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sábado, 11 de agosto de 2012

UNA MUJER ESTAFADA "VERANEA" A LAS PUERTAS DE BANCA CIVICA

 

Las preferentes.

La puerta de la sucursal de Banca Cívica en Arahal, antigua Cajasol, se ha convertido hoy en una playa. Antonia Brenes, una de las miles de personas afectadas en toda España por las participaciones preferentes se ha instalado con sombrilla, piscina y silla de playa porque esas serán sus únicas vacaciones.

El Ayuntamiento ha dado permiso a Antonia Brenes para que ocupe ese espacio de la vía pública con sus reivindicaciones: pedir a la entidad bancaria que le devuelva los 33.000 euros que invirtió, pensando que lo ponía en un plazo fijo.

 Numerosos vecinos se acercaban hoy a saludarla y le dejaban pegados en la sombrilla mensajes de apoyo. “A los bancos, ni agua, ¡qué tengas suerte!”, “A seguir adelante para conseguir lo que es tuyo”, “En este banco sólo tenemos sinvergüenzas y estafadores”, decían dichos mensajes.

Para el próximo martes, 14 de agosto, han convocado una concentración en apoyo a Antonia Brenes su familia y amigos y hoy hacían desde las puertas de la sucursal un llamamiento a todo aquel que quiera participar.

Después de que comenzaran a aparecer las informaciones en los medios sobre la pérdida del dinero de los afectados que había invertido en las participaciones de preferentes, Antonia Brenes fue a la sucursal donde le informaron que había perdido parte de su dinero; el resto, para recuperarlo, debían pasarlo a bonos convertibles en acciones que no podrá sacar hasta dentro de dos años.

Esta vecina lleva más de un mes de pie en la puerta de la sucursal. Ha solicitado al banco hace más en febrero la documentación de su inversión y todavía no se la han entregado. Hace más de una semana se reunió con representantes de Banca Cívica en Dos Hermanas que le ofrecieron un préstamo por si le hacía falta el dinero, préstamo que rechazó porque considera que “no sólo no me devuelven el dinero sino que ahora quieren seguir negociando con mis ahorros”. Estos representantes de la entidad la invitaron a quitarse de la puerta. Antonia Brenes desistió y sigue entregando cada mañana al director de la sucursal un cardo lleno de espinas.

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