concreta o implementa. David le ha propinado una pedrada a Goliat en toda la boca que ha dejado al monstruo trastabillando. Es verdad que aún podrá hacer mucho daño, pero o cambia de rumbo y mide bien sus pasos o, con otra de estas podría caer para siempre.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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