miércoles, 26 de septiembre de 2012
La cultura "civilizada" que legaron las naciones "avanzadas" a la provincia serbia de Kosovo.
Por Elson Concepción Pérez
Lo acaba de divulgar la
televisión de Serbia (RTS) y las agencias internacionales de prensa lo
definen como relato "escalofriante", "espantoso" y hasta "increíble".
Se trata de una
entrevista con un prisionero albano-kosovar, de los tantos involucrados
en crímenes como el tráfico ilegal de órganos humanos, arrancados a
sangre fría a prisioneros serbios.
La denuncia ha conmovido
al mundo, aunque se sabe que bajo el paraguas de la intervención de
fuerzas armadas de Estados Unidos y la OTAN, el llamado Ejército de
Liberación de Kosovo (UCK) realizó, luego de finalizada la guerra, más
de 400 extracciones de órganos a prisioneros serbios y a unos 100
kosovares no albaneses.
Pero este activo
comercio clandestino no terminó en 1999, cuando la provincia separatista
serbia fue ocupada por tropas de la OTAN. Al contrario, las operaciones
se expandieron y se hicieron aún más rentables cuando Kosovo se
convirtió en un protectorado de EE.UU., señala un despacho de prensa.
Allí el Pentágono tiene instalada la Bonsfield, una de las más
importantes bases militares norteamericanas en Europa.
El prisionero en
cuestión fue enfático al describir cómo él y otros dos médicos también
pertenecientes al UCK, sin que mediara anestesia alguna, sacaron el
corazón de un joven serbio de 20 años, para luego venderlo al mejor
postor, como parte de una red internacional.
La agencia francesa AFP
recoge las declaraciones del reo, quien señala: "Me dieron un bisturí y
me ordenaron que comenzara, que no teníamos mucho tiempo. Entonces puse
mi mano izquierda sobre su pecho y comencé a cortar. (...) La sangre
brotó. Desde que empecé a cortar, el joven se puso a gritar pidiendo que
no lo destrozáramos, que no lo matáramos, y luego perdió el
conocimiento".
El testigo precisó que
"la operación se llevó a cabo en la sala de clases de una escuela y que
la víctima fue inmovilizada por cuatro guerrilleros kosovares sobre tres
carpetas que sirvieron de mesa de operaciones". Y agrega: "Me dijeron
que hiciera otro corte horizontal abajo. (...) El tercer corte había que
hacerlo arriba, pero tuvo que hacerlo el médico, porque vio que mi mano
temblaba y que yo estaba como loco".
Según él, "se produjo
una disputa entre los médicos, pues uno había olvidado unas tijeras para
cortar las costillas. Entonces propuse usar mi bayoneta y, guiado por
uno de los médicos, corté las costillas de la víctima".Y agrega: "En ese
momento, uno de los médico metiónlas manos en el cuerpo, tiró y abrió
la caja torácica. Cortamos las arterias y cuando tomó el corazón, latía
todavía".
Luego describió que: "El
corazón fue colocado en una caja para transportar órganos y llevado en
un automóvil al aeropuerto de Tirana, donde los guerrilleros fueron
recibidos por militares del ejército alban?s, y la caja con el corazón
fue entregada a un extranjero que subió a un pequeño avión privado".
Este tipo de vandalismo
con los más preciados órganos humanos fue tan escandaloso que en el año
2008 se ordenó un informe por el Parlamento Europeo, que hizo el suizo
Dick Marty y fue aprobado en el 2011.
El "informe Marty", como
se le conoce, menciona los nombres de exjefes de la guerrilla kosovar,
involucrados en una red que vendía riñones de prisioneros serbios, en
momentos posteriores a la secesión de esa provincia.
El Consejo de Europa
presentó un documento que detalla que los albaneses de Kosovo
alimentaban a los cautivos serbios, para luego asesinarlos y vender sus
órganos al exterior a más de 100 mil dólares cada uno.
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