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domingo, 26 de agosto de 2012

EL OTRO FANTASMA QUE RECORRE ESPAÑA: EL FANTASMA DEL HAMBRE


 26.08.2012.

Xabier García / @jxabierg

Quería haber terminado un artículo que dejé a medias ayer por la huída repentina de la inspiración, el mal de todo amante de las escurridizas letras, y que pensaba terminar hoy, esta vez sin ‘forzar-la-máquina’. Pero las últimas noticias sumadas a anteriores me han obligado a escribir otro con el propósito de avivar un debate que por desgracia es obviado en la mayoría de los medios de (des)información substituyéndolo por indicadores como la prima de riesgo: el hambre.

Decían Marx y Engels en el primer párrafo del tan recomendable Manifiesto Comunista: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”. Sí, dicho fantasma que nunca ha dejado este mundo recorre con más frecuencia España alimentando los espíritus (¡cuánta metafísica!) hartos de los Trabajadores aunque aún no esté organizado este fantasma y muchos saben a qué me refiero. Pero no iré por ahí. Al revolucionario fantasma se le suele prestar más atención, y es triste, cuando otro fantasma ronda junto a él con mayor intensidad, un fantasma que por el contrario es maligno. Me refiero al fantasma del hambre, de la pobreza.

Las acciones del alcalde de Marinaleda Sánchez Gordillo, al que mando un saludo, expropiando alimentos al supermercado del criminal y estafador Roig, Mercadona, y otras como un intento de expropiación, similar al del SAT, en Mérida,  consiguieron sacar a la luz los casos desesperados de muchas personas en este país occidental, personas que dependen de la caridad no solo para llevarse algo de comida a la boca sino para dar de comer a sus hijos. Ancianos que, explotados durante toda su vida, cargada de penalidades y traumas desde la infancia, ven como son desahuciados o también deben recurrir a la caridad. Dejo aquí unas cifras: el 22% de hogares españoles que están por debajo del umbral de la pobreza, el 25% está en situación de riesgo  y la pobreza infantil (casi 2,2 millones de niños viven en pobreza relativa) está situada en el 26%. Se podría dar más cifras como el número de personas que acude a organismos como Cáritas, por ejemplo, personas que hasta bien poco veíamos con un empleo, una hipoteca y que ‘iban tirando’.

Le voy a decir algo al señor Rajoy: usted, aunque sea una simple marioneta, es un genocida. ¿Dónde está ese patriotismo que usted y sus acólitos hacen gala en las competiciones deportivas, portando ‘la banderita’ a toda plaza y entonando cánticos favorables al nacionalismo español? Los ‘españoles’, a los que usted tanto se dirige y menciona, TIENEN HAMBRE. Permite que la voraz banca les arrebate sus hogares, yendo contra su tan amada Constitución del 78 (de la que me desvinculo). Algunos, con suerte, reciben una ayuda de 400 euros que apenas sirve para acallar el hambre y su Gobierno cree haber solucionado el problema. 

Señor Rajoy, calmar el hambre (que difícilmente se puede conseguir con 400 euros) no es VIVIR.  Ellos no podrán desarrollar sus habilidades, no podrán disfrutar o en resumen, no podrán VIVIR DIGNAMENTE. 

Sin embargo, ése es un problema ‘menor’. Más preocupante es la desnutrición, sobre todo la infantil. La Historia nos ha enseñado que un pueblo malnutrido contrae enfermedades con más facilidad, su esperanza de vida se reduce drásticamente y su crecimiento es menor. Malos augurios para los niños que nazcan en estos tiempos si siguen así.

Señor Rajoy, usted está arruinando física y emocionalmente la vida de millones de trabajadores y de sus hijos. Por eso le llamo genocida. No le extrañe que se realicen dos, tres, mil expropiaciones alimentarias, masivas, que colaboren en desestabilizar su Gobierno neoliberal siervo  del capitalismo internacional, la peligrosa banda terrorista que acabará en el Hades por el bien de los trabajadores.  Lo que empezó el camarada Juan Manuel Sánchez Gordillo no se quedará ahí: la necesidad atrae al inmortal Fantasma del Cambio.

 Ya lo decía Bertolt Becht en su poema:
Las guerras destruyen el mundo, y un fantasma recorre el campo de escombros.
No nació en la guerra; también ha sido avistado en la paz, desde hace mucho.
Terrible para los que gobiernan, pero amable con los niños de los suburbios.
Asomándose a una pobre cocina y meneando la cabeza ante platos semivacíos.

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