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sábado, 27 de octubre de 2012

SOY MUJER, SOY HIJA, SOY MADRE Y SOY FEMINISTA

Carta abierta al secretario de Estado de Justicia: Soy mujer, soy hija, soy madre y soy feminista

Durante la reunión con el secretario de Estado de Justicia el pasado martes le expresamos nuestras reivindicaciones e inquietudes pero hubo muchas otras ideas, sensaciones, palabras de rabia, que no fuimos capaces de transmitir.
En esta carta escrita por una de nuestras compañeras, se recogen algunas.

Soy mujer, soy hija, soy madre y soy feminista.
Llego a esta reunión en el Ministerio de Justicia acompañada por mis compañeras de la PMAC y arropada por el calor que desprende mi bebé de 6 meses que llevo pegado al cuerpo, con una reflexión y reivindicación totalmente personal en la cabeza y con la necesidad de expresarla en pro de mi condición de mujer, hija, madre y feminista.
Como mujer, formo parte de un todo plural: las mujeres. Aún cuando el dónde he nacido, cuándo, cómo ha sido mi trayectoria en la vida, a dónde apuntan mis aspiraciones, dónde se encuentran mis oportunidades y cuáles son mis necesidades me hacen única dentro de esa pluralidad; a mí, y al resto de las mujeres que conformamos la sociedad. Por eso creo que el asunto que venimos a discutir, la posible modificación de la Ley del aborto, debe incluir las voces únicas de todas nosotras, las mujeres, a quienes nos afecta de manera directa. Por tanto la Ley debe proteger el derecho de cada una de nosotras a poder decidir libremente, con independencia de nuestra condición personal, nuestra sexualidad, nuestro origen, nuestro proyecto de vida, necesidades y proyecciones, sin ser castigadas moral, jurídica y socialmente. Somos integrantes indispensables para la ciudadanía y así debemos ser tratadas.
Como hija ¿qué voy a decir? Tod@s somos hij@s. Yo me siento orgullosa de saberme hija de una mujer que eligió libremente tenerme aún cuando la decisión contraria hubiera sido castigada, y que tomó la decisión cuando supo que podía brindarme una vida digna, como la que he tenido; que podía ofrecerme una buena educación, como la que he recibido; que podía ser capaz de arroparme con todo su amor, como siempre ha hecho, y podía ser un ejemplo a seguir como lo seguirá siendo hasta el último de sus días. Soy hija de una mujer sana, feliz, libre, luchadora, única. De haber sido distinta yo no estaría haciendo esta reflexión hoy.
Como madre de una niña maravillosa y de un bebé que me acompaña esta tarde, abro la puerta más personal y crítica de esta reflexión. Cuando supe que estaba embarazada un montón de temores pasaron por mi mente, como le ocurre a la mayoría de las mujeres. No era miedo a no poder criarlos con salud, a darles una vida digna, a poder brindarles una educación que les ayude a crecer crítica y libremente, a ser capaz de darles techo, calor y alimento, a ser un ejemplo en sus vidas y el reflejo de una mujer feliz para criarlos con todo mi amor. Los miedos que me inundaron fueron otros, que considero mas superficiales: ¿estaré muchas noches sin dormir?, ¿me despertaré cuando el bebé necesite algo? ¿volveré a ver a mis amigos y amigas? ¿recuperaré la forma de mi cuerpo? Y un largo etcétera de cuestiones similares…
Y es como madre donde reivindico de manera voraz mi derecho a haberlo elegido libremente, basándome en la ilusión de incorporar a mi proyecto de vida la maternidad, algo que lo cambiaría todo para siempre. Si mis temores hubieran sido los primeros que he expuesto, mi hija y mi hijo no formarían hoy parte de mi vida, de eso estoy segura. No podría ser madre sabiendo que carezco de los medios físicos para atenderles, de la madurez necesaria para enfrentarme a lo cotidiano y la entereza emocional suficiente si tuviera que luchar contra situaciones, enfermedades y conflictos mayores. No soy el tipo de madre que delega la educación de sus hij@s en exclusividad a instituciones o terceras personas. No hubiera podido llevarles al cole pretendiendo que allí se lo enseñen todo. He querido ser una madre feliz, madura y con estabilidad emocional y psicológica para disfrutar la crianza sin imposiciones.
Al construirme como madre en este sentido y como no creo en los modelos establecidos de familia, no pienso permitir que doctrinas éticas, morales y religiosas decidan por mí y establezcan cuál debe ser o no mi proyecto de vida. Es por lo que precisamente hoy soy madre.
Como esto lo he querido para mí lo defiendo y lo denuncio como derecho para todas las mujeres. Por esto, además de mujer, hija y madre, soy feminista.
Esta es mi reivindicación para una Ley de aborto que nos respete, nos incluya y no nos castigue por ser mujeres, seamos o no madres.
Tania R. Ruiz-Castillo - Plataforma de Mujeres ante el Congreso

OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA 

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