miércoles, 8 de agosto de 2012
El
ex Primer Ministro sirio Riad Hijab, desertó porque había sido
descubierto como agente de la banda terrorista OTAN que le ayudó a
escapar a Jordania. Es posible que este traidor guardara relación con el
atentado que segó la vida del ministro de Defensa sirio, general Daud
Abdelá Rayiha.
Voltaire.-
Al sentirse descubierto por las autoridades sirias, el presidente del
Consejo de ministros, Riad Hijab, fue exfiltrado hacia el Líbano por la
OTAN este domingo 5 de agosto de 2012.En Damasco, la agencia de prensa
nacional siria (SANA) se limitó a señalar que Hijab fue «depuesto».
En
Siria, país gobernado por un régimen presidencialista –al igual que
Estados Unidos– los ministros son nombrados directamente por el
presidente de la República, razón por la cual la huida de Hijab no tiene
consecuencias sobre el resto del gobierno. El presidente Bachar
al-Assad pidió a uno de los cuatro vicepresidentes del Consejo que
asumiera las funciones de presidente del Consejo de ministros.
El
jefe del Ejército Sirio Libre anunció que Hijab había huido en compañía
de otros ministros. La televisión siria transmitió por su parte
imágenes que muestran a todos los participantes en la reunión del
Consejo de ministros desarrollada este lunes 6 de agosto bajo la
presidencia Omar Ghalawanji, lo cual permitió a los televidentes
comprobar que todos los ministros estaban presentes. El ministro de
Bienes Culturales, cuyo nombre había sido citado por una agencia de
prensa, hizo también una declaración a la televisión sobre un tema
secundario para poner fin así a los rumores de la prensa occidental
sobre su supuesta deserción.
La
traición de Riad Hijab es la primera de importancia desde el comienzo
de la crisis. Desde Jordania, el vocero de Hijab, Mohamed Otri, afirmó
que su jefe ya venía trabajando en secreto para derrocar a Bachar
al-Assad desde mucho antes de aceptar el cargo de presidente del Consejo
de ministros, el pasado 23 de junio.
En
Siria, el presidente del Consejo de ministros se encarga de coordinar
la aplicación de la política interna pero no tiene ningún poder en
materia de política exterior ni de defensa. Al igual que en Francia, las
decisiones en materia de política exterior y de defensa forman parte de
las prerrogativas reservadas al presidente de la República.
Al
igual que en el sistema constitucional estadounidense, los principales
poderes en materia de nominaciones están en manos del presidente de la
República, razón por la cual el presidente del Consejo de ministros no
tuvo la posibilidad de poner a sus propios hombres en puestos
estratégicos del Estado.
Todo
parece indicar en este momento que la fracasada operación «Volcán de
Damasco y terremoto de Siria» consistía en un golpe de Estado militar al
que Riad Hijab debía proporcionar una coartada civil. Washington y sus
aliados creyeron que, después de la decapitación del alto mando militar
en el atentado del 18 de julio, varios generales y sus regimientos
tomarían el poder con ayuda de los mercenarios provenientes de Jordania,
poder que pondrían inmediatamente en manos de Hijab. El Departamento de
Estado habría proclamado entonces la victoria de la «democracia». Aún
se ignora en qué momento los servicios de seguridad sirios empezaron a
dudar de la lealtad del presidente del Consejo de ministros. En todo
caso, este último había participado ayer mismo (hace 2 días, N. de
E.) en una ceremonia oficial.
A
pesar de haber ejercido varias funciones en el seno del partido Baas,
Riad Hijab no era un líder político sino un alto funcionario. Ex
prefecto de Latakia y con una excelente reputación de administrador en
su historial, Hijab había sido nombrado sucesivamente ministro de
Agricultura y presidente del Consejo de ministros precisamente porque,
al no estar vinculado a ninguna corriente política, parecía el personaje
más adecuado para trabajar a favor de la unidad nacional. Los hechos
han demostrado lo contrario. Al no estar vinculado a ningún grupo, Hijab
no tenía compromisos que le impidieran cambiar de bando.
En
una conferencia de prensa, el ministro sirio de Información, Omrane
al-Zohbi, subrayó que –al contrario de Arabia Saudita– Siria es un
Estado y que la desaparición de un individuo no puede afectar el
funcionamiento del Estado.
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