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lunes, 8 de octubre de 2012

EL ÚLTIMO SOBREVIVIENTE DE LA GUERRILLA DEL CHE CREE EN CORREA, CHÁVEZ Y MORALES







Ahora usa gafas, pero su lectura aguda sigue tan viva como cuando, hace 55 años, el Pombo llegó hasta la Sierra Maestra para ser parte del ejército revolucionario que dirigía Fidel Castro y le diera la libertad a Cuba.
El general Harry Villegas, de 62 años, vino a Ecuador a presentar la reedición de su libroPombo, un hombre de la guerrilla del Che, un diario que recoge su experiencia en la militancia revolucionaria y sus anécdotas junto al guerrillero heroico en el Oriente cubano.
Pese a que tenía una invitación a La Higuera (Bolivia) para recordar el 45 aniversario de la muerte del Che, decidió venir a Ecuador. Su visita al país coincidió con la de los príncipes españoles, Felipe y Letizia; la prensa se volcó sobre ellos, mientras el guerrillero está hospedado en la casa del embajador cubano, con un pantalón jean que alguna vez fue negro, pero ahora es gris.
En la residencia diplomática, el Pombo lee la prensa nacional y la de su país. Cuando nos ve llegar, su rostro no se inmuta, apenas un ligero movimiento de sus cejas delata que se dio cuenta que llegamos. Deja a un lado los periódicos y estira su mano –negra, firme, recia- y habla con el inconfundible acento de la isla de José Martí.
Entrados en la charla, nada en su análisis escapa a una lectura espacio temporal, dialéctica. El hombre recuerda que cuando se alzaron en armas en Cuba, no había otra alternativa. A Batista, Fidel Castro le dio varias opciones pero el dictador no aceptó. Fue entonces cuando los revolucionarios cubanos decidieron ir por la vía armada.
Los años han pasado y Pombo afirma que las condiciones son distintas, que el camino es distinto, pero el objetivo es el mismo. Comulga con el pensamiento de la nueva izquierda latinoamericana, con el pensamiento de Hugo Chávez, Evo Morales y  Rafael Correa. Con su boina gris, una chompa parda de al menos una talla más grande a su medida, zapatos negros de cuero que no alcanzan a disimular unas raídas medias grises, Pombo también tiene críticas mordaces.
Cuando habla de Ecuador dice que prefiere no meterse en sus asuntos internos, pero que la extracción de clase del presidente Correa puede darle algunas limitaciones a este proceso. Afirma, sin embargo, que la trasformación no se puede detener y que la gente –si desea que continúe el cambio y el progreso- debe votar otra vez por el actual mandatario.
En su discurso no faltan referencias teóricas hacia el marxismo-leninismo, sus críticas a Francis Fukuyama y la teoría del fin de la historia, la recurrencia hacia las ideas martianas. Hombre lúcido que ha viajado por muchos lugares del mundo, en todos pidiendo posada porque no lleva dinero consigo, Pombo gesticula y estira su mano para tocar al entrevistador y hacerle notar la importancia de lo que está diciendo.
El guerrillero asegura que el conflicto en Colombia debe terminar, que los combatientes llevan cerca de 50 años en la selva y que no se ha resuelto nada. ¡Eso debe terminar ya!, dice enfático aunque tiene claro que los guerrilleros de las FARC-EP no deben entrar a este proceso apretados por el cuello sino en igualdad de condiciones.
La charla con este hombre es interminable; habla con soltura y claridad sobre todo lo que se le plantea. Es la segunda vez que visita Ecuador y conoce sobre la Colonia y el proceso independentista de Antonio José de Sucre y Simón Bolívar, sobre los lugares históricos deQuito y las formas de ser del ecuatoriano, de la Revolución Ciudadana. Aún falta, asegura, la “R” a este proceso que aún es evolución, y sonríe.
Pronto volverá a Cuba, a continuar hablando del Che, de la Revolución, de sus viajes por el Congo junto a Guevara, a reflexionar con Fidel…

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