miércoles, 11 de julio de 2012
Cuando Washington cayó en la cuenta de que no podía con la resistencia iraquí, puso a la insurgencia en su nómina militar comprando a la mayoría de resistentes, evitando así que continuara la sangría de sus soldados. Eso, más que una estrategia, fue una necesidad vinculada a su debilidad.
Por otra parte su enorme maquinaria bélica es incapaz de vencer a unos pocos miles de resistentes afganos, armados fundamentalmente con armas ligeras en los 11 años que dura ya la guerra; sin embargo su caída en picado como superpotencia, obliga a EEUU a generar nuevos conflictos incluso contra la opinión e intereses de sus "aliados" (fundamentalmente Alemania). De ahí el incendio que ha provocado en Siria, la puerta de entrada hacia Irán, Rusia y China.
El problema es que para embarcarse en esa empresa necesita recurrir a las armas nucleares. EEUU en su desesperación, apuesta por la aniquilación de la vida en el planeta y, entendemos, que hasta por el suicidio. Quizás algunos oligarcas yanquis crean que pueden sobrevivir bajo el amparo de refugios antiatómicos. Ven muchas películas de ciencia ficción ¿Qué encontrarán cuando salgan? Su propia muerte.
Pero las palabras del belicista neoconservador, Bill Kristol, no generan, precisamente, optimismo: "¿Cuál es el beneficio de las armas nucleares si no se pueden utilizar?" afirma, públicamente, ese criminal.
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