Así, el uno de agosto, la subida del IVA
se ponía en marcha de manera variable, sobre múltiples categorías de
productos o servicios, reduciendo todavía más el poder adquisitivo.
Ejemplo: el IVA pasó de un 8% a un 21% para una entrada de cine, y ya se
estima que un cuarto de los cines cerrarán, con despidos al final. Y
sobre todo la puesta en marcha de los recortes, unos verdaderos
hachazos, destrozan cada vez más los servicios sociales, particularmente
la sanidad.
Otro ejemplo entre muchos: a finales de
julio, 400 millones de euros no fueron ingresados en Cataluña para los
centros hospitalares y sociales bajo contrato. Por tanto, 100 000
trabajadores no cobraron su sueldo de julio y no saben lo que será de
los meses siguientes. El compromiso del poder está claro: el uso
prioritario del dinero público es para pagar los bancos. Los empleados
de estos centros pero también los discapacitados, los ancianos
dependientes, esperarán... ¡Como si pudieran esperar!
En cuanto a los desempleados, se habla
de pagarles el paro sólo durante un año en vez de dos y de suprimir los
400€ que cobras durante seis meses los parados en fin de derechos.
La lista es demasiado larga para
enumerar todos los ataques decididos por el Estado central o por las
Comunidades Autónomas que hacen la vida de las clases populares cada vez
más difícil. Además, Mariano Rajoy acaba de anunciar que se hará de
añadir 37 mil millones a los recortes ya previstos. Es cuestión entonces
de aplicar más estrictamente la reforma de la jublicación a los 67
años, suprimiendo las jubilaciones y revisando el cálculo de los años
validados. Se trata también de la congelación de toda contratación de
funcionario hasta 2014 y el incremento del impuesto sobre los
carburantes. Para el gobierno del Partido Popular, se trata de encontrar
la manera de recaudar algunos millones por allí, otros por allá para
mantener los beneficios de los banqueros y de los capitalistas. Por otro
lado, en las empresas, la patronal juega con el peso del paro, con las
posibilidades permitidas por la reforma laboral para bajar los salarios y
para aumentar la carga de trabajo.
Frente a estos ataques, el descontento
va creciendo y no hay ni un día sin una manifestación para defender un
servicio público u otro. Últimamente, los ferroviarios hicieron un día
de huelga nacional contra la política dicha de "liberalización" de las
tres empresas públicas de ferrocarriles, y prometen repetir el 17 de
septiembre. Sin embargo, en las empresas, el miedo al paro, que afectar
casí un cuarto de la población activa, sigue frenando la explosión de la
rabia. Pero, ¿hasta cuándo?
UGT y CC.OO, que encontraron al rey el
día 7 de agosto para pedirle la organización de un referendo sobre las
medidas de austeridad, acaban de convocar una marcha nacional sobre
Madrid para el 15 de septiembre. Anunciaron la organización de un día de
huelga general el 26 de septiembre.
Esto puedo permitir la convergencia de
los múltiples movimientos de protesta. Pero la idea de un referendo es
dilatoria y no sustituye la necesidad de formular objetivos alrededor de
los cuales una lucha de conjunto de las clases populares podría
organizarse.
Hélène GRILLET
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