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jueves, 8 de noviembre de 2012

95 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN QUE ESTREMECIO AL MUNDO

 

Lenin llegaba a Petrogrado desde el exilio en abril de 1917. Centenares de obreros se agolpaban para recibirle, esperando una felicitación por haber derrocado al Zar. Lejos de aquello Lenin, tenía planes más ambiciosos: No bastaba con echar al Zar, había que tomar las riendas del Estado.
Ya en Octubre (Noviembre según el calendario juliano) la Guardia Roja estaba bien armada, todo parecía haber triunfado pero el gobierno aún no se había rendido. Había orden gubernamental de impedir que el periódico Pravda viera la luz, pero una unidad de la Guardia Roja apareció, permitiendo así la reanudación de la impresión del diario bolchevique. El gobierno de Kerenski estaba cada vez más sólo, sus tropas se debatían entre obedecer a un gobierno moribundo o desertar.
Durante la madrugada de aquel 7 de noviembre, la Guardia Roja toma lugares estratégicos de Petrogrado. Los soldados de la Guardia Roja eran muy superiores en número a los leales a Kerenski, el poder real no estaba ya en manos del gobierno. Sólo faltaba el acontecimiento que formalizase el traspaso formal del poder. A las dos de la madrugada se reunía el II Congreso de los Soviets, en donde Lenin intervenía. Mientras tanto los bolcheviques seguían tomando posiciones clave.
A primera hora de la mañana Kerenski abandona Petrogrado, como lo abandonó el Zar en 1905 pero esta vez había una diferencia: El gobierno no se enfrentaba a una multitud indefensa a la que poder masacrar, se enfrentaba a miles de obreros armados que pedían paz, pan y tierra.
A las 9:45 el crucero Aurora disparaba una salva, era la señal convenida para tomar el Palacio de Invierno. Es aquí donde las pocas fuerzas leales al gobierno plantaron cierta resistencia, aunque tras 15 horas de combate los bolcheviques tomaban el palacio. Por primera vez en la historia la clase obrera tomaba las riendas de un Estado.
Los bolcheviques establecieron un gobierno de “Comisarios del Pueblo”, cuya principal prioridad fue lograr la paz con Alemania, puso fin a la gran propiedad de la tierra, nacionalizó los bancos, ordenó que las fábricas fueran controladas por los obreros y organizó elecciones para elegir una Asamblea Constituyente. Conmocionados y asustados, las potencias europeas envían soldados y armas a quienes no aceptan el nuevo Estado obrero. El futuro inmediato deparaba una guerra civil y la construcción del nuevo Estado.


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