MADRID
| PIDEN PENAS DE HASTA TRES AÑOS POR UN ACTO DE DESOBEDIENCIA
Despliegue policial y mediático van de la mano
para criminalizar a los activistas detenidos por
accionar el freno en trenes de Metro parados.
Javier Fernández / Madrid
- LAVAPIÉS. Decenas de policías participaron en las detenciones. / Foto: White Veryvery.
El viernes 22 de junio el madrileño
barrio de Lavapiés amaneció bajo
un amplio despliegue de policía y
medios de comunicación apostados
en la calle Ave María. La acción
fue rápida, como registra el
vídeo realizado por la propia
Policía Nacional. Una hilera de
agentes encapuchados, acompañados
de antidisturbios, penetró
bajo orden de registro y arresto
en un piso del número 28 de esta
calle. Cuatro jóvenes fueron conducidos
al exterior camino de los
furgones ante un mar de flashes
fotográficos.
La denominada Operación
Nido, finalizó con un total de seis
detenidos que estuvieron entre
uno y dos días en las dependencias
policiales del distrito de
Moratalaz. Tras pasar revisión judicial
fueron puestos en libertad
sin medidas preventivas. Se les
imputan cargos por desórdenes
públicos y coacción, lo que puede
suponer hasta tres años de cárcel,
según apunta a DIAGONAL
Erlantz Ibarrondo, abogado de
los jóvenes.
Interpretaciones políticas
El método de protesta activa ha
sido criticado duramente por algunos
políticos del Partido
Popular. Es el caso de Esperanza
Aguirre, quien ya había declarado
ante la primera acción de esta
índole por otros jóvenes en elmes
de abril que “estos individuos que
han puesto en peligro la seguridad
de los ciudadanos y los viajeros
y que están haciendo un flaquísimo
servicio al magnífico
transporte público que tenemos
en Madrid, no pueden irse de rositas
y no van a irse de rositas”.
Con motivo de la segunda acción
de desobediencia, el portavoz del
PP, Íñigo Henrí-quez de la Luna
esperaba que “se depurasen responsabilidades”
y reclamaba a la
Policía que persiguiese a los participantes
en ese acto para “iniciar
procedimientos penales”. El
jefe superior de la Policía en
Madrid, Alfonso Fernández Díez,
afirmó que se trataba de un grupo
que estaba “perfectamente coordinado,
siguiendo un plan exhaustivo
con distribución de funciones
en células integradas por
dos personas, las cuales, con un
modo de actuación idéntico, consiguieron
llevar a cabo el primer
sabotaje de abril”.
Criminalizar la protesta
En lo referente a algunos medios
de comunicación, destacaría el
breve reportaje que realizó Telemadrid
ante la primera acción de
abril. Éste afirmaba que “según
metro de Madrid, más de 10.000
viajeros han sido víctimas de este
sabotaje”. La cadena pública madrileña
también sostuvo que “los
trenes frenan en seco”, cuando
los convoyes en el momento de la
acción estaban en las respectivas
paradas con las puertas abiertas.
Si nos adentramos en las crónicas
de prensa, se definen estas
protestas con términos como
“vandalismo”, “sabotaje” o “boicot”.
Todo ello genera en la opinión
pública la idea de que la acción
está organizada por un grupo
que realiza prácticamente actos
terroristas, aumentando la
magnitud de los hechos.
Sembrar la discordia
Según la Jefatura Superior de
Policía y la Delegación del Gobierno,
el papel de una parte del
15M ha sido clave en las últimas
detenciones realizadas, en palabras
de Cristina Cifuentes, delegada
de Gobierno: “Las detenciones
han sido posibles gracias a personas
del 15M que no están de
acuerdo con acciones de este tipo,
violentas en cierto modo y perjudiciales
para el propio movimiento”.
