Las presiones del Vaticano impiden la inclusión del término “derechos reproductivos” en la declaración final de la Conferencia de las Naciones Unidas
Enviado por Mª Ángeles Fernández
M.A. Fernández y J. Marcos / Río de Janeiro
Nada de justicia ambiental ni de derechos reproductivos, ninguna crítica a la minería y cero menciones a los límites físicos de la Tierra. Sobrada en cambio de ‘economía verde‘ y de ‘desarrollo sostenible’. En definitiva, más de lo mismo. Es decir, nada. Así puede definirse la declaración final de Río+20, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible que se celebra en Río de Janeiro.
a
Articulación de Mujeres Brasileñas fue uno de los colectivos feministas
presentes en la manifestación por las calles de Río./ J. Marcos
“Renovamos nuestro compromiso con el desarrollo sostenible con el que
garantizar la promoción de un futuro económica, social y ambientalmente
sostenible para nuestro planeta y para las generaciones presentes y
futuras”, recoge el primer párrafo del texto titulado ‘El futuro que queremos’ (The future we want), respaldado por casi 200 delegaciones.
Joan Martínez-Alierla, catedrático de Economía: “La
Cumbre oficial está metida en una discusión de palabras vacías.
‘Desarrollo sostenible’ tuvo éxito hace veinte años, pero ya entonces
era contradictorio porque decían que desarrollo es crecimiento y eso no
puede ser sostenible”
El desarrollo sostenible, cuya infructuosidad ha quedado demostrada
según los expertos, vuelve a erigirse como discurso dominador, como el
camino a seguir para la erradicación de la pobreza. Aunque no lo
parezca, han pasado veinte años desde la anterior Cumbre de Río, la del
año 1992, y el desarrollo económico sigue presente como objetivo
fundamental. Es mencionado ya en el cuarto punto. El testigo lo recoge
la economía verde, concepto que no llega hasta el apartado duodécimo:
“Expresamos nuestra determinación de hacer frente a una economía verde
en el contexto del desarrollo sostenible y a la erradicación de la
pobreza, en un marco institucional para el desarrollo sostenible”. Más
de lo mismo. Igual a cero.
“La Cumbre oficial está metida en una discusión de palabras vacías.
‘Desarrollo sostenible’ tuvo éxito hace veinte años, pero ya entonces
era contradictorio porque decían que desarrollo es crecimiento y eso no
puede ser sostenible. Ahora han cambiado a ‘economía verde’; pero
que una economía que crece sea verde tampoco es posible. Dentro de otras
dos décadas hablarán de ‘economía sostenible’ y luego dirán ‘desarrollo
verde’, hasta agotar así todas las combinaciones de palabras retóricas
que no sirven para nada”, reflexionó el catedrático de Economía Joan
Martínez-Alier, quien participó en una mesa redonda organizada por
la Cúpula dos Povos, la Cumbre de los Pueblosque se celebra de manera
paralela.
Los gobiernos, a lo suyo, se han felicitado por lo logrado aunque,
eso sí, sin mucho entusiasmo. “La Unión Europea, en términos generales,
acoge con satisfacción la declaración de Río +20, a pesar de una serie
de ambiciones que no se alcanzaron plenamente”, recoge un comunicado del
organismo. Brasil ha liderado las negociaciones en los últimos días
para evitar lo que apuntaba a un estrepitoso fracaso, pero también se
muestra cauta. “La disyuntiva era tener o no tener texto y hoy lo
tenemos”, ha afirmado el canciller del país anfitrión, Antonio Patriota.
Pues lo tienen, huyendo así del fantasma de Copenhague 2009, que se
saldó sin resolución alguna. El de Río+20 es un texto de 49 páginas, que
llegó a tener más de 200 en las rondas previas de negociación (en su
última versión era un Word con letras azules y párrafos llenos de
corchetes que invitaban a su supresión) y deberá ser ratificado ahora
por los jefes de gobierno. Carente compromisos sociales y
medioambientales, previsiblemente no habrá problemas para las rúbricas.
