¿Las imputará el Ministro del Interior?
"Monjas
dan comida de beneficencia a estudiantes que pagan 660 euros al mes".
El titular, publicado en el periódico IDEAL por Inés Gallastegui el
pasado lunes 30 de julio, removió la conciencia de los granadinos,
alterados por la falta de moral de la congregación del Buen Consejo. Una
historia que terminaría cuatro días más tarde, después de que las
monjas entonaran el 'mea culpa' y pidieran perdón a los afectados, a la
sociedad y al Banco de Alimentos de Granada, la ONG que les suplió de
alimentos durante diez años.
La
Residencia Universitaria Femenina Madre Teresa Rodón, gestionada por la
congregación de las Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo y
ubicada en la calle Sainz Cantero, hizo creer al Banco de Alimentos que
actuaba como una entidad benéfica y que necesitaba esa comida para "55
niños externos". Con la publicación del suceso, tanto el presidente del
Banco de Alimentos, Antonio López Barajas, como la directora de la
residencia, sor Encarnación, admitieron los hechos.
López
Barajas subrayó desde el primer minuto que no eran conscientes del
fraude: "No nos dedicamos a hacer una labor de policía para ver si lo
que nos dicen es verdad. Si engañan a Hacienda, ¡no nos van a engañar a
nosotros!" Además, el presidente del Banco consideró que "el hecho de
que sean monjas" daba "más garantías" de que no les estaban engañando.
"Pero evidentemente -añadió- parece que no estamos en lo cierto".
Desde
el Banco de Alimentos se pide siempre una documentación que demuestre
que se trata de una entidad benéfica, sin ánimo de lucro. Algunos
receptores utilizan la comida para su propio consumo, como el comedor
del Hospital de San Rafael o la ONG Calor y Café, y otros, para el
reparto, como es el caso de Cáritas o los servicios sociales de los
ayuntamientos, que distribuyen los víveres entre sus vecinos más
necesitados. En otras ocasiones, se trata de entidades mixtas, como
algunos conventos de monjas que los utilizan para su propio
abastecimiento y para redistribuirlos entre personas en dificultades.
La
directora de la residencia Madre Teresa Rodón, Encarnación Sarmiento,
atribuyó la aparición de esta noticia a una "venganza" de un
"sinvergüenza", el excocinero de la residencia, Juan Almenara, con el
fin de "hacer daño" a la institución, de la que fue despedido en 2011
tras 6 años de trabajo. Sin embargo, la monja reconoció que la
congregación ha estado recibiendo comida del Banco de Alimentos y ha
estado sirviéndola a las estudiantes de pago. "Eso ya no va a seguir",
dijo a IDEAL. Preguntada sobre si consideraba que esa actuación estuvo
"mal", respondió: "Creo que sí".
Al
otro lado, el propio Juan Almenara consideró que en el comedor de este
alojamiento universitario se servía comida "caducada" de forma habitual,
aunque no pudo precisar si procedía del Banco de Alimentos o de algún
supermercado con el que la congregación tenía un acuerdo. Según su
versión, fue despedido en octubre de 2011 por quejarse a la superiora
del mal estado de la comida, ya que, aparte de temer por la salud de las
chicas, tenía miedo de que acabaran echándole la culpa a él. "Alguna
monja que protestó ahora está en Kenia", dijo.
La
superiora de la orden religiosa, sor Alegría, zanjó la situación el
jueves por la mañana, indicando a López Barajas que no volverán a
retirar comida de los locales del Banco de Alimentos. Según el
presidente de la ONG, las religiosas son conscientes de que lo que han
hecho no era "adecuado", pero no lo consideran un "engaño" al Banco y a
sus donantes.
Al
parecer, su justificación es que la orden funciona con una "caja única"
en toda España, de manera que el dinero recaudado en la Residencia
Madre Teresa Rodón de Granada repercute al final en obras benéficas.
Así, el presidente del Banco de Alimentos decidió olvidar el escándalo y
consideró que no era necesario "machacar" a las religiosas. A su
juicio, no es necesario pedirles "otras responsabilidades" más allá de
las puramente morales.
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