Dicha afirmación ha sido desmentida
desde la comisión de legal
de Sol. Asimismo, el 24 de junio,
la Asamblea General de Sol
emitió un comunicado para asumir
“todas las acciones de desobediencia
destinadas a protestar contra
el tarifazo del Metro de
Madrid” y explicaba con contundencia
que “si alguien decidiera
colaborar con la Policía para denunciar
acciones llevadas a cabo
por otras compañeras, no sería posible
que pudiera sentirse dentro
del 15M, pues estaría traicionando
las formas políticas de autoorganización
que nos hemos dado a nosotras
mismas”.
Por su parte, la asamblea popular
del barrio de los Austrias lanzó
un comunicado el pasado 29 de junio
en el cual denunciaban “la connivencia
de determinados medios
de comunicación y periodistas con
los mandos policiales, la Delegación
del Gobierno en la Comunidad
de Madrid y el Ministerio del Interior”
con el objetivo de “desacreditar,
cuando no calumniar, a los
movimientos o grupos populares
de apoyo”.
A la espera de la fecha del juicio,
los acusados consideran que se está
ejerciendo una “campaña
mediática” por parte de la Delegación
del Gobierno de Madrid y
del Ministerio de Interior, que consiste
en “criminalizar las acciones”,
comparándolas incluso con actos
de terrorismo. Los medios convencionales,
por su parte, contribuyen,
según esta asamblea de barrio, a
fijar en la opinión pública una imagen
distorsionada de la protesta
contra el incremento del 90 % del
billete de metro en los últimos nueve
meses y la reducción de horario
de los servicios del suburbano.
Las personas detenidas por la "toma del metro" toman la palabra
Denuncian la labor del gobierno y de su aparato mediático.
En
una rueda de prensa, las detenidas de “toma el metro” han denunciado la
campaña mediática diseñada desde Delegación del Gobierno para disuadir
cualquier atisbo de protesta.
Al
mismo tiempo, las detenidas han apelado a los medios para que
contrasten sus fuentes y han hecho una petición al uso de las buenas
prácticas periodísticas, después de haber vulnerado su derecho de
presunción de inocencia.
Por
otro lado, han denunciado el trato policial, con un despligue sin
precedentes. Unos 30 policías entraron en su casa de forma agresiva,
sacando a gente de la cama, teniéndoles en casa 3 horas y un día
completo en Moratalaz. Explican que al salir de casa se encontraban
todos los medios, que después se afanaron por publicar sus identidades,
cuando aún no habían pasado a disposición judicial. Aseguran que debido a
estas prácticas, muchos medios serán denunciados.
También
han hecho hincapié en la naturaleza pacífica de los supuestos hechos,
que no supuso riesgo alguno para las personas o las instalaciones del
metro. Las élites económicas del país siguen llenándose los bolsillos a
costa del expolio que se está haciendo a la ciudadanía y existe voluntad
de amedrentar a cualquiera que plante cara y visibilice esta situación.
Las
detenidas han puesto de manifiesto la estrategia de división y
criminalización al 15M y especialmente a la asamblea de Lavapiés, por
parte de Delegación del Gobierno.
A continuación, el comunicado que han leído en la rueda de prensa:
Con
motivo de las detenciones que tuvieron lugar el pasado viernes 22 de
junio, a causa de la supuesta participación de 6 personas en una serie
de protestas en el Metro de Madrid por la subida de tarifas del
servicio, nos vemos obligados a responder, hoy, públicamente:
Denunciamos
la actuación policial como campaña mediática diseñada por la Delegación
de Gobierno con el objetivo de ejemplarizar y disuadir a la ciudadanía
de nuevas protestas.
Consideramos
muy grave la publicación, de forma inmediata y sin contraste alguno, de
la versión policial y de las imágenes de las personas detenidas, antes
incluso de ser presentado cargo alguno contra ellas y apelamos a las
buenas prácticas periodísticas como valor fundamental de la democracia.
La
Delegada de Gobierno ha dejado claro que no tiene reparos en reprimir
frontalmente cualquier tipo de protesta; que puede y lo hará con todas
las herramientas de que dispone, persiguiendo, humillando y encarcelado a
personas inocentes, dejando en nuestras vidas daños irreparables.
