14.11.2012
por Raúl F. Millare
Andrés Fariña, colaborador de Legal Sol y detenido en la huelga
general de 2010, recuerda consejos básicos para antes, durante y después
de la movilización.
Lo penúltimo es la propuesta de introducir en el
proyecto de Ley Orgánica para la reforma del Código Penal una mención
envenenada para sindicatos y partidos políticos: podrán ser perseguidos
penalmente, como organizaciones, por los delitos que cometan sus
miembros si se demuestra que la organización no ha ejercido el debido
control sobre cada uno de ellos. Parece que el objetivo de este anuncio,
un par de semanas antes del 14N, es un aviso claro a las plataformas
convocantes de futuras protestas. Al menos lo ven así desde CC OO, por
ejemplo, un sindicato que advierte de que esta norma, aún por redactar,
“abre la puerta para que las organizaciones sindicales puedan ser
disueltas, incautados sus bienes y clausuradas sus actividades, a través
de la imputación de cualquier práctica delictiva cometida en el curso
de huelgas, piquetes, manifestaciones, no ya por sus órganos de
dirección, sino por sus afiliados o simples “simpatizantes”.
La retahíla de reformas y anuncios de reformas legales
de corte eventualmente represivo es conocida.
Desarrollar una ley de
huelga, modular el derecho de manifestación, prohibir la toma de
imágenes de policías... Todo mientras se abarata el despido y se
encarecen los procesos judiciales. Andrés Fariña, miembro de la
Asociación Libre de Abogados (ALA) y de la comisión Legal de Sol, lo ve
con claridad: “La reforma laboral, más la reforma penal, más la reforma judicial son un cóctel espectacular”.
Él, como otros abogados, empieza a notar el “miedo generalizado” entre
los trabajadores y percibe cómo cunden las reticencias a pelear tras un
despido: “A corto plazo ya se ha notado una menor litigiosidad y se verá
más a medio plazo”. “Las menores indemnizaciones por despido o la
pérdida de los salarios de tramitación (que los trabajadores cobraban
por el tiempo que había durado el proceso judicial en caso de ganar) ya
estaban teniendo efecto, pero la reforma judicial, con la subida de
tasas en los recursos puede ser aún peor”.
Andrés Fariña describe incluso un cambio de actitud en
los propios jueces: “Ellos, como todos, desayunan, comen y cenan con
noticias sobre la crisis y acaban dejándose influir por esa presión,
hasta el punto de ser menos rigurosos a la hora de analizar la verdadera
situación económica de una empresa en cuanto el empleador argumenta que
los despidos se deben a los problemas económicos derivados de la
crisis. Y en los trabajadores también cala ese miedo en cuanto la
empresa estornuda”.
Ese martilleo social y mediático abona un ciclo completo
en el que la pérdida de derechos laborales va acompañada de
restricciones a la protesta y a la defensa legal. “Da la sensación de
que lo laboral por la vía judicial te va a ir mal y, si protestas y caes
en la vía penal, te va a ir peor; por supuesto, la forma en la que los
medios presentan la protesta también influye”, añade el abogado.
A pesar de todo, Fariña todavía se acerca al 14N con
ciertas esperanzas por la dimensión europea de la protesta, aunque
lamenta las dificultades de extender la huelga a ámbitos que no sean el
del trabajador por cuenta ajena. “Es muy difícil secundar legalmente la
huelga para autónomos o cooperativas porque no pueden darse de baja en
la Seguridad Social durante ese día como hacen las empresas con los
asalariados, que pasan durante la jornada a un régimen especial de
cotización”. Aunque sí da algunas ideas: “En Madrid, casi todas las
cooperativistas donamos el salario de la anterior jornada de huelga a la
Unión de Cooperativas, que se está formando ahora”.
Algunos sencillos consejos
Para los que puedan hacer huelga, Fariña recuerda
algunos consejos básicos: “Ningún trabajador está obligado a notificar
que va a hacer huelga, salvo que trabaje en algún servicio fundamental y
haya que establecer servicios mínimos. Tampoco es necesario comunicar
los piquetes a la Delegación del Gobierno. Es positivo llevar apuntado
el nombre y los apellidos de un abogado e ir acompañado por grupos de
afinidad”. Fariña aclara que, por ahora, sigue siendo legal (y
recomendable) tomar imágenes de la Policía y que ésta no puede obligar a
nadie a borrar el material que haya captado, aunque aconseja ser
prudente a la hora de encararse con un agente.“A veces ir con la ley en
la mano puede ser peor”, advierte.
También explica que, después de la huelga, nadie debería
sufrir consecuencias (despido, cambio de centro de trabajo...) por
haberla secundado, aunque avisa de que “puede ser difícil acreditar que
esas consecuencias se derivan directamente de la participación en la
huelga”.
Parece que estamos ante una de las huelgas generales más difíciles de las últimas décadas.
Los zarpazos a los derechos sociales, el descuartizamiento de
conquistas laborales, la infección de la crisis, el enquistamiento de la
exclusión, la crecida de la represión y la multiplicación de
movilizaciones esbozan una huelga para valientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario