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lunes, 12 de noviembre de 2012

UN 14-N MUY INSURGENTE

12.11.2012.



Los dos sindicatos afines al régimen han acordado nuevamente (ya lo habían hecho en la anterior huelga) los servicios mínimos para la huelga general del 14-N. Los servicios mínimos son una gran conquista de gobiernos y patronales. Tienen como excusa que las personas que deciden, en aras de su libertad, no secundar la huelga, tienen perfecto derecho a acudir a sus trabajos como si nada ocurriese. La realidad es que los llamados “servicios mínimos” sirven para rebajar, cuando no anular, el éxito de una huelga y los sindicatos mayoritarios bailan el agua. Al punto que los voceros del régimen llaman “huelga salvaje” cuando los trabajadores deciden que los servicios mínimos son eso, una herramienta en manos de los poderosos, y por tanto, algo a no respetar. Por eso, resulta un tanto patética, la prontitud y disponibilidad con la que CC.OO y UGT acuden a sentarse con los responsables políticos y empresariales para llegar a acuerdos en esta materia. Es propia de una manera de entender la práctica sindical basada en la negociación y los consensos, más que en la lucha de clases.

Con respecto a los comercios que deciden abrir sus puertas en una jornada de huelga, puede resultar una pérdida de tiempo que los piquetes informativos vayan deteniéndose en cada uno de ellos para explicar qué es y para que sirve una huelga, porque todos hemos visto que al minuto de irse el piquete los comerciantes –en general de ideología conservadora aún con la espada de la crisis sobre sus cabezas- abren sus puertas, convirtiendo todo en un teatro improductivo. Quizás sea más eficaz tomar nota de cada uno de los negocios que abren en una jornada de lucha como la del 14-N y luego llamar a un boicot, al fin y al cabo, a su libertad de abrir en un día de huelga puede oponérsele el derecho de no comprar en ellos en días sucesivos. En este sentido que se haya llamado a una huelga de consumo nos parece muy importante, pero que es una medida poco útil si se quedase en un solo día. Tal y como se ha planteado con anterioridad, la huelga de consumo, al menos un día al mes, debe ser una medida de lucha imprescindible.

Que los comerciantes reaccionarios noten en sus cajas registradoras la merma en las ventas, es casi el único lenguaje que entienden.

¿Y al día siguiente qué? Lo que van a hacer a partir del 15 de noviembre CC.OO y UGT es de sobra conocido, y poco se puede hacer ahí. El tema es qué debería hacer el sindicalismo anticapitalista el día después. Articular y consolidar, en su caso, bloques de lucha y resistencia parece básico. Hace demasiado tiempo que los trabajadores necesitan una herramienta poderosa al margen los dos dinosaurios sindicales que nacieron y viven para pactar y salvaguardar al régimen.

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