viernes, 26 de octubre de 2012
Carta abierta del
sacerdote y teólogo, José Ignacio González Faus al Ministro de Interior,
a raíz del asalto al supermercado de Écija.
Mi querido señor ministro:
Acabo de oír por radio
sus declaraciones a propósito de los sucesos en el supermercado de
Écija. Reconoce Ud. que hay mucha gente que lo está pasando mal, pero
arguye con el clásico axioma moral: el fin no justifica los medios. Como
el ideario de su partido apela a “los principios del humanismo
cristiano”, me permito recordarle que según esos principios no hubo en
aquella acción ningún uso de medios moralmente ilegítimos (en su
legalidad no entro ahora).
Los principios del
humanismo cristiano proclaman que “en casos de extrema necesidad todas
las cosas son comunes” (in extrema necessitate omnia sunt communia).
Porque “la distribución y apropiación de las cosas que procede del
derecho humano no puede impedir que estas cosas remedien las necesidades
de los hombres. Por eso todo lo que uno tiene de más lo debe a los
pobres para su sustento. Y si la necesidad de alguien es tan grave y tan
urgente que hay que remediarla con lo primero que se tenga a mano…,
entonces cualquiera puede remediar su necesidad con los bienes de los
demás, tanto si los quita de modo público como secreto; y esta acción no
reviste carácter de robo ni de hurto”.
Estas palabras no son
del alcalde de Marinaleda ni del innombrable Carlos Marx. Son de Santo
Tomás de Aquino, uno de los pilares de ese humanismo cristiano al que Uds. dicen seguir.
Y puede verlas en la Summa Theologica (2ª 2ªe, cuestión 76). A ellas
añadirá el cardenal Cayetano, gran comentador de Tomás, que un juez
puede distribuir entre los necesitados el dinero sobrante de los ricos.
Me pregunto, pues, si no
están Uds. en el atolladero de aplicar la ley contra unos principios
que dicen regular el ideario de su partido, quedando como embusteros
ante la ciudadanía. Entiendo además que si Ud. esgrime ese principio de
que el fin no justifica los medios, se volverá inmediatamente contra
toda la política de este gobierno: para un fin de suyo legítimo y
necesario como es rebajar nuestra deuda, ha recurrido el gobierno a
medios inmorales (temo que quizás también anticonstitucionales) como son
privar a mucha gente de derechos constitucionales, de los ingresos
mínimos indispensables, abocarlos al hambre, a la desesperación, a la
falta de asistencia médica indispensable, a tener que recurrir a unas
Caritas ya desbordadas y a quedarse sin vivienda después de un enorme
esfuerzo y encima con una deuda impagable para la que ni siquiera vale
el principio lógico de la dación por pago.
La mayoría de los medios
que han aplicado Uds. para saldar la deuda española son inmorales y no
se justifican por ese fin tan legítimo. Hace
poco habló el presidente del Gobierno de posibles nuevos recortes en
esa misma dirección, para reunir 65.000 millones de euros
imprescindibles. Su gobierno debe saber que, en España, hay 16 personas
que poseen ellas solitas unas fortunas cercanas a los 60.000 millones.
Sólo 16 personas entre más de cuarenta millones de españoles.
No creo pues que, a la luz del humanismo cristiano, pueda caber duda de
cuáles hubieran sido los medios legítimos. Porque, por otro lado, se
repite ahora que todo el dinero que nos va a prestar draconianamente la
UE es “para tapar los agujeros de los Bancos”.
Ya habíamos oído mil
veces que el problema de nuestra deuda era sobre todo de carácter
privado y no público; y ahora lo vemos confirmado al saber dónde van a
ir esos primeros 30.000 millones que esperamos recibir el mes que viene.
Los Bancos y sus agujeros han sido efectivamente los primeros causantes
de nuestro desastre actual (sin negar ahora otros factores exteriores a
España). Y lo fueron porque, para un fin de legitimidad muy discutible
(como era el enriquecerse más y más) pusieron en juego medios
absolutamente ilegítimos, otorgando préstamos que sabían que no podían
ser devueltos pero de los que esperaban resarcirse con expropiaciones
forzosas mucho más pingües de lo que se expropió en el supermercado de
Écija.
¿Sabe Ud. cuántas
viviendas inútiles son hoy propiedad de los Bancos? Un ministro del
interior debe conocer ese detalle. Como sabrá también que a bastantes
gentes ancianas y no muy letradas que tenían en Bankia unos ahorros de
seis mil o diez mil euros que constituían toda su fortuna, se las engañó
haciéndoles firmar un papel que “iba a ser su solución”, y se les
convirtieron los depósitos en acciones, robusteciendo al Banco y
debilitándolas a ellas al impedirles disponer de su dinero ahora que lo
necesitan. Si Ud. está decidido a no permitir que para fines en sí
legítimos se usen medios ilegítimos, no dudo de que, antes que al
alcalde de Marinaleda y su grupo, llevará Ud. a los tribunales a una
serie de banqueros de cuyo nombre prefiero no acordarme para esperar a
que los investigue la justicia. O mejor: déjeme decirle que dudo mucho
de que Ud. se atreva a hacer eso que sería tan justo: porque son esos
Bancos quienes financian buena parte de sus campañas electorales que,
tal como están, son otro medio ilegítimo que no queda justificado por el
fin de ganar unas elecciones. Y, por supuesto, esto último no vale sólo
para su partido sino también para otros del Estado.
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