
La primera Marcha negra salió en 1992 y llegó a Madrid; la segunda, en 2010, se quedó en León al confirmarse por el camino desde Bruselas una solución a la demanda de incentivar el consumo de carbón en las térmicas; y la tercera, salida hace menos de una semana de distintos puntos de las cuencas carboneras, tiene toda la pinta de acabar llegando a la capital de España en la fecha prevista, el próximo 11 de julio, mientras ya se prepara para ese día una gran manifestación a la que acudirán miles de personas de toda España que se desplazarán a la capital para arropar a los mineros a su llegada.
Esta marcha es la tercera que llevan a cabo los mineros en la historia de España y podría ser la más importante, pues el recorte de las subvenciones del 63% puede suponer el tiro de gracia a un sector que desde los años 80 ha estado sometido a un lento y progresivo desmantelamiento.
Mientras la marcha continúa su camino hacia la capital, los mineros siguen luchando y resistiendo en las cuencas, donde también se están desplazando ciudadanos de toda España para apoyar las protestas.
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