sábado, 18 de agosto de 2012
Como
saben, un grupo punk femenino, desconocido hasta ahora, cometió, según
las leyes rusas, un delito de gamberrismo, cantando (provocando diríamos
nosotros) de manera esperpéntica en el altar de una Catedral rusa ante
los ojos atónitos de los creyentes. Claro que su berrea iba dirigida
contra el "malo" de la película: Vladímir Vladímirovich Putin.
¿A quién le interesaría que un grupo punk, que se llamara por ejemplo las Putas del Río,
fuera detenido y juzgado en EEUU por escándalo público en lugar
inapropiado, e insultando a Obama? A nadie. Ni nadie, o casi
nadie, hablaría de ello, sería tomado como una simple anécdota de mal
gusto.
Dicen
que la pena a la que han sido condenadas es desproporcionada, pero así
lo contempla la legislación rusa. ¿Quizás la legislación de EEUU no
contempla la aplicación de la pena de muerte a retrasados mentales? Por
cierto, escaso eco tuvo la ejecución reciente de un disminuido psíquico
en la dictadura estadounidense: Sólo duró unas pocas horas. La de estas
mamarrachas, sigue en candelero. Y todos sabemos el porqué.
Lo
que el imperialismo ignora es que, sin pretenderlo, le está haciendo un
favor a Rusia. Si aún existía algún ruso iluso que creyera en la
conciliación con países objetivamente fascistas, se habrá dado cuenta de
que todo esto se orquesta porque Moscú sigue siendo el enemigo como lo
fue en la Guerra Fría, aunque ahora por motivos de expansión hacia el
este y el saqueo de recursos. En ese sentido, Putin es un escollo
formidable: no lo va a permitir.
Por
cierto el agente de la CIA, Garry Kasparov, se ha sumado a las
protestas. Le dieron la orden y, como buen perro que se precie, tuvo que
actuar. Creemos que las autoridades rusas le han puesto una cadena en
el pescuezo y lo han encerrado en una jaula, un lugar apropiado para él.
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