Porque donde antes teníamos una vida personal y privada, ahora tenemos
que justificar ante la gente que se informa por los medios de masas que
en ningún caso somos terroristas.
Todo
esto lo han hecho para dejar claro que pueden forzar, apurar y extremar
las leyes para acallar las protestas ciudadanas, y que en esta supuesta
democracia disentir es un delito.
Se
nos acusa de desórdenes públicos y coacción, de causar daños en las
infraestructuras del metro y de formar una asociación ilícita con ánimo,
según ellos, de alterar el orden, de impedir la cotidianeidad, y de
poner en peligro la vida de personas. Se ha demostrado por la evidencia
de los hechos que no ha habido la más mínima situación de riesgo para
los usuarios del metro ni se han producido daños de ningún tipo en las
instalaciones.
Las
protestas realizadas en el metro han sido una forma de denuncia y de
rechazo a las subidas de tarifas que se han aplicado, y en ningún caso
se tipifican como desórdenes públicos ni coacción, ni en el código
penal, ni en el reglamento de viajeros de Metro. Esto fue corroborado
por el representante de metro que afirmó que fueron retrasos poco
significativos y que no hubo ningún tipo de incidente.
Ante
esto, la respuesta del gobierno y el trato recibido sorprenden por su
dureza y desproporcionalidad: sin ningún tipo de escrúpulos, la Brigada
de Información monta un dispositivo policial que, tras una investigación
de al menos varias semanas, accede a la vivienda de unos de los
detenidos con orden de un juez, violando la intimidad de los inquilinos
al hacer público casi inmediatamente el video de las detenciones, y con
un despliegue propio de detenciones de individuos que suponen una
auténtica amenaza para las personas.
Los
hechos comenzaban el citado día 22 alrededor de las 7 de la mañana
cuando entraban en dicha vivienda unos 20 ó 30 policías entre
antidisturbios, agentes de la Brigada de Información, policías
nacionales de uniforme y de paisano, y la secretaria del juez, que
portaba órdenes de entrada en la vivienda para todos los implicados pero
sin el nombre de ninguno de ellos. Una vez dentro del piso, golpearon a
uno de los compañeros que tardó en encontrar el DNI dada la confusión y
esposaron rápidamente a 2 de las 4 personas que supuestamente
detuvieron en la casa. Los otros dos detenidos acudieron a la casa tras
llamadas, chantajes y amenazas del tipo “[o vienes al piso o] voy ahora
mismo a casa de tus padres y lo pongo todo patas arriba”, por parte del
jefe de la brigada policial. En ningún momento se les informó de que
estaban detenidos o de la posibilidad de acudir voluntariamente a la
comisaría, sino que se les obligó a acudir a la vivienda para formar
parte del circo mediático que se formó enfrente del portal y que dio
lugar a las ya mencionadas calumnias y manipulaciones, entre ellas la
publicación y difusión inmediata de imágenes de sus rostros, de sus
dormitorios, y del momento de sus detenciones, con ellos saliendo del
portal esposados y rodeados de policías encapuchados, en un espectáculo
propio de regímenes, como mínimo, antidemocráticos.
Añadimos
que, aparte de las consecuencias personales que cada uno de los
detenidos ha sufrido, este acto es una respuesta política a una protesta
ciudadana totalmente pacífica y espontánea. Esta detención más
mediática que legal estuvo dirigida por los representantes políticos que
el pueblo ha elegido y llevada a cabo por un grupo de la policía que se
dedica a cuestiones mucho más graves como son actos terroristas;
poniendo de manifiesto que el poder político tiene a su disposición las
herramientas del cuerpo de policía para defender sus propios intereses, y
que no dudará en aprovechar toda la fuerza que le ofrecen las
instituciones del Estado para reprimir a toda persona o colectivo que
cuestione sus políticas regresivas y antisociales.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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