La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, reconoció
en una rueda de prensa recogida por las agencias de información que es
necesario un debate para definir con claridad qué es la economía verde,
término que, paradójicamente, ha sido elleitmotiv de esta Cumbre y que se ha usado más de una veintena de veces en la declaración. Ahora parece no estar claro.
Decenas de organizaciones civiles participan en la
Cúpula dos Povos, una cumbre paralela que denuncia la falta de
resultados, de autocrítica y de cuestionamiento a un sistema fallido que
caracteriza a Río+20
A escasos kilómetros de Riocentro, lugar en el que se celebra la
Cumbre de la ONU Río+20, el aplauso de los gobiernos ha sido calificado
de “fracaso épico” por las decenas de organizaciones civiles
participantes en la Cúpula dos Povos. “Éste no es el futuro que
queremos; en todo caso es el futuro que los grandes contaminadores han
comprado”, afirman por ejemplo desde la Red de Acción Climática, que
reúne a unas 700 oenegés de todo el mundo. “Nos prometieron ‘The future we want’
pero estamos frente a una visión común de un capítulo contaminado que
cocinará el planeta, vaciará los océanos y destruirá las selvas”, afirmó
Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional.
Presiones del Vaticano modifican el texto final
Las novedades del texto pueden resumirse en la inclusión de la noción
de unos objetivos del desarrollo sostenible, éxito que en los pasillos
se apunta Colombia; y en la idea de la necesidad de complementar el PIB
para buscar nuevos indicadores de desarrollo. Ni rastro por ejemplo de
que el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) adopte
la forma de nueva agencia de la ONU, algo que en principio parecía
factible. Aunque lo más llamativo y significativo ha sido que las
presiones del Vaticano han provocado el aborto de la inclusión del
término “derechos reproductivos” de las mujeres para decidir sobre su
maternidad.
Con la playa Flamengo como compañera, la Cúpula de los Povos vive sus
debates ajena a la llamada cumbre oficial, conscientes de antemano de
la escasez de resultados y de la falta de autocrítica y cuestionamiento a
un sistema que ha mostrado su fracaso. “A partir de aquí van a
transformar el mundo. Están hablando de la importancia de que la minería
contribuya al desarrollo sostenible, imagínate”, recordó Miguel
Palacín, presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones
Indígenas (CAOI).
Las propuestas en Río han llegado de la mano de los pueblos, de
activistas, de ambientalistas, del campesinado, de los pueblos
originarios, de las mujeres organizadas, que han encontrado en este
espacio abierto una forma de enlazar iniciativas y hablar con una voz
fuerte y con eco. ¿Qué pueden aprender los pueblos del Sur de Europa de
los de América Latina? Boaventura de Sousa Santos,
sociólogo portugués, responde:“La alegría, el movimiento, la capacidad
de resistir, de no quedarse nunca con la idea de que no hay
alternativas. Nosotros somos testigos de esa alternativa”.
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Este reportaje fotográfico muestra el rechazo frontal a la expansión de la mercantilización y las transnacionales en la naturaleza. Con el concepto de "economía verde" se intentan legitimar el crecimiento de beneficios de estas corporaciones acosta de la vida.
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Este reportaje fotográfico muestra el rechazo frontal a la expansión de la mercantilización y las transnacionales en la naturaleza. Con el concepto de "economía verde" se intentan legitimar el crecimiento de beneficios de estas corporaciones acosta de la vida.
Las movilizaciones que han tenido lugar a lo largo de la
Cumbre de los Pueblos del 15 al 22 de junio reflejan las alarmas de los
movimientos sociales a este nuevo paradigma. Aunque en la Conferencia
oficial de Naciones Unidas de Río + 20 no haya existido un respaldo
fuerte y unánime a la "economía verde", sin duda las transnacionales
seguirán avanzando en este camino. Por lo tanto, seguirán las
resistencias y las propuestas de alternativas más justas social y
ambientalmente al capitalismo.
- J. Marcos
- J.Marcos
- J. Marcos
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- M.A.F.
- M.A.F.
- M.A.F.
OTRA HUMANIDAD ES NECESARIA
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